QUISIERA ESCRIBIRTE...
Quisiera escribirte para saber de ti.
Quisiera hablarte para contarte mis cosas.
Quisiera que hubiera esa comunicación,
entre nosotros, que hubo en un tiempo,
y que siguiéramos viéndonos de tarde en tarde
y saludándonos como amigos,
tomar un café y sonreír,
intercambiar unas bromas,
como personas que se quieren,
aunque tenga que confesarme
que me duele muchísimo tu ausencia
y todavía más tu silencio,
ya que no sé si soy culpable del mismo
o si simplemente te has aburrido del otoño
y del invierno subyacente en mi persona.
Pero si quieres, y respetando tu silencio,
me gustaría escribirte,
hablarte con mis "palabras",
con mis letras, con mis versos
y desnudar mi alma para ti,
como tantas veces hice, quizás,
sin que te dieras cuenta.
De todas formas soy consciente
de que tienes tu propia vida,
tu camino juvenil y soñador,
tus sueños, incluso, tan variados
y reales,
tan auténticos y sencillos,
y por eso no quisiera romper
esa magia que rodea tu persona.
Antes creí verte pasar y te saludé,
pero no respondiste.
Quizás me equivoqué y no eras tú.
Quizás las legañas de mis ojos
confundieron tu persona con una ilusión,
con un sueño y un deseo de hace años,
y si es así pido disculpas a la persona
que equivocadamente saludé
ya que no era para ella ese saludo,
sino para ti.
Un día pensé que era la hora
de hacer un alto en el camino,
de parar y dejar descansar
a un corazón atormentado
por los sueños y los celos;
de recuperar fuerzas,
tomar un trago de agua
en la fuente fresca de la vida
y reanudar la marcha,
convenientemente renovado,
para afrontar la última etapa
de un otoño, que termina,
y un invierno que se acerca
y en el que empiezo a caminar,
sin darme cuenta.
Quizás por esto mismo
la nostalgia se apodera y me abraza,
me hacer recordar y querer imposibles,
abrir puertas cerradas,
mirar pupilas perdidas,
buscar sonrisas apagadas
y voces mudas, que solamente
quedan ya como rescoldos en mi alma,
de un pasado que se escapa
lentamente de mis ojos
y que, muchas veces, no sé
si fue verdad o fruto de la imaginación
y necesidad de un corazón atormentado
y precisado de cariño.
Pero, a pesar de todo, es cierto,
lo confieso, me gustaría escribirte,
me gustaría hablarte, saber de ti,
intercambiar esas "mariposas"
tan nuestras,
tan charlatanas,
tan pizpiretas,
tan canijas,
que solo con mirarlas ya se alegra el alma
y los días parecen tener vida propia
y hasta la sangre circula con otro tono
musical por las venas,
y los sentimientos se ensanchan y estiran
en la búsqueda de aquel eco del pasado,
intentando traerlo aquí, ahora,
a este instante, a este momento,
a tu lado y a tus ojos,
aunque sea una utopía irrealizable.
Rafael Sánchez Ortega ©
25/01/18
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