AQUÍ ESTOY, A TU LADO, NUEVAMENTE...
Aquí estoy, a tu lado, nuevamente
escuchando el susurro de las aguas,
esa voz tan constante y cadenciosa
cuando baja hasta el mar en su llegada.
Es entonces el grito ya cansado
quien extiende sus pliegues en la sábana,
una arruga se forma en la bahía
alterando la paz de su templanza.
Hay en ti, viejo río que discurres,
un legado de nieves y montañas,
es la marca sagrada de las cumbres
donde el sol se fundió para que andaras.
Y trazaste los cauces caudalosos
con el miedo pegado a las espaldas,
te atreviste a rasgar desfiladeros
y a saltar por barrancos y cascadas
Pero llegas, por fin, del largo viaje
a dormir con la mar y con la barra,
en un viaje de largo recorrido
donde quedan silentes tus pestañas.
Eres río, la arteria de una vida,
y a la misma la alegras y la calmas,
tu latido es el canto de los olmos
y también del molino que te aguarda.
Yo te miro y escucho largo rato
mientras pienso en las charcas encantadas,
en el chopo grabado en la ribera
con dos nombres sellando su alianza.
Y recuerdo temblando aquel momento,
y el mensaje nacido sin palabras,
una mano tenía entre mis manos
y unos ojos buscaban mi mirada.
Y soñé, como sueñan los amantes,
y besé y me besaste sin tardanza,
mientras tú, río bravo de la vida,
con tu arrullo alocado me abrazabas.
Qué placer más sutil y generoso
puede un hombre sentir mientras lo aman,
cuando sabe que el alma se lo roba
otra alma de un río enamorada.
Rafael Sánchez Ortega ©
Sierrallana, 27/12/11
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