ME LLEVARON TUS MANOS...
Me llevaron tus manos
a gozar de la arena,
en la playa invisible
de una tierra cualquiera.
Era bello el momento
de aquel verso y poema,
pero tú lo escribiste
con tus dedos de seda.
Y quedó entre mi alma
el rumor y la esencia,
la canción inombrable
que cantabas despierta.
Era un canto sin nombre
cual resaca que llega,
fatigosa y constante
por la dura galerna.
Me atraparon tus ojos
para ser mi farera,
y guiarme por puertos
y también por aldeas.
Me enseñaste las plazas,
como así las callejas,
y aquel alto castillo
coronando la iglesia.
En el muelle paraste
para ver las traineras,
y a los hombres sencillos
con su red y faena.
Y rompiste el silencio
con tus pasos de asceta,
y la sombra imborrable
de tus alas traviesas.
"...Me llevaron tus dedos
a sentir tu presencia,
y cerrando los ojos
traspasé las tinieblas..."
Rafael Sánchez Ortega ©
08/10/17
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