LAS ROSAS DE PRIMAVERA...
Las rosas de primavera
entre la hierba temblaron,
por eso el sol las mecía
una mañana de Marzo;
y entonces todos los niños
a sus juguetes sacaron,
de los armarios y estantes
para llevarles al raso.
Eran un jardín sonriente
bajo el cielo azul y plácido,
era el sol con sus guirnaldas
a las rosas y geranios;
y llegaron mariposas
sobre el jardín soleado,
y los niños juguetones
las buscaban con sus manos
las seguían en sus vuelos,
con sus dedos de alabastro,
las seguían por las fuentes
y en los chorros con su encanto.
Eran rosas como sedas,
temblorosas en sus labios,
por el aire y por la brisa
cristalina de los pájaros.
Eran de oro los frutales
y lucían con los rayos
de ese sol que les llegaba
y embriagaba sin descanso,
y las sedas de las flores,
con sus pétalos tan cálidos,
mil suspiros ofrecían
ronroneando muy románticos.
Enfrente el cielo celeste,
la noche se va alejando
y la campiña preciosa
cubre los sueños dorados.
Hay puertos medio vacíos,
sin tripulantes ni barcos,
hay velas secando al sol
con el timón esperando.
La carne que vive y vibra,
soñó todo y dejó algo,
para que el alma despierte
y busque fuerte el abrazo,
el abrazo de dos cuerpos
que en la noche se quedaron,
fundiditos y en silencio
por los besos de sus labios.
Una lágrima furtiva
gritó presta "¿dónde vamos?",
y otra lágrima coqueta
ahogó el llanto sollozando.
Más la brisa de la noche
dejó un punto gris y álgido,
una eterna melodía
en los pechos tan nostálgicos.
Y los cuerpos se fundieron
bajo el cielo negro y pálido,
y saciaron sus pasiones
junto a las rosas de marzo.
Rosas frescas, rosas tiernas,
venid hoy con vuestro encanto
a llenarnos de ternura
de esos pétalos tan mágicos.
Rafael Sánchez Ortega ©
15/03/12
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