SE BUSCA GOLONDRINA SIN PAREJA...
Se busca golondrina, sin pareja,
que vuele sobre el mar, hacia la nada,
pensamos que es mejor, volar sin rimas,
que estar sobrecargada de palabras.
Dejemos la ironía en otro lado,
volvamos a los pueblos y a las plazas,
pensemos en los niños que ahora juegan
ajenos a las guerras y batallas.
Pensemos en los seres tan queridos
que esperan de nosotros la mirada,
la mano que les llegue hasta su rostro,
dejando carantoñas en su cara.
No caben en estrofas estos gestos,
tampoco en unos versos y baladas,
es fácil que tampoco los comprendan
los hombres, con sus prisas, que trabajan.
Se busca golondrina, sin pareja,
decía aquel muchacho en la distancia,
quizás enamorado de la luna
y ajeno a su blancura por la playa.
Estaba enamorado, sin saberlo,
de un mundo superior, donde la calma,
el viento, la pasión y la galerna,
formaban torbellinos con su infancia.
¡Bendita condición la de ese joven,
que mueve los cimientos de su alma!,
los dioses no distinguen los poemas
y él busca la razón que así le alarma.
Le late el corazón, tan fuertemente,
que incluso se confunden las cigarras,
y cantan, en la noche, tan oscura,
al cielo solitario sus plegarias.
"...Se busca golondrina sin pareja,
que acoja un corazón, entre sus alas,
le lleve, con su vuelo, hacia las nubes,
y cierre, con un beso, sus pestañas..."
Rafael Sánchez Ortega ©
03/03/16
que vuele sobre el mar, hacia la nada,
pensamos que es mejor, volar sin rimas,
que estar sobrecargada de palabras.
Dejemos la ironía en otro lado,
volvamos a los pueblos y a las plazas,
pensemos en los niños que ahora juegan
ajenos a las guerras y batallas.
Pensemos en los seres tan queridos
que esperan de nosotros la mirada,
la mano que les llegue hasta su rostro,
dejando carantoñas en su cara.
No caben en estrofas estos gestos,
tampoco en unos versos y baladas,
es fácil que tampoco los comprendan
los hombres, con sus prisas, que trabajan.
Se busca golondrina, sin pareja,
decía aquel muchacho en la distancia,
quizás enamorado de la luna
y ajeno a su blancura por la playa.
Estaba enamorado, sin saberlo,
de un mundo superior, donde la calma,
el viento, la pasión y la galerna,
formaban torbellinos con su infancia.
¡Bendita condición la de ese joven,
que mueve los cimientos de su alma!,
los dioses no distinguen los poemas
y él busca la razón que así le alarma.
Le late el corazón, tan fuertemente,
que incluso se confunden las cigarras,
y cantan, en la noche, tan oscura,
al cielo solitario sus plegarias.
"...Se busca golondrina sin pareja,
que acoja un corazón, entre sus alas,
le lleve, con su vuelo, hacia las nubes,
y cierre, con un beso, sus pestañas..."
Rafael Sánchez Ortega ©
03/03/16
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