SENTÍ...
Sentí que me atrapaban
las caricias de la brisa
y luego los abrazos de las olas,
en ese temporal de las pasiones,
que vino sin pedirlo y sin pensarlo,
a pesar de saber que me abrazaba.
Sentí que las caricias eran brasas
escapadas de volcanes
que llegaban derramando por el pecho
la lava encadenada de los dioses
y dejándome aturdida la mirada.
Sentí que el corazón estaba vivo
latiendo sin cesar
y que pensaba igual que un tiovivo de la feria
rodando y persiguiendo a la sangre
transferida en la fogata.
Sentí que los rescoldos de tu cuerpo
tenían la galerna en su regazo
dejando mil zarpazos en los dedos,
hiriendo los rosales más sagrados
guardados para ti en un día de mañana.
Sentí que se marcharan las violetas
llevadas por los vientos del verano,
y luego las perdiera de la vista
surcando por encima de montañas
como si fueron los cometas de los niños
y no perlas cultivadas en el alma.
Sentí que me dijeras en silencio
aquello que ocultaban las palabras
dejándome pensando en tantas cosas,
por culpa de la duda que surgía
en medio del desierto de una infancia.
Sentí que te marcharas de mi lado,
que fueras un borrón en lontananza,
en medio de un futuro floreciente,
vibrante y lleno de utopías y de sueños,
que ambos habíamos creado de la nada.
Sentí que no sintieras todo esto
y que simplemente, recogieras tu alianza,
marchando a tu destino en las estrellas,
dejándo atrás a un niño solitario,
a un hombre aferrado a su poema
y a un verso coronado con su lágrima.
Rafael Sánchez Ortega ©
15/11/17
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario