NO EXISTE LA SONRISA COMPLACIENTE...


No existe la sonrisa complaciente
que llegue hasta mi lado en este día,
ni existe la palabra y el sedante
que calme al corazón de sus heridas.

Yo miro por las plazas y mercados
tratando de encontrar en las esquinas,
quizás ese camino hacia el mañana
en busca de la paz y la alegría.

Más sólo me responde la tristeza
que llevo en el morral y en la mochila,
el alma se confunde nuevamente
y trata de esbozar una sonrisa.

Sonrisa que le arrancan unas aves
en forma de pacientes golondrinas,
que vuelan sin un rumbo definido
siguiendo los abrazos de la brisa.

Hay una soledad en las montañas
con nieve blanquecina entre sus cimas,
los ríos revoltosos van cantando
y bajan hacia el mar y su bahía.

Me sigo debatiendo entre mil dudas
y pienso que mi vida se termina,
se acaban los momentos tan hermosos
soñados con el mar, junto a su orilla.

La vida es un periodo y un instante,
el rato de una dulce melodía
el soplo de unos labios amorosos
que besa sin recato la mejilla.

La vida es un instante del presente,
cargada con recuerdos y franquicias,
a veces la tomamos y vivimos
y en otras emprendemos una huída.

Ahora que me invade la tristeza
no tengo la viveza ni la chispa,
me falta la sonrisa que deseo,
la cara tan ardiente y conocida.

Me faltas corazón, y así lo digo,
extraño tu tic-tac con que palpitas,
extraño ese susurro de tus labios
trayendo hasta los míos tu sonrisa.

Rafael Sánchez Ortega ©
Sierrallana, 23/12/11

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