COMIENZA LA HORA BRUJA...
Comienza la hora bruja de los niños
que sueñan con un mundo de colores,
un mundo de ilusión y fantasías
en medio del barullo y el desorden.
Comienza el recorrido de la luna
y el canto de las olas con sus sones,
las playas son las pistas de ese baile
que pisan las estrellas a las doce.
Comienza el sinsentido de las horas
y paran sus latidos los relojes,
se quedan extasiados contemplando
la noche inmaculada de los dioses.
Comienzan las farolas con sus luces
dejando iluminados los balcones,
las calles ya vacías, permanecen,
ausentes, con las sombras de los pobres.
Comienza un nuevo año para muchos
que entonan misereres por los montes,
por contra, peregrinos muy sedientos,
acuden a las fuentes de los monjes.
Comienza el corazón a dar suspiros
y brotan margaritas en sus bordes,
pequeñas añoranzas del pasado,
reflejo de un futuro sin reproches.
Comienza la estación, a ver los trenes,
que pasan con carbón, no sé ni a dónde,
quizás al infinito de la vida
o tal vez, más allá del horizonte.
Comienzan los marinos su aventura
en busca de la pesca y de la noche,
yo tiemblo en esta lucha tan diversa
cual simple espectador con ilusiones.
"...Comienza la hora bruja de los niños
y un niño se estremece porque es hombre,
un hombre de los pies a la cabeza
y un niño soñador, como el Quijote..."
Rafael Sánchez Ortega ©
10/12/14
que sueñan con un mundo de colores,
un mundo de ilusión y fantasías
en medio del barullo y el desorden.
Comienza el recorrido de la luna
y el canto de las olas con sus sones,
las playas son las pistas de ese baile
que pisan las estrellas a las doce.
Comienza el sinsentido de las horas
y paran sus latidos los relojes,
se quedan extasiados contemplando
la noche inmaculada de los dioses.
Comienzan las farolas con sus luces
dejando iluminados los balcones,
las calles ya vacías, permanecen,
ausentes, con las sombras de los pobres.
Comienza un nuevo año para muchos
que entonan misereres por los montes,
por contra, peregrinos muy sedientos,
acuden a las fuentes de los monjes.
Comienza el corazón a dar suspiros
y brotan margaritas en sus bordes,
pequeñas añoranzas del pasado,
reflejo de un futuro sin reproches.
Comienza la estación, a ver los trenes,
que pasan con carbón, no sé ni a dónde,
quizás al infinito de la vida
o tal vez, más allá del horizonte.
Comienzan los marinos su aventura
en busca de la pesca y de la noche,
yo tiemblo en esta lucha tan diversa
cual simple espectador con ilusiones.
"...Comienza la hora bruja de los niños
y un niño se estremece porque es hombre,
un hombre de los pies a la cabeza
y un niño soñador, como el Quijote..."
Rafael Sánchez Ortega ©
10/12/14
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