AÚN NO SÉ...
Aún no sé los motivos de mi entrada
ni por qué coincidimos en el tiempo,
pero al verte sentí que la mentira
nuevamente rasgaba mis entrañas.
Porque estabas oculta entre la niebla
escondiendo las galas de tu traje,
mientras yo te pensaba en otros mundos
como iluso en mis sueños y quimeras.
Te llamé pero tú no respondiste,
a pesar de saber de mi llamada,
y salvaste el silencio, en tus latidos,
aguardando mis prisas para irme.
Fue un instante, no más, lo reconozco,
pero tú traicionaste mi esperanza,
ese mundo sincero y sin mentiras
que prefieren los niños y los locos.
Has jugado al amor y te quemaste,
mientras yo conservaba tantos sueños,
retenía momentos muy preciados
en un pecho de niño, con su llave.
Pero tú te encargaste de ese espejo,
de romper sus cristales y sus lunas,
esparciendo dolor y atenazando
la esperanza de un niño y sus recuerdos.
Ya no quiero banderas ni fortunas,
ni esperar como vuelven las mañanas,
aunque sangre con furia mi costado
y mi alma se suma en la locura.
Has quebrado el suspiro en los cipreses
y ahora toca volar en retirada,
a intentar componer una parcela
del poema que muere lentamente.
"...Me negaste tu amor y tus palabras
y lloré, como lloran los cobardes,
aunque nunca te dije los motivos
y guardé tus palabras y tus cartas..."
Rafael Sánchez Ortega ©
21/02/16
ni por qué coincidimos en el tiempo,
pero al verte sentí que la mentira
nuevamente rasgaba mis entrañas.
Porque estabas oculta entre la niebla
escondiendo las galas de tu traje,
mientras yo te pensaba en otros mundos
como iluso en mis sueños y quimeras.
Te llamé pero tú no respondiste,
a pesar de saber de mi llamada,
y salvaste el silencio, en tus latidos,
aguardando mis prisas para irme.
Fue un instante, no más, lo reconozco,
pero tú traicionaste mi esperanza,
ese mundo sincero y sin mentiras
que prefieren los niños y los locos.
Has jugado al amor y te quemaste,
mientras yo conservaba tantos sueños,
retenía momentos muy preciados
en un pecho de niño, con su llave.
Pero tú te encargaste de ese espejo,
de romper sus cristales y sus lunas,
esparciendo dolor y atenazando
la esperanza de un niño y sus recuerdos.
Ya no quiero banderas ni fortunas,
ni esperar como vuelven las mañanas,
aunque sangre con furia mi costado
y mi alma se suma en la locura.
Has quebrado el suspiro en los cipreses
y ahora toca volar en retirada,
a intentar componer una parcela
del poema que muere lentamente.
"...Me negaste tu amor y tus palabras
y lloré, como lloran los cobardes,
aunque nunca te dije los motivos
y guardé tus palabras y tus cartas..."
Rafael Sánchez Ortega ©
21/02/16
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