YO TAMBIÉN DESEO QUE EL ERRANTE CORAZÓN...
Yo también deseo que el errante corazón
no se detenga
y que me haga vivir intensamente
cada segundo de la vida.
Que me deje paladear esos fragmentos
que transcurren desde el alba hasta el ocaso
para detenerme en ellos y saborear
la esencia de los dioses.
Sin embargo, a veces, hay que hacer
un alto en el camino,
respirar profundamente,
secar unas lágrimas rebeldes
y procurar seguir
a pesar del frío y del cansancio.
Debemos buscar la luz y la alegría,
luchar por conseguir el equilibrio
de las almas,
intentar que la sonrisa aflore a los labios
y hacer que nuestro corazón se acelere
cuando veamos acercarse la silueta
de la persona amada,
aunque solamente sea en sueños.
Porque la vida es todo esto y mucho más
que es imposible de escribirse
en el cuaderno,
es un caminar constante tras las huellas
de otros pasos,
tras las risas y los llantos
de un pasado no lejano,
tras quimeras e ilusiones que alteraron
los sentidos
y hasta puede que también de realidades,
que vivimos y gozamos,
con la miel entre los labios.
Por estas cosas tan pequeñas y vitales,
yo deseo que el latido de mi corazón
no descanse ni se pare,
que prosiga lentamente el bombeo
de la sangre por mis venas,
y que sienta las caricias de la vida
en invierno y en verano,
recordando intensamente
los momentos del pasado
que ahora guardo en ese cofre
de mi pecho,
que susurra al compás de SUs latidos.
Rafael Sánchez Ortega ©
28/01/12
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