LLUVIA PARA TI, CIUDAD RECUERDO...


Lluvia fina y muy constante, la del norte,
que llega en un abrazo interminable
hasta nosotros.


Lluvia que viene con la niebla y con la bruma,
impulsada por la brisa y el nordeste,
con recuerdos y saudades de momentos ya vividos.


Lluvia que se ansía y se desea
por las almas intranquilas de los hombres.


Lluvia interminable y juguetona que recorre
con lujuria el paraíso de las caras y los cuerpos
que susurran y suspiran.


Lluvia para ti, Ciudad Recuerdo, con el yodo
y el salitre de estos mares,
con la arena de sus playas,
con los besos de las olas,
con el roce sigiloso de las algas y sirenas...


Lluvia apetecible por los labios temblorosos
que suplican esas gotas y ese beso
en la sed de su agonía.


Lluvia recibida y aclamada por la tierra,
en un principio,
aunque luego se diluya por los campos y los montes
para ir hacia los ríos y los mares.


Lluvia de terrazas y de gentes,
de tertulias de mayores
y de niños persiguiendo sus barquitos
por el parque.


Lluvia de terrazas y jardines
que viene hasta los bosques de las hadas
donde crecen nuestros robles,
las encinas y las hayas.


Lluvia de la eterna fantasía que rodea
a los poetas y los dice que adelante,
que la vida continúa y no importan
esas gotas recibidas,
ni tampoco el caminar con el miedo
en las entrañas.


Lluvia para que duermas en tu lecho de cristal,
en un profundo sueño,
escuchando ese sonido dulce y silencioso
que emiten las estrellas en su llanto.


...Lluvia de poetas que nacieron en mi tierra
y que viven en los cielos
y nos mandan con la lluvia tantos versos centenarios,
para que los bebas y te embriagues con su néctar.


...Lluvia para ti, Ciudad Recuerdo...


Rafael Sánchez Ortega ©
23/06/11

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