HE OLVIDADO, EN LA NOCHE, TU NOMBRE...
He olvidado, en la noche, tu nombre
y he buscado en los cielos la estrella,
la que alumbra el camino a los niños
y convierte recuerdos en niebla.
Ya se acercan los días de magia
y con ellos ya vienen las fiestas,
los colores, la paz y alegría
y la nieve de invierno se acerca.
A lo lejos se escuchan campanas,
remolinos de mar y sal muera,
con la música sorda y sublime
de ese viento de oeste que llega.
Hoy no tiemblan los labios ansiosos,
ni los besos hoy temen la espera,
porque saben captar, los secretos,
de aquel beso dejado a la tierra.
He olvidado, en la noche, tu nombre
porque quiero buscar lo que anhelan,
esos ojos cansados del hombre
en el niño, de antaño, que fuera.
Yo sé bien que los ojos dormidos
lloraran al sentir la presencia
de otros ojos, quizás ambiciosos,
que quisieran dejarles sus penas.
Pero sé que estará la alegría
y esa Paz tan sencilla y sincera,
en el pecho del niño que duerme
con susurros de nanas eternas.
¡Cuánto Amor se adivina en la estampa
soñador que ahora escribes poemas!,
¡cuánta nota te llega temblando
a esa pluma que traza las letras...!
"...He olvidado, en la noche tu nombre,
y no quiero recuerdos que vuelvan,
a turbar a ese hombre que escribe
con un niño en el pecho que lleva..."
Rafael Sánchez Ortega ©
18/12/14
y he buscado en los cielos la estrella,
la que alumbra el camino a los niños
y convierte recuerdos en niebla.
Ya se acercan los días de magia
y con ellos ya vienen las fiestas,
los colores, la paz y alegría
y la nieve de invierno se acerca.
A lo lejos se escuchan campanas,
remolinos de mar y sal muera,
con la música sorda y sublime
de ese viento de oeste que llega.
Hoy no tiemblan los labios ansiosos,
ni los besos hoy temen la espera,
porque saben captar, los secretos,
de aquel beso dejado a la tierra.
He olvidado, en la noche, tu nombre
porque quiero buscar lo que anhelan,
esos ojos cansados del hombre
en el niño, de antaño, que fuera.
Yo sé bien que los ojos dormidos
lloraran al sentir la presencia
de otros ojos, quizás ambiciosos,
que quisieran dejarles sus penas.
Pero sé que estará la alegría
y esa Paz tan sencilla y sincera,
en el pecho del niño que duerme
con susurros de nanas eternas.
¡Cuánto Amor se adivina en la estampa
soñador que ahora escribes poemas!,
¡cuánta nota te llega temblando
a esa pluma que traza las letras...!
"...He olvidado, en la noche tu nombre,
y no quiero recuerdos que vuelvan,
a turbar a ese hombre que escribe
con un niño en el pecho que lleva..."
Rafael Sánchez Ortega ©
18/12/14
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