HOY HE VISTO A LA LUNA DE PLATA...
Hoy he visto a la luna de plata
pasear elegante y coqueta,
por un cielo plagado de sombras
y puntitos, fugaces, de estrellas.
Era dulce la estampa mostrada
de esa luna tan bella y tan tierna,
la que evocan los niños que ríen
y también los que escriben poemas.
A los niños, la luna, es un hada,
un misterio de paz y leyendas,
porque abriga, en silencio, los sueños,
con canciones y nanas eternas.
Hay juglares que estiran la mano
y que siente la sed del poeta,
el que busca, en la luna, locuras
y ese amor que convierta en sus letras.
Te confieso, mi luna de plata,
que seré jardinero en la tierra,
y guardián de las olas hermosas,
y clavel que se bañe con ellas.
Porque quiero sentir los latidos
de ese mar donde tú te paseas,
y seguir silencioso tus pasos,
y aspirar tu perfume y esencia.
Eres luna, mi luna de plata,
el susurro que llama a la puerta,
esa brisa que roza mi rostro
y el nordeste fugaz que me besa.
Porque tienes la gracia divina
y tu cara y sonrisa me muestras,
mientras miro hacia el cielo, de noche,
y te buscan mis manos inquietas.
"...Hoy he visto a la luna de plata
y he sentido, sin más, su presencia,
al besarme sus labios hermosos
y aliviar esa sed que me quema..."
Rafael Sánchez Ortega ©
19/02/16
pasear elegante y coqueta,
por un cielo plagado de sombras
y puntitos, fugaces, de estrellas.
Era dulce la estampa mostrada
de esa luna tan bella y tan tierna,
la que evocan los niños que ríen
y también los que escriben poemas.
A los niños, la luna, es un hada,
un misterio de paz y leyendas,
porque abriga, en silencio, los sueños,
con canciones y nanas eternas.
Hay juglares que estiran la mano
y que siente la sed del poeta,
el que busca, en la luna, locuras
y ese amor que convierta en sus letras.
Te confieso, mi luna de plata,
que seré jardinero en la tierra,
y guardián de las olas hermosas,
y clavel que se bañe con ellas.
Porque quiero sentir los latidos
de ese mar donde tú te paseas,
y seguir silencioso tus pasos,
y aspirar tu perfume y esencia.
Eres luna, mi luna de plata,
el susurro que llama a la puerta,
esa brisa que roza mi rostro
y el nordeste fugaz que me besa.
Porque tienes la gracia divina
y tu cara y sonrisa me muestras,
mientras miro hacia el cielo, de noche,
y te buscan mis manos inquietas.
"...Hoy he visto a la luna de plata
y he sentido, sin más, su presencia,
al besarme sus labios hermosos
y aliviar esa sed que me quema..."
Rafael Sánchez Ortega ©
19/02/16
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