VINE A ROBAR DE TUS LABIOS...
Vine a robar de tus labios
unas gotas de alegría,
y me llevé una sorpresa
al recibir tu sonrisa.
Tenías el pelo suelto
y una mancha en la mejilla,
producida por un beso
del nordeste y de la brisa.
Dos luceros en el cielo
daban luz en la vigilia,
al poeta que en la noche
escribía en su cuartilla.
Dos luceros en tus ojos
son el faro que me guía,
cual linternas de la noche
que me acunan y vigilan.
Por eso tomé tus manos
y las uní con las mías,
para tenerte a mi lado
y sentirte más cerquita.
Unas lágrimas de lluvia
resbalaron intranquilas
y bajaron a tu carta
por tus labios y barbilla.
Eran gotas simplemente,
como perlas diamantinas,
que temblaron un poquito
con coqueta maestría.
Te ofrecí una flor del campo,
una dulce margarita,
colocándola en tu pelo
para ir de romería.
Y bailamos en la noche
entre brumas y neblinas,
deslizándonos despacio
como olas por la orilla.
Por eso te dijo tanto
mi mirada y poesía,
al sentir latir mi pecho
por la sangre enardecida.
Porque amaba locamente
tu silueta tan divina,
que añoraba entre mis sueños
y que en mis brazos tenía.
"...Vine a robar a tus labios
y me robaste la vida,
y con ella tantos sueños
al saber que te quería..."
Rafael Sánchez Ortega ©
22/06/11
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