GRACIAS AMOR
Gracias amor, por enjugar mis lágrimas,
por hacer que vibraran mis sentidos
al notar la caricia de tus dedos
y ese beso en mis labios tan furtivo.
Pero también amor te doy las gracias
por ser tú quien alienta mis latidos,
el que apoya su mano en mi costado
y me saca con ella del abismo.
Es posible perderse entre la niebla,
y quedarse cegado y pensativo,
sin saber lo que ocultan esas brumas,
ni tampoco la senda y el camino.
Es posible que el pecho se estremezca
y que tiemblen los cuerpos, sin vestido,
deshojando quizás la margarita
de esa voz que te llama en el destino.
Sin embargo no pierdas la esperanza,
el amor no merece tal castigo,
ni tampoco los cuentos de colores,
con princesas que aguardan en castillos.
El amor no se compra ni se vende,
es querer como nunca hayas querido,
es sentir en tu alma la sonrisa
al saber que el amor está contigo.
Que camina a tu lado ciegamente,
con la fé y el cuidado contenido,
separando, también las telarañas,
mientras abre ventanas y postigos.
Me resisto a ser sólo un solitario,
un ladrón de silencios, fugitivo,
ese ser que rebusca en el pasado
las cenizas de un fuego consumido.
La pasión y los años no perdonan,
es el hielo en la sangre contenido,
es sentir ese grito en la garganta
que se ahoga entre el llanto y el gemido.
Y por eso mis gracias en la noche
van a ti, con el llanto del invicto,
del guerrero que llega derrotado
y el Amor que regresa con el niño.
Rafael Sánchez Ortega ©
30/01/10
por hacer que vibraran mis sentidos
al notar la caricia de tus dedos
y ese beso en mis labios tan furtivo.
Pero también amor te doy las gracias
por ser tú quien alienta mis latidos,
el que apoya su mano en mi costado
y me saca con ella del abismo.
Es posible perderse entre la niebla,
y quedarse cegado y pensativo,
sin saber lo que ocultan esas brumas,
ni tampoco la senda y el camino.
Es posible que el pecho se estremezca
y que tiemblen los cuerpos, sin vestido,
deshojando quizás la margarita
de esa voz que te llama en el destino.
Sin embargo no pierdas la esperanza,
el amor no merece tal castigo,
ni tampoco los cuentos de colores,
con princesas que aguardan en castillos.
El amor no se compra ni se vende,
es querer como nunca hayas querido,
es sentir en tu alma la sonrisa
al saber que el amor está contigo.
Que camina a tu lado ciegamente,
con la fé y el cuidado contenido,
separando, también las telarañas,
mientras abre ventanas y postigos.
Me resisto a ser sólo un solitario,
un ladrón de silencios, fugitivo,
ese ser que rebusca en el pasado
las cenizas de un fuego consumido.
La pasión y los años no perdonan,
es el hielo en la sangre contenido,
es sentir ese grito en la garganta
que se ahoga entre el llanto y el gemido.
Y por eso mis gracias en la noche
van a ti, con el llanto del invicto,
del guerrero que llega derrotado
y el Amor que regresa con el niño.
Rafael Sánchez Ortega ©
30/01/10
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