SUPONGAMOS...
Supongamos que la vida es un instante,
un rincón donde se rifan carcajadas,
ese pozo irreverente de los sueños
y ese paso que conduce hacia la nada.
Supongamos que me escribes y te leo
y que luego te diviso en la ventana,
que te miro, que te hablo, que me escuchas,
y que luego me respondes sin palabras.
Supongamos que yo soy un nuevo rico
y que compro los caprichos que te faltan,
las pequeñas mariposas de colores,
las estrellas que desprenden mil guirnaldas.
Supongamos que es invierno, todavía,
que ha nevado y que blanquean las montañas,
que tus pasos y mis pasos van parejos
y caminan por senderos y cañadas.
Supongamos que te quiero y soy cobarde,
que me guardo el sentimiento en las entrañas,
que no sé como decirte que te amo
y me pierdo en tus pupilas y miradas.
Supongamos que me miras y te miro,
que vagamos por el bosque de las hadas,
que escuchamos la canción de los flamencos
que en el río y en el lago nos aguardan.
Supongamos que ya somos mayorcitos
y queremos las caricias de la infancia,
y quizás las carantoñas juveniles
de unos labios que rezaban y que hablaban.
Supongamos que no somos marionetas,
que pensamos y sentimos lo que pasa,
que nos duele las mentiras de los otros
cuando ofrecen y te venden mil patrañas.
"...Supongamos que la vida es un poema
y tú tienes esa rima tan soñada,
eres verso y poesía, en un instante,
y yo soy el prisionero de tu alma..."
Rafael Sánchez Ortega ©
25/02/16
un rincón donde se rifan carcajadas,
ese pozo irreverente de los sueños
y ese paso que conduce hacia la nada.
Supongamos que me escribes y te leo
y que luego te diviso en la ventana,
que te miro, que te hablo, que me escuchas,
y que luego me respondes sin palabras.
Supongamos que yo soy un nuevo rico
y que compro los caprichos que te faltan,
las pequeñas mariposas de colores,
las estrellas que desprenden mil guirnaldas.
Supongamos que es invierno, todavía,
que ha nevado y que blanquean las montañas,
que tus pasos y mis pasos van parejos
y caminan por senderos y cañadas.
Supongamos que te quiero y soy cobarde,
que me guardo el sentimiento en las entrañas,
que no sé como decirte que te amo
y me pierdo en tus pupilas y miradas.
Supongamos que me miras y te miro,
que vagamos por el bosque de las hadas,
que escuchamos la canción de los flamencos
que en el río y en el lago nos aguardan.
Supongamos que ya somos mayorcitos
y queremos las caricias de la infancia,
y quizás las carantoñas juveniles
de unos labios que rezaban y que hablaban.
Supongamos que no somos marionetas,
que pensamos y sentimos lo que pasa,
que nos duele las mentiras de los otros
cuando ofrecen y te venden mil patrañas.
"...Supongamos que la vida es un poema
y tú tienes esa rima tan soñada,
eres verso y poesía, en un instante,
y yo soy el prisionero de tu alma..."
Rafael Sánchez Ortega ©
25/02/16
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