LAGARTIJAS HE VISTO...
Lagartijas he visto en el paseo
cuando fui de camino a la capilla,
paseaban y así se deslizaban
asustadas y un tanto sorprendidas.
Eran muchas corriendo entre los coches,
por aceras y asfaltos de la ermita,
con su lomo estirado y taciturno
que pedían a gritos la sonrisa.
Las dejamos seguir con su locura,
y avanzamos mirando a la bahía,
ese bucle de agua y de arenales
que conforman el porche de mi villa.
Bella imagen de luz y colorido
con el fondo de puentes y de rías,
y los barcos dormidos en el puerto
al compás de resacas en la orilla.
Pero quiero olvidarme de este cuadro
y volver a esa ermita tan sencilla,
donde están las raíces de los hombres
y oraciones dejadas en su día.
Esa Salve tan tierna y tan hermosa
que desgranan los pechos y la gritan,
cuando llegan y acuden a la Virgen
recordando los tiempos de Folía.
Marineros de rostro endurecido
por salitres, nordestes y la brisa,
y también las mujeres de la casa,
las esposas, las madres y las hijas.
Todos van a pedir a La Barquera
ese pan y ese Amor que necesitan,
y que cure y que sane a los enfermos
retornando a sus cuerpos la alegría.
"...Yo acudí esta tarde ante tu puerta
a pedir por mi casa y mi familia,
y te vi, sonriente y a mi lado,
en sutil y adorada lagartija.
Eras tú virgencita de los mares,
La Barquera soñada y tan querida,
la patrona de niños y mayores
que en tu dulce regazo nos mecías..."
Rafael Sánchez Ortega ©
30/07/16
cuando fui de camino a la capilla,
paseaban y así se deslizaban
asustadas y un tanto sorprendidas.
Eran muchas corriendo entre los coches,
por aceras y asfaltos de la ermita,
con su lomo estirado y taciturno
que pedían a gritos la sonrisa.
Las dejamos seguir con su locura,
y avanzamos mirando a la bahía,
ese bucle de agua y de arenales
que conforman el porche de mi villa.
Bella imagen de luz y colorido
con el fondo de puentes y de rías,
y los barcos dormidos en el puerto
al compás de resacas en la orilla.
Pero quiero olvidarme de este cuadro
y volver a esa ermita tan sencilla,
donde están las raíces de los hombres
y oraciones dejadas en su día.
Esa Salve tan tierna y tan hermosa
que desgranan los pechos y la gritan,
cuando llegan y acuden a la Virgen
recordando los tiempos de Folía.
Marineros de rostro endurecido
por salitres, nordestes y la brisa,
y también las mujeres de la casa,
las esposas, las madres y las hijas.
Todos van a pedir a La Barquera
ese pan y ese Amor que necesitan,
y que cure y que sane a los enfermos
retornando a sus cuerpos la alegría.
"...Yo acudí esta tarde ante tu puerta
a pedir por mi casa y mi familia,
y te vi, sonriente y a mi lado,
en sutil y adorada lagartija.
Eras tú virgencita de los mares,
La Barquera soñada y tan querida,
la patrona de niños y mayores
que en tu dulce regazo nos mecías..."
Rafael Sánchez Ortega ©
30/07/16
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