AUNQUE ESTOY MUY CANSADO...
Aunque estoy muy cansado,
fatigado y con sueño,
yo persigo tu risa
y tu voz, desde luego,
Y la sigo despacio,
como no, en el silencio,
tras tu cuerpo divino
y tus pies tan ligeros.
Ellos sienten la brisa
de la mar con sus besos,
que los moja y arrulla,
y caminan contentos.
Y se paran un poco
al sentir el aliento
de tu voz infinita
que contagia a los Elfos.
Aunque estoy muy cansado
no reprimo mis versos,
que cansada mi sangre
ellos quieren ser fuego.
Y volcán y cenizas,
y ese arpegio in crescendo,
que acelera las almas
y emociona los cuerpos.
Porque así son las letras
del poema incompleto,
que se unen y juntan
y que buscan el cielo.
Esos ojos profundos
y el azul tan sincero,
donde fluyen los mares
y los dioses eternos.
Hay amores que ofrecen
los pequeños destellos,
las pupilas que brillan
y los dedos inquietos.
Y también esos ojos
cuando ven lo que veo,
cuando buscan mis labios
y me besan el cuello.
Porque siento tus manos
abrazando mi pecho,
mientras salen mis letras
una a una al cuaderno.
Y así acaba la historia
del poema, que intento,
porque tú me susurras
las palabras que anhelo.
"...Aunque estoy muy cansado,
pienso en ti, por supuesto,
y te abrazo enseguida
y te digo "te quiero..."
Rafael Sánchez Ortega ©
07/10/14
fatigado y con sueño,
yo persigo tu risa
y tu voz, desde luego,
Y la sigo despacio,
como no, en el silencio,
tras tu cuerpo divino
y tus pies tan ligeros.
Ellos sienten la brisa
de la mar con sus besos,
que los moja y arrulla,
y caminan contentos.
Y se paran un poco
al sentir el aliento
de tu voz infinita
que contagia a los Elfos.
Aunque estoy muy cansado
no reprimo mis versos,
que cansada mi sangre
ellos quieren ser fuego.
Y volcán y cenizas,
y ese arpegio in crescendo,
que acelera las almas
y emociona los cuerpos.
Porque así son las letras
del poema incompleto,
que se unen y juntan
y que buscan el cielo.
Esos ojos profundos
y el azul tan sincero,
donde fluyen los mares
y los dioses eternos.
Hay amores que ofrecen
los pequeños destellos,
las pupilas que brillan
y los dedos inquietos.
Y también esos ojos
cuando ven lo que veo,
cuando buscan mis labios
y me besan el cuello.
Porque siento tus manos
abrazando mi pecho,
mientras salen mis letras
una a una al cuaderno.
Y así acaba la historia
del poema, que intento,
porque tú me susurras
las palabras que anhelo.
"...Aunque estoy muy cansado,
pienso en ti, por supuesto,
y te abrazo enseguida
y te digo "te quiero..."
Rafael Sánchez Ortega ©
07/10/14
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