HOY HE VISTO AL INVIERNO...
Hoy he visto al invierno muy de cerca
y sentido, en mi cuerpo, su llamada,
ha venido, de pronto y sin llamarlo,
a probar los cimientos de mi casa.
Con su viento quebró tanto silencio
que tenía en mis cuartos y en mi sala,
y también alteró las sensaciones
que nacían, vibrantes, en el alma.
Y es así porque estamos en febrero,
otro mes del invierno que se alarga,
aunque tenga ceniza y carnavales
y no alcance a la luna plateada.
Porque el tiempo, imprevisto, es caprichoso
y estos meses carecen de bonanza,
con sus días tan cortos y tan fríos,
y ese bello rocío en las mañanas.
Pero hoy era fecha en calendario
con saetas y dardos señalada,
ya que dicen, que en ella, el sentimiento
es el centro del pecho y de las dianas.
Yo no quiero aumentar lucubraciones
ni tampoco dejar más propaganda,
porque en prensa y en radios ya nos tienen
a los hombres ahogados con sus garras.
Es por eso que vuelvo a la galerna,
al invierno y al viento de montaña,
al que llega con furia hasta mi lado
para luego perderse en lontananza.
Le saludo con miedo y con respeto
mientras buscan mis ojos cierta calma,
la que empieza, quizás, en primavera,
y acelera la sangre en mis entrañas.
"...Hoy he visto al invierno muy de cerca
y temblé como tiemblan las campanas,
cuando el viento las roza y las sacude
con el beso y la fuerza de su rabia..."
Rafael Sánchez Ortega ©
14/02/16
y sentido, en mi cuerpo, su llamada,
ha venido, de pronto y sin llamarlo,
a probar los cimientos de mi casa.
Con su viento quebró tanto silencio
que tenía en mis cuartos y en mi sala,
y también alteró las sensaciones
que nacían, vibrantes, en el alma.
Y es así porque estamos en febrero,
otro mes del invierno que se alarga,
aunque tenga ceniza y carnavales
y no alcance a la luna plateada.
Porque el tiempo, imprevisto, es caprichoso
y estos meses carecen de bonanza,
con sus días tan cortos y tan fríos,
y ese bello rocío en las mañanas.
Pero hoy era fecha en calendario
con saetas y dardos señalada,
ya que dicen, que en ella, el sentimiento
es el centro del pecho y de las dianas.
Yo no quiero aumentar lucubraciones
ni tampoco dejar más propaganda,
porque en prensa y en radios ya nos tienen
a los hombres ahogados con sus garras.
Es por eso que vuelvo a la galerna,
al invierno y al viento de montaña,
al que llega con furia hasta mi lado
para luego perderse en lontananza.
Le saludo con miedo y con respeto
mientras buscan mis ojos cierta calma,
la que empieza, quizás, en primavera,
y acelera la sangre en mis entrañas.
"...Hoy he visto al invierno muy de cerca
y temblé como tiemblan las campanas,
cuando el viento las roza y las sacude
con el beso y la fuerza de su rabia..."
Rafael Sánchez Ortega ©
14/02/16
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