¡QUÉ TRISTE ES SONREÍR...!


Qué triste es sonreír sin muchas ganas
cuando te duele el pecho malherido,
y baja por la cara y por tus labios
las lágrimas y el llanto sin pedirlo.

Tú sabes que el dolor es como el agua
que corre impetuosa con el río,
y marcha desbocada hacia los mares
en busca del descanso merecido.

Así tu corazón que apenas late,
sonríe entre la niebla y entre el frío,
y lleva hasta tus labios la cortina
que oculta las verdades de ti mismo.

Y sigues caminando con tu carga,
sufriendo los rigores del vacío,
la marca que conduce hasta la nada
con huellas vacilantes en el limo.

Y sigues rebuscando en tu ventana
la luz casi olvidada de los libros,
la luna del espejo que has abierto
y el verso inacabado con tu estilo.

¡Qué triste es sonreír sin una causa
que obedezca a la voz de tus sentidos!,
y sean solamente telarañas
los gestos que se dejan tan vacíos.

Porque tú sabes bien de tus dolores
y sabes de su origen y motivos,
no tienes que decir lo que no quieras
tan sólo descansar de tu castigo.

Procura que se alivien las heridas
y siga el corazón con su latido,
la sangre que circule nuevamente
y lleve por las venas su gemido.

El grito inacabado del que sueña,
que trata de luchar y seguir vivo,
en medio de pantanos y marismas
tratando de escapar de tanto abismo.
Quizás nada consigas en la lucha
y sufras el lamento del vencido,
más siempre quedarás ante tus ojos
como alguien que luchó sin ser sumiso.

"...¡Qué triste es sonreír cuando se llora!,
se dice por los seres más queridos,
más triste es sonreír cuando se ama
sabiendo que el amor es un suspiro..."

Rafael Sánchez Ortega ©
28/07/12

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