HE VUELTO A CONTEMPLAR A LAS MONTAÑAS...
He vuelto a contemplar a las montañas
que tienen ese encanto y la alegría,
con pastos olvidados y rebaños,
paciendo entre el socaire de la brisa.
Llevaba mucho tiempo suspirando
por ir a contemplar las margaritas,
los lirios y gamones tan silvestres
que surgen por doquier en las esquinas.
Es una sensación inenarrable
sacada de un relato o fantasía,
que llega hasta mi pecho soñoliento
y altera la visión de las pupilas.
La paz de estos lugares tan sagrados,
se mide, se disfruta y se palpita,
se sacian los anhelos de los niños
y surgen mariposas y utopías.
He vuelto a contemplar a las montañas
y el blanco reluciente de sus cimas,
estamos, todavía en primavera,
y lucen esas galas tan bonitas.
Se visten y maquillan con su magia,
y sueltan esas nieblas matutinas,
los mares de las nubes misteriosas
envueltos en sus gasas exquisitas.
Diviso a los pastores, a lo lejos,
cruzando los escajos con espinas,
llevando los ganados a los puertos
en busca de praderas y comidas.
Más siento la belleza de la tierra
que pide a las montañas sus caricias,
y noto como el cuerpo se estremece
por culpa de su inmensa maravilla.
"...He vuelto a contemplar a las montañas
y llego renovado de esta cita,
las nubes se columpian en los cielos
y el sol, en el ocaso, se dormía..."
Rafael Sánchez Ortega ©
19/05/14
que tienen ese encanto y la alegría,
con pastos olvidados y rebaños,
paciendo entre el socaire de la brisa.
Llevaba mucho tiempo suspirando
por ir a contemplar las margaritas,
los lirios y gamones tan silvestres
que surgen por doquier en las esquinas.
Es una sensación inenarrable
sacada de un relato o fantasía,
que llega hasta mi pecho soñoliento
y altera la visión de las pupilas.
La paz de estos lugares tan sagrados,
se mide, se disfruta y se palpita,
se sacian los anhelos de los niños
y surgen mariposas y utopías.
He vuelto a contemplar a las montañas
y el blanco reluciente de sus cimas,
estamos, todavía en primavera,
y lucen esas galas tan bonitas.
Se visten y maquillan con su magia,
y sueltan esas nieblas matutinas,
los mares de las nubes misteriosas
envueltos en sus gasas exquisitas.
Diviso a los pastores, a lo lejos,
cruzando los escajos con espinas,
llevando los ganados a los puertos
en busca de praderas y comidas.
Más siento la belleza de la tierra
que pide a las montañas sus caricias,
y noto como el cuerpo se estremece
por culpa de su inmensa maravilla.
"...He vuelto a contemplar a las montañas
y llego renovado de esta cita,
las nubes se columpian en los cielos
y el sol, en el ocaso, se dormía..."
Rafael Sánchez Ortega ©
19/05/14
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