QUE DESCANSEN...
Que descansen y duerman los flamencos
tras nadar por las aguas en el lago
y que lleguen las sombras de la noche,
con dulzura, a cubrirnos con su manto.
Que se cierren balcones y ventanas
y las hojas, también, de los geranios,
murmurando, en las almas, el silencio
con la paz de la acera y del asfalto.
Que pululen, de nuevo, las estrellas
en el cielo y su brillo, destacando,
sobre el bello escenario de la noche,
como puertos traviesos con sus faros.
Que se quede en suspiros la palabra
que salía temblando de los labios,
y que sea por ella, la sonrisa,
el mensaje y la voz en su legado.
Que renueven los hombres las promesas
y que ofrezcan verdades sin recato,
para ser generosos en la vida
y, además, un poquito más humanos.
Que los niños se sientan protegidos
y que sueñen con elfos y pegasos,
en un mundo en que exista la esperanza
y también el cariño deseado.
Que se tiñan los mares de reflejos
y las olas se estiren, al descanso,
por la playa infinita del Olimpo
donde el tiempo y los dioses han varado.
Que no juzguen los hombres a los hombres
y perdonen vilezas y otros actos,
aunque sean culpables, muchas veces,
con sus almas cargadas de pecados.
"...Que tus dedos se juntos con mis dedos
y también a tus manos con mis manos,
para ser y sentir nuestros latidos
galopar por la vida desbocados..."
Rafael Sánchez Ortega ©
03/07/16
tras nadar por las aguas en el lago
y que lleguen las sombras de la noche,
con dulzura, a cubrirnos con su manto.
Que se cierren balcones y ventanas
y las hojas, también, de los geranios,
murmurando, en las almas, el silencio
con la paz de la acera y del asfalto.
Que pululen, de nuevo, las estrellas
en el cielo y su brillo, destacando,
sobre el bello escenario de la noche,
como puertos traviesos con sus faros.
Que se quede en suspiros la palabra
que salía temblando de los labios,
y que sea por ella, la sonrisa,
el mensaje y la voz en su legado.
Que renueven los hombres las promesas
y que ofrezcan verdades sin recato,
para ser generosos en la vida
y, además, un poquito más humanos.
Que los niños se sientan protegidos
y que sueñen con elfos y pegasos,
en un mundo en que exista la esperanza
y también el cariño deseado.
Que se tiñan los mares de reflejos
y las olas se estiren, al descanso,
por la playa infinita del Olimpo
donde el tiempo y los dioses han varado.
Que no juzguen los hombres a los hombres
y perdonen vilezas y otros actos,
aunque sean culpables, muchas veces,
con sus almas cargadas de pecados.
"...Que tus dedos se juntos con mis dedos
y también a tus manos con mis manos,
para ser y sentir nuestros latidos
galopar por la vida desbocados..."
Rafael Sánchez Ortega ©
03/07/16
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