DEJAR VOLAR LA IMAGINACIÓN...
Dejar volar la imaginación un instante
y llevarla a una playa desierta
en medio de la inmensidad de la noche.
Allí surge una escena,
una imagen,
un sueño...
De pronto se componen unos versos
y aparece una niña,
una mujer que se queda dormida
entre mis brazos
y, mientras sus ojos se van cerrando,
comienza a sonar una música
y unas piezas de baile
animan el silencio de las olas.
De las sombras surgen las sirenas
que llegan cantando
y hablan de los viajeros,
de los mares que surcaron con sus barcas
y de tantas y tantas aventuras escuchadas
a los marineros en las bordas.
Hay olor a salitre y unas rosas y corales
aparecen en la escena.
Hay un suspiro que se escapa,
una brisa que sopla tenuemente,
una vela que parpadea en la distancia
y es, quizás, la luz de una estrella perdida
la que brilla.
Al final unos brazos se estiran,
unos ojos despiertan,
unos labios palpitan y susurran un nombre...
¡Es mi nombre!,
aunque quizás yo esté soñando.
Rafael Sánchez Ortega ©
30/01/12
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