CIUDADANO DE UN MUNDO SIN FRONTERAS

Ciudadano de un mundo sin fronteras,
caminando hacia Dios por esta vida,
sube y baja por sendas y laderas,
hasta dar con la esencia requerida.

Buscarás las perdidas cordilleras
y la nieve tan blanca recibida,
no hay allí estación ni carreteras,
sólo existe la fuente merecida.

Y la herida que lleva tu costado
limpiarás con el agua de la fuente,
prosiguiendo sin pausa tu camino.

Vas a Dios, peregrino atribulado,
vas a Él, con tu paso lentamente,
a vivir ese sueño tan divino.

Rafael Sánchez Ortega ©
22/08/10

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