BAJO LA LUZ DE LA LUNA...
Bajo la luz de la luna
caminamos por la playa,
nos bañamos en sus olas
y jugamos hasta el alba.
Tú tenías quince años,
unos ojos de gitana,
y aquel cuerpo y tu figura
seducían mi mirada.
Yo tenía casi veinte
y libraba mil batallas,
persiguiendo las princesas
de los cuentos y las hadas.
Pero un día que leía
tú saliste tras las páginas,
fue una cara tan preciosa
y unos labios que me hablaban.
Me dijiste buenos días,
preguntaste por la plaza,
y siguiendo tu maleta
te guié hasta la morada.
Pues buscabas una fonda
más allá de la cabaña,
un lugar que te acogiera
con su techo y una cama.
Tú tenías vacaciones,
me dijiste confiada,
y querías divertirte
y pasar unas semanas.
Pero algo te detuvo
retrasando así la marcha,
fueron cosas y detalles
que llegaban a tu alma.
Nos hicimos pronto amigos,
compartiendo muchas charlas,
muchos ratos y momentos
en verbenas y jaranas.
Aún recuerdo aquella noche
bajo el manto de la estatua,
nuestras manos se buscaron
y los labios se besaban.
Sucedió como en los cuentos
con promesas siempre vagas,
compartiendo los suspiros,
y la música cercana.
Tú tenías quince años,
yo unos más que te sacaba,
y empezamos unos sueños
sin pensar en el mañana.
Fueron días muy felices
que recuerdo con nostalgia,
tú rompías el silencio
con el habla y con tu gracia.
Yo reía con tu risa
y en tus ojos comulgaba,
y sentía en mis latidos
el placer de tanta calma.
Pero un día la noticia
me llegó como una daga,
tú tenías que marcharte,
regresar a Salamanca.
Y mis sueños se rompieron
y cayeron unas lágrimas,
en el suelo se mezclaron
con el barro y con las algas.
Y así fue como partiste
de mi lado hacia tu casa,
yo quedé con una herida,
tú partiste hacia la nada.
Desde entonces nada supe
de tu vida y tus azañas,
sólo el eco del recuerdo
me devuelve tus palabras.
"...Bajo la luz de la luna,
las sirenas con sus arpas,
recordaban que en las olas
dos amantes se bañaban..."
Dos amantes, dos suspiros,
con dos rosas perfumadas,
y aquel tiempo del pasado
de unos niños y su infancia.
Rafael Sánchez Ortega ©
29/08/10
caminamos por la playa,
nos bañamos en sus olas
y jugamos hasta el alba.
Tú tenías quince años,
unos ojos de gitana,
y aquel cuerpo y tu figura
seducían mi mirada.
Yo tenía casi veinte
y libraba mil batallas,
persiguiendo las princesas
de los cuentos y las hadas.
Pero un día que leía
tú saliste tras las páginas,
fue una cara tan preciosa
y unos labios que me hablaban.
Me dijiste buenos días,
preguntaste por la plaza,
y siguiendo tu maleta
te guié hasta la morada.
Pues buscabas una fonda
más allá de la cabaña,
un lugar que te acogiera
con su techo y una cama.
Tú tenías vacaciones,
me dijiste confiada,
y querías divertirte
y pasar unas semanas.
Pero algo te detuvo
retrasando así la marcha,
fueron cosas y detalles
que llegaban a tu alma.
Nos hicimos pronto amigos,
compartiendo muchas charlas,
muchos ratos y momentos
en verbenas y jaranas.
Aún recuerdo aquella noche
bajo el manto de la estatua,
nuestras manos se buscaron
y los labios se besaban.
Sucedió como en los cuentos
con promesas siempre vagas,
compartiendo los suspiros,
y la música cercana.
Tú tenías quince años,
yo unos más que te sacaba,
y empezamos unos sueños
sin pensar en el mañana.
Fueron días muy felices
que recuerdo con nostalgia,
tú rompías el silencio
con el habla y con tu gracia.
Yo reía con tu risa
y en tus ojos comulgaba,
y sentía en mis latidos
el placer de tanta calma.
Pero un día la noticia
me llegó como una daga,
tú tenías que marcharte,
regresar a Salamanca.
Y mis sueños se rompieron
y cayeron unas lágrimas,
en el suelo se mezclaron
con el barro y con las algas.
Y así fue como partiste
de mi lado hacia tu casa,
yo quedé con una herida,
tú partiste hacia la nada.
Desde entonces nada supe
de tu vida y tus azañas,
sólo el eco del recuerdo
me devuelve tus palabras.
"...Bajo la luz de la luna,
las sirenas con sus arpas,
recordaban que en las olas
dos amantes se bañaban..."
Dos amantes, dos suspiros,
con dos rosas perfumadas,
y aquel tiempo del pasado
de unos niños y su infancia.
Rafael Sánchez Ortega ©
29/08/10
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