ES INVIERNO.
Cuando sientas el aliento de la brisa
ten presente que es el viento
que hoy acude a tu costado.
Es el canto de las olas el que suena,
es la risa contenida y su caricia contagiosa,
es el dulce chapoteo de las ranas en el agua,
es tu paso que persigo mientras
baja la alameda.
Hay cipreses que vigilan el camino,
setos altos con gorriones cantarines,
hay rosales y geranios que se asoman
cuando pasas,
hay macetas y palmeras,
hay jardines silenciosos con su sombra.
Pero buscas el aliento de la brisa
y sus acordes misteriosos,
esa suave fantasía de tus sueños,
esa música sin nombre que atenaza
tus sentidos,
ese suave gorgoteo de la fuente
tan buscada del sediento,
es la cruz y es el calvario,
la que sigues y persigues
en la tarde que se acaba.
Más la brisa perezosa se resiste
y no llega con los besos del nordeste;
tú la esperas impaciente en esta tarde,
y la buscas con tus ojos más allá
del horizonte,
en las olas cantarinas y coquetas
que se estiran y se extienden
cuando llegan a la playa,
y la buscas en el cielo y en las nubes
que se marchan en la tarde,
y no ves el menor rastro de la misma,
ni siquiera el suave soplo de sus labios,
y por contra, el dulce beso que esperabas
no te llega y se resiste.
...Es invierno, te repito nuevamente.
Es invierno y tú lo sabes.
Y por eso ten presente que es el viento
quien acude a tu costado,
quien revuelve tus cabellos y tu cara,
quien araña y quien congela
a tus manos ateridas por el frío,
quien te ciega con los besos tan helados,
quien te grita y quien te apaga lentamente,
mientras mueres,
sin tener una caricia de la brisa,
la que ansías,
la que quieres,
la que amas...
Rafael Sánchez Ortega ©
14/01/12
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