EL ECO ME DEVUELVE TUS PALABRAS
El eco me devuelve tus palabras
como un suave rumor de caracolas,
son las dulces palabras y suspiros
salidos de tus labios y tu boca.
Se remueven inquietos los silencios
en el pecho impaciente de la rosa,
es el alma con pétalos mojados
la que espera ese paso de las horas.
Sin embargo prosiguen los latidos,
y los mares golpean en la costa,
y se vuelven de nuevo mansamente
a dormir, en la playa, con sus olas.
Tus palabras de nuevo me conmueven
y presiento esa brisa que se aloja,
esa lava de fuego incandescente
como suave preludio de una nota.
Esa nota arrancada del vacío
como dulce susurro de una viola,
ese canto lejano y sin palabras
que me deja en su vuelo la gaviota.
Hay un breve y sutil escalofrío,
es el néctar vertido en una gota,
es tu vino que llega hasta mis labios,
a saciar esta sed abrasadora.
Tus palabras me llegan con el eco
y sus versos componen una estrofa,
un poema sin rimas ni asonancias
recogiendo el perfume de sus hojas.
Un perfume que embriaga los sentidos
y me llena y me cubre con su aroma,
un perfume del todo diferente
en un beso preciado que me roza.
Y me rozan el eco y tus palabras
y palpita mi pecho que se aloca,
porque siente las letras tan sublimes
que regresan de tierras muy remotas.
"...Tus palabras me vienen con el eco
y se quedan pacientes con mi sombra,
son palabras y ecos que me hablan
mientras besan mis labios sin demora..."
Rafael Sánchez Ortega ©
31/07/10
como un suave rumor de caracolas,
son las dulces palabras y suspiros
salidos de tus labios y tu boca.
Se remueven inquietos los silencios
en el pecho impaciente de la rosa,
es el alma con pétalos mojados
la que espera ese paso de las horas.
Sin embargo prosiguen los latidos,
y los mares golpean en la costa,
y se vuelven de nuevo mansamente
a dormir, en la playa, con sus olas.
Tus palabras de nuevo me conmueven
y presiento esa brisa que se aloja,
esa lava de fuego incandescente
como suave preludio de una nota.
Esa nota arrancada del vacío
como dulce susurro de una viola,
ese canto lejano y sin palabras
que me deja en su vuelo la gaviota.
Hay un breve y sutil escalofrío,
es el néctar vertido en una gota,
es tu vino que llega hasta mis labios,
a saciar esta sed abrasadora.
Tus palabras me llegan con el eco
y sus versos componen una estrofa,
un poema sin rimas ni asonancias
recogiendo el perfume de sus hojas.
Un perfume que embriaga los sentidos
y me llena y me cubre con su aroma,
un perfume del todo diferente
en un beso preciado que me roza.
Y me rozan el eco y tus palabras
y palpita mi pecho que se aloca,
porque siente las letras tan sublimes
que regresan de tierras muy remotas.
"...Tus palabras me vienen con el eco
y se quedan pacientes con mi sombra,
son palabras y ecos que me hablan
mientras besan mis labios sin demora..."
Rafael Sánchez Ortega ©
31/07/10
CORRE, CORRE, CAMINANTE
Corre, corre, caminante
y tu cuerpo no doblegues,
sal en busca de la luna
aunque vuelvas con claveles.
Ten en cuenta que los niños
tienen sueños muchas veces,
y en los mismos siempre encuentran
mil sorpresas y juguetes.
Más los hombres no son niños,
son personas simplemente,
unos miran las estrellas,
otros beben y se duermen.
Hay sorpresas que no esperan
en la plaza y en las fuentes,
son suspiros de la vida
con la brisa que los mece.
Hay susurros en los labios
que musitan lo que quieren,
lo que guardan, lo que piensan
esos pechos tan valientes.
Hay juguetes en los niños
que no son lo que parecen,
son las letras y dibujos
los cuadernos y deberes.
Hay canicas en la bolsa
con mil sueños en la frente,
bicicletas encantadas
y también con patinetes.
Es por eso caminante
que te digo que hasta siempre,
corre, corre, muy deprisa,
corre en busca de tu suerte.
Tú destino está marcado
y una sombra te protege,
es la sombra de la luna,
de cristianos y de infieles.
Corre, corre, caminante,
busca el río y su afluente,
vete pronto a la ribera
a encontrar lo que tu sientes.
Ese cáliz con la sangre,
esa lava tan ardiente,
ese cirio con la llama
que se apaga y que perece.
"...Corre, corre, caminante,
haz que el cuerpo se enderece,
mira arriba, a las estrellas,
y recoge lo que tienen..."
Rafael Sánchez Ortega ©
30/07/10
y tu cuerpo no doblegues,
sal en busca de la luna
aunque vuelvas con claveles.
Ten en cuenta que los niños
tienen sueños muchas veces,
y en los mismos siempre encuentran
mil sorpresas y juguetes.
Más los hombres no son niños,
son personas simplemente,
unos miran las estrellas,
otros beben y se duermen.
Hay sorpresas que no esperan
en la plaza y en las fuentes,
son suspiros de la vida
con la brisa que los mece.
Hay susurros en los labios
que musitan lo que quieren,
lo que guardan, lo que piensan
esos pechos tan valientes.
Hay juguetes en los niños
que no son lo que parecen,
son las letras y dibujos
los cuadernos y deberes.
Hay canicas en la bolsa
con mil sueños en la frente,
bicicletas encantadas
y también con patinetes.
Es por eso caminante
que te digo que hasta siempre,
corre, corre, muy deprisa,
corre en busca de tu suerte.
Tú destino está marcado
y una sombra te protege,
es la sombra de la luna,
de cristianos y de infieles.
Corre, corre, caminante,
busca el río y su afluente,
vete pronto a la ribera
a encontrar lo que tu sientes.
Ese cáliz con la sangre,
esa lava tan ardiente,
ese cirio con la llama
que se apaga y que perece.
"...Corre, corre, caminante,
haz que el cuerpo se enderece,
mira arriba, a las estrellas,
y recoge lo que tienen..."
Rafael Sánchez Ortega ©
30/07/10
VOLVERÁN CON EL MAR Y LAS MAREAS
Volverán con el mar y las mareas
los romances de niños y de ancianos,
y con ellos vendrán tantos recuerdos,
impacientes, que fueron rescatados.
...Sín títulos, ni rótulos estaba
aquel viejo café de no hace tanto,
tras sus puertas guardaba los secretos,
confidencias de jóvenes de antaño.
Era un viejo esqueleto el edificio,
y el café se encontraba en aquel bajo,
junto al puerto cargado de ilusiones
con marinos llegados en los barcos.
Acudían también a la taberna
jubilados curtidos por los años,
con su pipa paciente y la petaca
conteniendo las hebras del tabaco.
Se sentaba mirando la ventana
y llevaba la copa hasta sus labios,
era un vino mezclado con el humo,
con el gesto nervioso de sus manos.
También iban señoras muy curtidas,
jornaleros y tipos trajeados,
una mezcla de seres muy bohemios
que ponían la esencia de ese cuadro.
Y allí estaba la eterna sirenita,
despachando cervezas en los vasos,
con su gracia sutil y su presencia,
y poniendo una nota con su encanto.
Porque sí, era ella quien cantaba
y limpiaba el tablero con un trapo,
tan ajena a la calle y a la vida,
con mil sueños tenidos, pero intactos.
Conservaba la gracia en su mirada,
su sonrisa prendida de los labios,
y ese toque sutil y diferente
que llamaba atención, sin evitarlo.
Simplemente allí estaba, porque era,
la criada y la dueña de aquel antro,
el café de los hombres tan curtidos,
marineros, obreros y borrachos.
Albergaba en su pecho la esperanza
de marchar algún día hacia otro lado,
de encontrar a ese hombre de su vida,
y olvidar los bochornos de ese cuarto.
Es posible que el sueño que tuviera,
fuera solo de niña y un regalo,
pero todo pasó, como la brisa,
y ahora mismo el café ya está cerrado.
Sólo quedan las puertas mal cerradas,
y el olor a taberna que está rancio,
a pesar de que llegue entre la niebla
ese tierno recuerdo del pasado...
"...Volverán con el mar y las mareas
el salitre y el yodo hasta los labios,
y vendrán muchos besos y suspiros
a besar tus cabellos plateados..."
Rafael Sánchez Ortega ©
29/07/10
los romances de niños y de ancianos,
y con ellos vendrán tantos recuerdos,
impacientes, que fueron rescatados.
...Sín títulos, ni rótulos estaba
aquel viejo café de no hace tanto,
tras sus puertas guardaba los secretos,
confidencias de jóvenes de antaño.
Era un viejo esqueleto el edificio,
y el café se encontraba en aquel bajo,
junto al puerto cargado de ilusiones
con marinos llegados en los barcos.
Acudían también a la taberna
jubilados curtidos por los años,
con su pipa paciente y la petaca
conteniendo las hebras del tabaco.
Se sentaba mirando la ventana
y llevaba la copa hasta sus labios,
era un vino mezclado con el humo,
con el gesto nervioso de sus manos.
También iban señoras muy curtidas,
jornaleros y tipos trajeados,
una mezcla de seres muy bohemios
que ponían la esencia de ese cuadro.
Y allí estaba la eterna sirenita,
despachando cervezas en los vasos,
con su gracia sutil y su presencia,
y poniendo una nota con su encanto.
Porque sí, era ella quien cantaba
y limpiaba el tablero con un trapo,
tan ajena a la calle y a la vida,
con mil sueños tenidos, pero intactos.
Conservaba la gracia en su mirada,
su sonrisa prendida de los labios,
y ese toque sutil y diferente
que llamaba atención, sin evitarlo.
Simplemente allí estaba, porque era,
la criada y la dueña de aquel antro,
el café de los hombres tan curtidos,
marineros, obreros y borrachos.
Albergaba en su pecho la esperanza
de marchar algún día hacia otro lado,
de encontrar a ese hombre de su vida,
y olvidar los bochornos de ese cuarto.
Es posible que el sueño que tuviera,
fuera solo de niña y un regalo,
pero todo pasó, como la brisa,
y ahora mismo el café ya está cerrado.
Sólo quedan las puertas mal cerradas,
y el olor a taberna que está rancio,
a pesar de que llegue entre la niebla
ese tierno recuerdo del pasado...
"...Volverán con el mar y las mareas
el salitre y el yodo hasta los labios,
y vendrán muchos besos y suspiros
a besar tus cabellos plateados..."
Rafael Sánchez Ortega ©
29/07/10
HAY VERSOS QUE ME DICTAN TU MIRADA
Hay versos que me dicta tu mirada
y que leo gustoso en el silencio,
me pierdo entre sus letras una a una
sorbiendo el suave néctar de tus besos.
Por eso te contemplo ensimismado
y veo como sales por el cielo,
te elevas por el este con las horas
y mandas a la tierra tu reflejo.
Tus versos tienen magia y fantasía,
embrujo de las hadas de febrero,
nostalgia de romances que has vivido
llegando a tus oídos con el viento.
Te leo y te releo lentamente,
y miro como vienes a mi encuentro,
tus versos son de meigas y nostalgias
que amaron a fornidos caballeros.
Entonces esos versos cobran vida,
me cuentan y confían sus secretos,
susurran con la luz que tu les mandas
rompiendo las amarras de los pechos.
La sangre se rebela lujuriosa,
galopa el corazón como un crucero,
el pulso se acelera sin pensarlo
y escapa del volcán, la lava, al puerto.
Un beso se confunde con los versos,
el beso de unos labios siempre tiernos,
los versos más hermosos de la luna
que deja su mirada y embeleso.
¡Ay luna, mi lunita encantadora!,
la luna tan llenita que yo quiero,
la luna que me escribe con sus ojos
retazos de cariño, en un momento.
No dejes que mis fuerzas me abandonen,
ni dejes que se pierdan mis anhelos,
un día subiré hasta tu lado
y entonces viviré contigo un sueño.
El sueño que he leído en tu mirada,
el dulce escalofrío de tus besos,
y entonces los pegasos de la noche
de pronto apagarán, su sed y fuego.
Rafael Sánchez Ortega ©
28/07/10
y que leo gustoso en el silencio,
me pierdo entre sus letras una a una
sorbiendo el suave néctar de tus besos.
Por eso te contemplo ensimismado
y veo como sales por el cielo,
te elevas por el este con las horas
y mandas a la tierra tu reflejo.
Tus versos tienen magia y fantasía,
embrujo de las hadas de febrero,
nostalgia de romances que has vivido
llegando a tus oídos con el viento.
Te leo y te releo lentamente,
y miro como vienes a mi encuentro,
tus versos son de meigas y nostalgias
que amaron a fornidos caballeros.
Entonces esos versos cobran vida,
me cuentan y confían sus secretos,
susurran con la luz que tu les mandas
rompiendo las amarras de los pechos.
La sangre se rebela lujuriosa,
galopa el corazón como un crucero,
el pulso se acelera sin pensarlo
y escapa del volcán, la lava, al puerto.
Un beso se confunde con los versos,
el beso de unos labios siempre tiernos,
los versos más hermosos de la luna
que deja su mirada y embeleso.
¡Ay luna, mi lunita encantadora!,
la luna tan llenita que yo quiero,
la luna que me escribe con sus ojos
retazos de cariño, en un momento.
No dejes que mis fuerzas me abandonen,
ni dejes que se pierdan mis anhelos,
un día subiré hasta tu lado
y entonces viviré contigo un sueño.
El sueño que he leído en tu mirada,
el dulce escalofrío de tus besos,
y entonces los pegasos de la noche
de pronto apagarán, su sed y fuego.
Rafael Sánchez Ortega ©
28/07/10
A VECES LOS SUSURROS SON CARENCIAS
A veces los suspiros son carencias
y esconden muchos sueños en su fondo,
hay gritos desgarrados que se emiten
del faro intermitente de los ojos.
Suspiran los helechos en la tarde
al roce inmaculado de los corzos,
que bajan hasta el río en un momento,
sedientos, sorteando los matojos.
Suspira el ganadero, que en el bosque,
recoge de los mismos un coloño,
la leña que alimenta las pasiones
del fuego encarnecido y pelirrojo.
Suspiran las montañas tan nevadas,
al beso de ese sol, que poco a poco,
desnuda de su manto tan preciado
llevando el agua fresca hasta el arroyo.
Suspira el marinero, que en su barca,
se esmera en la faena puntilloso,
tratando de obtener esa captura,
el jargo, de los mares, tan remoto.
Suspiran las ciudades y estornudan,
al paso de los coches tan ruidosos,
la eterna geometría en movimiento,
del hombre levantándose del polvo.
Suspira el corazón entristecido,
sabiendo que en el mismo existe un roto,
la herida recibida de hace tiempo
se mezcla gota a gota con el lodo.
Suspiran las campanas de la iglesia
y anuncian el rosario del otoño,
la mezcla del fervor y la esperanza
unidas en los labios codo a codo.
Suspira aquel amante que ha querido,
y tiembla con pesar ante el soborno,
él siente que el amor está presente
si late el corazón quebrado y loco.
Suspiran los claveles y las rosas
y envidian con pesar a los gladiolos,
tomados por la mano de aquel hombre
que aviva ya, su paso presuroso.
Suspiran unos labios por un beso
en busca de otros labios y un sollozo,
suspiran con sus miedos y carencias
en busca de otro beso con un soplo.
Rafael Sánchez Ortega ©
27/07/10
y esconden muchos sueños en su fondo,
hay gritos desgarrados que se emiten
del faro intermitente de los ojos.
Suspiran los helechos en la tarde
al roce inmaculado de los corzos,
que bajan hasta el río en un momento,
sedientos, sorteando los matojos.
Suspira el ganadero, que en el bosque,
recoge de los mismos un coloño,
la leña que alimenta las pasiones
del fuego encarnecido y pelirrojo.
Suspiran las montañas tan nevadas,
al beso de ese sol, que poco a poco,
desnuda de su manto tan preciado
llevando el agua fresca hasta el arroyo.
Suspira el marinero, que en su barca,
se esmera en la faena puntilloso,
tratando de obtener esa captura,
el jargo, de los mares, tan remoto.
Suspiran las ciudades y estornudan,
al paso de los coches tan ruidosos,
la eterna geometría en movimiento,
del hombre levantándose del polvo.
Suspira el corazón entristecido,
sabiendo que en el mismo existe un roto,
la herida recibida de hace tiempo
se mezcla gota a gota con el lodo.
Suspiran las campanas de la iglesia
y anuncian el rosario del otoño,
la mezcla del fervor y la esperanza
unidas en los labios codo a codo.
Suspira aquel amante que ha querido,
y tiembla con pesar ante el soborno,
él siente que el amor está presente
si late el corazón quebrado y loco.
Suspiran los claveles y las rosas
y envidian con pesar a los gladiolos,
tomados por la mano de aquel hombre
que aviva ya, su paso presuroso.
Suspiran unos labios por un beso
en busca de otros labios y un sollozo,
suspiran con sus miedos y carencias
en busca de otro beso con un soplo.
Rafael Sánchez Ortega ©
27/07/10
PEQUEÑA CENICIENTA DE MI VIDA...
Pequeña cenicienta de mi vida,
eterna caracola rescatada,
no temas a la brisa del noreste
y busca entre mis brazos la bonanza.
Prosigue con tus sueños de princesa
y juega mientras tanto con las Hadas,
escucha de sus labios las canciones
y baila con las hojas de las hayas.
No temas si susurran los cipreses,
ni tiembles con los rayos que descargan,
las nubes tienen formas caprichosas
producto de los vientos y las lágrimas.
Los vientos que soplaron en los mares
y fueron rescatados de la Atlántida,
el reino de los mitos y leyendas,
perdido entre los mares y las aguas.
Las lágrimas tomadas de los hombres
esperan ese roce de tu cara,
el leve escalofrío de tus labios
que gime y balbucea sin palabras.
Pequeña cenicienta de mi vida,
no quiero nos separe la distancia,
ni quiero que tus ojos tengan miedo
por causa de la duda que te asalta.
Acércate a la playa en un momento
y busca a las sirenas encantadas,
pregúntales por todo lo que dudas
y aspira el dulce aroma de las algas.
Y luego, cuando tengas la respuesta,
sumérgete en las aguas tan saladas,
espera a que las olas te saluden
y diles todo aquello que tú guardas.
Es hora que preguntes por la luna,
también de las estrellas que te hablan,
la noche con su manto tan oscuro,
y el baile con la música y la danza.
No temas ni te apures por la hora,
ya sé que está sonando la campana,
apriétate en mis brazos simplemente,
pequeña cenicienta enamorada.
"...Pequeña cenicienta de mi vida,
eterna singladura de mi playa,
tú eres la gaviota caprichosa
y el dulce escalofrío de mi alma..."
Rafael Sánchez Ortega ©
26/07/10
eterna caracola rescatada,
no temas a la brisa del noreste
y busca entre mis brazos la bonanza.
Prosigue con tus sueños de princesa
y juega mientras tanto con las Hadas,
escucha de sus labios las canciones
y baila con las hojas de las hayas.
No temas si susurran los cipreses,
ni tiembles con los rayos que descargan,
las nubes tienen formas caprichosas
producto de los vientos y las lágrimas.
Los vientos que soplaron en los mares
y fueron rescatados de la Atlántida,
el reino de los mitos y leyendas,
perdido entre los mares y las aguas.
Las lágrimas tomadas de los hombres
esperan ese roce de tu cara,
el leve escalofrío de tus labios
que gime y balbucea sin palabras.
Pequeña cenicienta de mi vida,
no quiero nos separe la distancia,
ni quiero que tus ojos tengan miedo
por causa de la duda que te asalta.
Acércate a la playa en un momento
y busca a las sirenas encantadas,
pregúntales por todo lo que dudas
y aspira el dulce aroma de las algas.
Y luego, cuando tengas la respuesta,
sumérgete en las aguas tan saladas,
espera a que las olas te saluden
y diles todo aquello que tú guardas.
Es hora que preguntes por la luna,
también de las estrellas que te hablan,
la noche con su manto tan oscuro,
y el baile con la música y la danza.
No temas ni te apures por la hora,
ya sé que está sonando la campana,
apriétate en mis brazos simplemente,
pequeña cenicienta enamorada.
"...Pequeña cenicienta de mi vida,
eterna singladura de mi playa,
tú eres la gaviota caprichosa
y el dulce escalofrío de mi alma..."
Rafael Sánchez Ortega ©
26/07/10
AQUELLOS OJOS TRISTES
(Recordando a la Morita)
Aquellos ojos tristes
con pena me miraban,
miraban a mis ojos,
miraban a mis lágrimas.
No sé que me decían,
ni sé que suplicaban,
mas sé que sus pupilas
llegaban a mi alma.
Un grito silencioso,
sin voces ni palabras,
maullido simplemente
dejaba en su mirada.
Mis dedos a su frente
con pena acariciaban,
quería darle vida,
y fuerzas a sus patas.
Quería que mi sangre
con ella se mezclara,
quería simplemente
los ratos que me daba.
Aquellos ronroneos,
el lomo que rozaba,
buscando la caricia,
y el pienso con el agua.
No sé que sensaciones
sentía yo al mirarla,
pues tanto la quería
por ser ya de mi casa.
Vivía con nosotros,
dormía en nuestra cama,
trepaba muy curiosa
por muebles y ventanas.
A todas las visitas
sin miedo se acercaba,
buscaba su regazo,
rodillas y sus nalgas.
Allí dormía un rato
en medio de las charlas,
y luego muy coqueta
prudente protestaba.
Quería mil caricias,
cerraba sus pestañas,
sentada cual princesa,
esfinge sin sus alas.
...Y ahora, aquí a mi lado,
sus ojos de agua clara,
pedían las caricias
y fuerzas que faltaban.
Pedían esa brisa
que sopla en la mañana,
pedían simplemente
cariño y confianza.
Y yo oculté mi rostro,
tratando de calmarla,
no quise que me viera
llorar junto a su cara.
No quiero que ya sufras
y duermas hasta el alba,
allí, junto a las nubes,
Morita tan preciada.
Morita juguetona,
coqueta y casquivana,
orgullo de mis días,
princesa solitaria.
Rafael Sánchez Ortega ©
25/07/10
Aquellos ojos tristes
con pena me miraban,
miraban a mis ojos,
miraban a mis lágrimas.
No sé que me decían,
ni sé que suplicaban,
mas sé que sus pupilas
llegaban a mi alma.
Un grito silencioso,
sin voces ni palabras,
maullido simplemente
dejaba en su mirada.
Mis dedos a su frente
con pena acariciaban,
quería darle vida,
y fuerzas a sus patas.
Quería que mi sangre
con ella se mezclara,
quería simplemente
los ratos que me daba.
Aquellos ronroneos,
el lomo que rozaba,
buscando la caricia,
y el pienso con el agua.
No sé que sensaciones
sentía yo al mirarla,
pues tanto la quería
por ser ya de mi casa.
Vivía con nosotros,
dormía en nuestra cama,
trepaba muy curiosa
por muebles y ventanas.
A todas las visitas
sin miedo se acercaba,
buscaba su regazo,
rodillas y sus nalgas.
Allí dormía un rato
en medio de las charlas,
y luego muy coqueta
prudente protestaba.
Quería mil caricias,
cerraba sus pestañas,
sentada cual princesa,
esfinge sin sus alas.
...Y ahora, aquí a mi lado,
sus ojos de agua clara,
pedían las caricias
y fuerzas que faltaban.
Pedían esa brisa
que sopla en la mañana,
pedían simplemente
cariño y confianza.
Y yo oculté mi rostro,
tratando de calmarla,
no quise que me viera
llorar junto a su cara.
No quiero que ya sufras
y duermas hasta el alba,
allí, junto a las nubes,
Morita tan preciada.
Morita juguetona,
coqueta y casquivana,
orgullo de mis días,
princesa solitaria.
Rafael Sánchez Ortega ©
25/07/10
ES TRISTE DESPEDIR A QUIEN SE QUIERE
Es triste despedir a quien se quiere
y más si ha compartido tu alegría,
incluso si ha arañado y te ha mordido
creyendo que sus juegos son caricias.
Un día la recoges en la calle
la limpias y le ofreces tu comida,
la peinas con paciencia muy despacio,
incluso hasta le ofreces tu sonrisa.
Y haces en tu pecho un huequecito,
la pones en tu agenda y tu familia,
la llamas cuando llegas a tu casa
y buscas su mirada tan tranquila.
Sus ojos son de gata simplemente,
dos perlas que iluminan y que brillan,
detrás de esos bigotes tan traviesos
y encima de su linda naricita.
Recuerdas como era en el pasado
y vives su presente todavía,
no quieres que se borre su recuerdo,
y escuchas un maullido que te grita.
Te secas una lágrima sincera
y escuchas su lamento y su agonía,
bien sabes que se marcha para siempre,
que todo es una triste despedida.
No quieres que ella sufra y que padezca,
la quieres tener viva en tu retina,
que sea la alegría de tu alma
y puedas en tus sueños compartirla.
Mas eso son tus sueños, y lo sabes,
el mundo vive ajeno a tu morita,
recuerdas lo que ella te ha donado,
minutos y segundos día a día.
Minutos de buscarla como un loco
creyendo que ha marchado de visita,
segundos compartidos sobre el lecho
buscando tu calor y compañía.
Pero ahora son recuerdos todo ello,
te secas esa lágrima sencilla,
te dices que tu gata revoltosa
se encuentra con la estrella que titila.
Se encuentra con la luna y los luceros
la llevas en tu alma muy cosida,
la sientes con el beso que la mandas
ahora en que ha quedado dormidita.
Rafael Sánchez Ortega ©
25/07/10
y más si ha compartido tu alegría,
incluso si ha arañado y te ha mordido
creyendo que sus juegos son caricias.
Un día la recoges en la calle
la limpias y le ofreces tu comida,
la peinas con paciencia muy despacio,
incluso hasta le ofreces tu sonrisa.
Y haces en tu pecho un huequecito,
la pones en tu agenda y tu familia,
la llamas cuando llegas a tu casa
y buscas su mirada tan tranquila.
Sus ojos son de gata simplemente,
dos perlas que iluminan y que brillan,
detrás de esos bigotes tan traviesos
y encima de su linda naricita.
Recuerdas como era en el pasado
y vives su presente todavía,
no quieres que se borre su recuerdo,
y escuchas un maullido que te grita.
Te secas una lágrima sincera
y escuchas su lamento y su agonía,
bien sabes que se marcha para siempre,
que todo es una triste despedida.
No quieres que ella sufra y que padezca,
la quieres tener viva en tu retina,
que sea la alegría de tu alma
y puedas en tus sueños compartirla.
Mas eso son tus sueños, y lo sabes,
el mundo vive ajeno a tu morita,
recuerdas lo que ella te ha donado,
minutos y segundos día a día.
Minutos de buscarla como un loco
creyendo que ha marchado de visita,
segundos compartidos sobre el lecho
buscando tu calor y compañía.
Pero ahora son recuerdos todo ello,
te secas esa lágrima sencilla,
te dices que tu gata revoltosa
se encuentra con la estrella que titila.
Se encuentra con la luna y los luceros
la llevas en tu alma muy cosida,
la sientes con el beso que la mandas
ahora en que ha quedado dormidita.
Rafael Sánchez Ortega ©
25/07/10
VEREMOS SI AMANECE UN NUEVO DÍA
Veremos si amanece un nuevo día
repleto de ilusiones y esperanzas,
quizás se hayan quedado con los sueños,
ocultas, las oscuras telarañas.
Veremos si los hombres se despìertan
y salen renovados con el alba,
sacando de su cuerpo nuevas fuerzas,
luchando por aquello que mas aman.
Veremos si los dioses se contentan
y cesan un momento sus batallas,
los campos del Olimpo están muy llenos
precisan de otros aires y de calma.
Veremos si las clases enmudecen
y callan profesores en las aulas,
quizás esas lecciones que pregonan
se digan sin retòrica y palabras.
Veremos como buscan las pupilas
los ojos fervorosos de la amada,
las perlas escondidas tras sus cejas,
y el fuego retenido con sus llamas.
Veremos como pasan los minutos
y pronto los relojes ya se paran,
detienen su tic-tac y su lamento
y quedan silenciosos en su marcha.
Veremos como llegan las alondras
y forman sus nidales en la plaza,
la eterna primavera cobra vida
en forma de esas aves encantadas.
Veremos como crecen los rosales
y nacen los magnolios y las malvas,
con ellos las hermosas margaritas
nos dejan su belleza tan preciada.
Veremos al final, como la vida,
explota en arco iris sin distancias,
un cúmulo de grandes sensaciones
nos llena y se apodera de las almas.
Veremos simplemente que los niños
se forman y son hombres un mañana,
renacen día a día con sus sueños
y adoran a la vida que les llama.
Por eso sonreiremos fugazmente,
veremos más allá, sin pedir nada,
la vida nos confía sus secretos
y envuelve nuestras almas con su magia.
Rafael Sánchez Ortega ©
24/07/10
repleto de ilusiones y esperanzas,
quizás se hayan quedado con los sueños,
ocultas, las oscuras telarañas.
Veremos si los hombres se despìertan
y salen renovados con el alba,
sacando de su cuerpo nuevas fuerzas,
luchando por aquello que mas aman.
Veremos si los dioses se contentan
y cesan un momento sus batallas,
los campos del Olimpo están muy llenos
precisan de otros aires y de calma.
Veremos si las clases enmudecen
y callan profesores en las aulas,
quizás esas lecciones que pregonan
se digan sin retòrica y palabras.
Veremos como buscan las pupilas
los ojos fervorosos de la amada,
las perlas escondidas tras sus cejas,
y el fuego retenido con sus llamas.
Veremos como pasan los minutos
y pronto los relojes ya se paran,
detienen su tic-tac y su lamento
y quedan silenciosos en su marcha.
Veremos como llegan las alondras
y forman sus nidales en la plaza,
la eterna primavera cobra vida
en forma de esas aves encantadas.
Veremos como crecen los rosales
y nacen los magnolios y las malvas,
con ellos las hermosas margaritas
nos dejan su belleza tan preciada.
Veremos al final, como la vida,
explota en arco iris sin distancias,
un cúmulo de grandes sensaciones
nos llena y se apodera de las almas.
Veremos simplemente que los niños
se forman y son hombres un mañana,
renacen día a día con sus sueños
y adoran a la vida que les llama.
Por eso sonreiremos fugazmente,
veremos más allá, sin pedir nada,
la vida nos confía sus secretos
y envuelve nuestras almas con su magia.
Rafael Sánchez Ortega ©
24/07/10
A VECES TE DESPIERTAS EN LA VIDA
A veces te despiertas en la vida
y ves ante el espejo tu reflejo,
observas la figura que te muestra
y al hombre derrotado y en silencio.
Contemplas ese rostro mucho rato
y miras pensativo hacia lo lejos,
allá donde no alcanzan tus pupilas
y buscas tras las sombras los recuerdos.
Caricias y sonrisas se confunde
y llegan apagadas con el eco,
acuden tantas lágrimas vertidas,
suspiros contenidos en tu pecho.
Entonces en la eterna fantasía
te elevas a otro mundo mas sincero,
aquel que tu has soñado desde niño,
el mundo de los ángeles eternos.
El mundo del amor y la esperanza,
sin guardias, sin fronteras ni guerreros,
un mundo con la paz como divisa
y lleno de cariño verdadero.
Mas vuelves a la tierra nuevamente
y bajas de la nube de tus sueños,
regresas ante el hombre que contempla
y mira su futuro tan incierto.
Las dudas se reflejan en su frente,
y un halo de tristeza por su ceño,
sus labios han perdido la alegría
y buscan el sabor del vino añejo.
Recuerdos simplemente de un pasado,
hermosos y plasmados en los versos,
recuerdos de minutos compartidos
rompiendo el protocolo de los tiempos.
Entonces se escucharon los susurros,
aquellos recogidos por el viento,
volvían por praderas y por mares,
de un viaje por la vida y por los cielos.
Volvían a mi lado en la mañana,
venían con la brisa y con sus besos,
venían totalmente renovados
al niño que ha crecido sin saberlo.
Rafael Sánchez Ortega ©
23/07/10
y ves ante el espejo tu reflejo,
observas la figura que te muestra
y al hombre derrotado y en silencio.
Contemplas ese rostro mucho rato
y miras pensativo hacia lo lejos,
allá donde no alcanzan tus pupilas
y buscas tras las sombras los recuerdos.
Caricias y sonrisas se confunde
y llegan apagadas con el eco,
acuden tantas lágrimas vertidas,
suspiros contenidos en tu pecho.
Entonces en la eterna fantasía
te elevas a otro mundo mas sincero,
aquel que tu has soñado desde niño,
el mundo de los ángeles eternos.
El mundo del amor y la esperanza,
sin guardias, sin fronteras ni guerreros,
un mundo con la paz como divisa
y lleno de cariño verdadero.
Mas vuelves a la tierra nuevamente
y bajas de la nube de tus sueños,
regresas ante el hombre que contempla
y mira su futuro tan incierto.
Las dudas se reflejan en su frente,
y un halo de tristeza por su ceño,
sus labios han perdido la alegría
y buscan el sabor del vino añejo.
Recuerdos simplemente de un pasado,
hermosos y plasmados en los versos,
recuerdos de minutos compartidos
rompiendo el protocolo de los tiempos.
Entonces se escucharon los susurros,
aquellos recogidos por el viento,
volvían por praderas y por mares,
de un viaje por la vida y por los cielos.
Volvían a mi lado en la mañana,
venían con la brisa y con sus besos,
venían totalmente renovados
al niño que ha crecido sin saberlo.
Rafael Sánchez Ortega ©
23/07/10
TENÍA RAZÓN EL NIÑO
Tenía razón el niño
al decir que soy un viejo;
viejo roble que se inclina
con sus ramas hacia el suelo.
Vieja encina polvorienta,
en sus canas por el tiempo,
que se dobla y que no aguanta
por los años y su peso.
Viejo faro que palpitas
y que mandas tus reflejos,
en la noche misteriosa
a los barcos y veleros.
Vieja estrella de la noche
no te ocultes tras un velo,
muestra pronto tu figura
y ese rostro lindo y bello.
Viejo mástil que te alzas,
orgulloso y hacia el cielo,
haz que hable tu bandera
y que rompa los silencios.
Vieja estampa la del hombre
que contempla todo esto,
y que siente los latidos
que le suben por el pecho.
Vieja cima de montaña
que blanqueas en invierno,
cubre pronto tus arrugas
con la nieve y con los hielos.
Viejo río que recoges
y que mandas al océano,
esas aguas, gota a gota,
que destilan los neveros.
Viejo rostro que me miras
y que intuyes lo que veo
busca pronto mi mirada
y el mensaje de mis versos.
Vieja pluma que ahora escribes
estas letras al cuaderno,
lleva a ellas mi susurro,
dile al niño que no he muerto.
Soy un viejo simplemente
y eso es algo que no niego,
pero busco, como antaño,
en la vida sus secretos.
Vieja vida que he vidido,
deja al niño que yo llevo,
que palpite y se estremezca
y que vuele con sus sueños.
Rafael Sánchez Ortega ©
22/07/10
al decir que soy un viejo;
viejo roble que se inclina
con sus ramas hacia el suelo.
Vieja encina polvorienta,
en sus canas por el tiempo,
que se dobla y que no aguanta
por los años y su peso.
Viejo faro que palpitas
y que mandas tus reflejos,
en la noche misteriosa
a los barcos y veleros.
Vieja estrella de la noche
no te ocultes tras un velo,
muestra pronto tu figura
y ese rostro lindo y bello.
Viejo mástil que te alzas,
orgulloso y hacia el cielo,
haz que hable tu bandera
y que rompa los silencios.
Vieja estampa la del hombre
que contempla todo esto,
y que siente los latidos
que le suben por el pecho.
Vieja cima de montaña
que blanqueas en invierno,
cubre pronto tus arrugas
con la nieve y con los hielos.
Viejo río que recoges
y que mandas al océano,
esas aguas, gota a gota,
que destilan los neveros.
Viejo rostro que me miras
y que intuyes lo que veo
busca pronto mi mirada
y el mensaje de mis versos.
Vieja pluma que ahora escribes
estas letras al cuaderno,
lleva a ellas mi susurro,
dile al niño que no he muerto.
Soy un viejo simplemente
y eso es algo que no niego,
pero busco, como antaño,
en la vida sus secretos.
Vieja vida que he vidido,
deja al niño que yo llevo,
que palpite y se estremezca
y que vuele con sus sueños.
Rafael Sánchez Ortega ©
22/07/10
CUANDO LAS SOMBRAS AVANZAN
Cuando las sombras avanzan
hay un algo de tristeza,
una línea que se rompe
en el cielo que se agrieta.
Es muy fácil tener frío
con la lluvia y la tormenta,
tiritar los finos labios
con el cuerpo que ahora tiembla.
Sin embargo los suspiros
no se aguantan y se entregan,
son latidos de las almas
al compás de las mareas.
Tres Marías van llegando,
son las olas tan traviesas,
y tras ellas vienen otras
mas calmadas y serenas.
Es la hora de unos hombres,
los que buscan la cerveza,
o ese vino de rioja
que tendrán en la taberna.
Y también es otra hora,
de los hombres que ahora rezan,
y musitan una Salve
a la Virgen La Barquera.
Ya las sombras con su manto
han cubierto la ribera,
produciendo sensaciones
en las calles y las huertas.
Una niña en la ventana
en su quicio se recrea,
mientras mira, por si acaso,
al marino por la acera.
Poco a poco las canciones
van saliendo a las estrellas,
y con ellas van los sueños
y tras ellos va quien sueña.
Un poeta enamorado
ve este cuadro y lo refleja,
con su pluma en el cuaderno,
verso a verso y letra a letra.
Hay quien dice que las sombras
tienen algo de tibieza,
y también de escalofríos
encubiertos entre ellas.
Pero hay otros que las miran
y en silencio las contemplan,
y se esconden en sus brumas
y se pierden en sus nieblas.
Hay romances muy variados
en el cielo y en la tierra,
como hay hombres que suspiran
mientras aman y se entregan.
"...Cuando las sombras avanzan
hay un halo que se quiebra,
una línea que se rompe
que nos llega y que nos besa.
Rafael Sánchez Ortega ©
22/07/10
hay un algo de tristeza,
una línea que se rompe
en el cielo que se agrieta.
Es muy fácil tener frío
con la lluvia y la tormenta,
tiritar los finos labios
con el cuerpo que ahora tiembla.
Sin embargo los suspiros
no se aguantan y se entregan,
son latidos de las almas
al compás de las mareas.
Tres Marías van llegando,
son las olas tan traviesas,
y tras ellas vienen otras
mas calmadas y serenas.
Es la hora de unos hombres,
los que buscan la cerveza,
o ese vino de rioja
que tendrán en la taberna.
Y también es otra hora,
de los hombres que ahora rezan,
y musitan una Salve
a la Virgen La Barquera.
Ya las sombras con su manto
han cubierto la ribera,
produciendo sensaciones
en las calles y las huertas.
Una niña en la ventana
en su quicio se recrea,
mientras mira, por si acaso,
al marino por la acera.
Poco a poco las canciones
van saliendo a las estrellas,
y con ellas van los sueños
y tras ellos va quien sueña.
Un poeta enamorado
ve este cuadro y lo refleja,
con su pluma en el cuaderno,
verso a verso y letra a letra.
Hay quien dice que las sombras
tienen algo de tibieza,
y también de escalofríos
encubiertos entre ellas.
Pero hay otros que las miran
y en silencio las contemplan,
y se esconden en sus brumas
y se pierden en sus nieblas.
Hay romances muy variados
en el cielo y en la tierra,
como hay hombres que suspiran
mientras aman y se entregan.
"...Cuando las sombras avanzan
hay un halo que se quiebra,
una línea que se rompe
que nos llega y que nos besa.
Rafael Sánchez Ortega ©
22/07/10
UN DÍA LOS MARINOS DE MI TIERRA
Un día los marinos de mi tierra
robaron sus encantos a la luna,
entonces las estrellas desoladas
mostraron soñolientas sus arrugas.
La noche se quedó sin su diadema,
la cara con su forma tan difusa,
la imagen con sonrisa permanente
que ablanda resquemores y las dudas.
Las olas que llegaban a la playa
venían excusando mil disculpas,
el canto que dejaban era triste,
ausente y con balada taciturna.
Incluso la campana de la torre
dejaba sus llamadas inconclusas,
eternos balbuceos en la noche
buscando por el cielo una figura.
Los cielos se cubrieron con las nubes,
las sombras avanzaron con la bruma,
y un manto de silencio y de vacío
cayó sobre la ría y las falúas.
Entonces los marinos conmovidos,
volvieron con la luna a las alturas,
dejando en ese marco permanente
el faro que en la noche nos saluda.
La noche cobró vida y cobró fuerza,
volvieron las estrellas una a una,
salieron con sonrisa renovada
al ver el blanco ardiente de su blusa.
Las olas despertaron renovadas,
dejando con su encanto y con su espuma
las algas y el salitre de los mares
con cantos de sirenas y manjúas.
También las campanadas de la torre
cambiaron su lamento sin fisuras,
cantaban nuevamente con su dúo,
alegres y de forma muy conjunta.
Los cielos clarearon de repente,
las sombras se quedaron en la cuna,
y el manto de la luna con su abrazo,
llegó a los marineros y chalupas.
"...Un día los marinos de mi tierra
hicieron con su robo una aventura,
lograron que la tierra y que los hombres
amaran a la luna más que nunca..."
Rafael Sánchez Ortega ©
21/07/10
robaron sus encantos a la luna,
entonces las estrellas desoladas
mostraron soñolientas sus arrugas.
La noche se quedó sin su diadema,
la cara con su forma tan difusa,
la imagen con sonrisa permanente
que ablanda resquemores y las dudas.
Las olas que llegaban a la playa
venían excusando mil disculpas,
el canto que dejaban era triste,
ausente y con balada taciturna.
Incluso la campana de la torre
dejaba sus llamadas inconclusas,
eternos balbuceos en la noche
buscando por el cielo una figura.
Los cielos se cubrieron con las nubes,
las sombras avanzaron con la bruma,
y un manto de silencio y de vacío
cayó sobre la ría y las falúas.
Entonces los marinos conmovidos,
volvieron con la luna a las alturas,
dejando en ese marco permanente
el faro que en la noche nos saluda.
La noche cobró vida y cobró fuerza,
volvieron las estrellas una a una,
salieron con sonrisa renovada
al ver el blanco ardiente de su blusa.
Las olas despertaron renovadas,
dejando con su encanto y con su espuma
las algas y el salitre de los mares
con cantos de sirenas y manjúas.
También las campanadas de la torre
cambiaron su lamento sin fisuras,
cantaban nuevamente con su dúo,
alegres y de forma muy conjunta.
Los cielos clarearon de repente,
las sombras se quedaron en la cuna,
y el manto de la luna con su abrazo,
llegó a los marineros y chalupas.
"...Un día los marinos de mi tierra
hicieron con su robo una aventura,
lograron que la tierra y que los hombres
amaran a la luna más que nunca..."
Rafael Sánchez Ortega ©
21/07/10
SE QUEDARON CONTIGO LOS SUSPIROS
Se quedaron contigo los suspiros
y también las promesas y los besos,
en un cofre de nácar bien guardados
en un lecho de brumas y recuerdos.
Aún recuerdo su imagen y memoria
y también una rosa como centro,
una rosa robada en Salamanca
con el rojo granate y su misterio.
Los poemas quedaron olvidados
y con ellos las dudas y los miedos,
las palabras y frases escuchadas,
los susurros llegados con el viento.
Nunca supe hasta hoy lo que tenía,
en que siento un vacío tan inmenso,
ya no tengo ese rayo de esperanza
ni tampoco al humilde compañero.
Porque fuiste la alarma de mi vida
que vagaba sin mas por el desierto,
y vibré con tus guiños y emociones
y volé con tus alas por el cielo.
Se quedaron contigo los latidos
y también mis palabras respondiendo,
y con ellas un ciento de ilusiones,
bajo un manto de niebla entre los sueños.
Fueron días y noches que pasaron
con llamadas llegadas como un eco,
sin saber que el origen de las mismas
era aquel que veía nuestro espejo.
Porque el alma que estaba enamorada
no sabía el origen de los versos,
ni sabía que amaba locamente
ni tampoco que amaba con exceso.
Ahora queda una raya en el espacio,
una estrella fugaz hacia lo eterno,
una nota arrancada de una lira
y aquel beso robado, tan sincero.
Ya no importa que el mundo se detenga
ni que hablen los vivos de los muertos,
un fragmento de vida se ha marchado
y he quedado sumido en el silencio.
"...Se quedaron contigo tantas cosas
y también se llevaron lo que tengo,
porque el alma que estaba enamorada
aún susurra, en silencio, que te quiero..."
Rafael Sánchez Ortega ©
20/07/10
y también las promesas y los besos,
en un cofre de nácar bien guardados
en un lecho de brumas y recuerdos.
Aún recuerdo su imagen y memoria
y también una rosa como centro,
una rosa robada en Salamanca
con el rojo granate y su misterio.
Los poemas quedaron olvidados
y con ellos las dudas y los miedos,
las palabras y frases escuchadas,
los susurros llegados con el viento.
Nunca supe hasta hoy lo que tenía,
en que siento un vacío tan inmenso,
ya no tengo ese rayo de esperanza
ni tampoco al humilde compañero.
Porque fuiste la alarma de mi vida
que vagaba sin mas por el desierto,
y vibré con tus guiños y emociones
y volé con tus alas por el cielo.
Se quedaron contigo los latidos
y también mis palabras respondiendo,
y con ellas un ciento de ilusiones,
bajo un manto de niebla entre los sueños.
Fueron días y noches que pasaron
con llamadas llegadas como un eco,
sin saber que el origen de las mismas
era aquel que veía nuestro espejo.
Porque el alma que estaba enamorada
no sabía el origen de los versos,
ni sabía que amaba locamente
ni tampoco que amaba con exceso.
Ahora queda una raya en el espacio,
una estrella fugaz hacia lo eterno,
una nota arrancada de una lira
y aquel beso robado, tan sincero.
Ya no importa que el mundo se detenga
ni que hablen los vivos de los muertos,
un fragmento de vida se ha marchado
y he quedado sumido en el silencio.
"...Se quedaron contigo tantas cosas
y también se llevaron lo que tengo,
porque el alma que estaba enamorada
aún susurra, en silencio, que te quiero..."
Rafael Sánchez Ortega ©
20/07/10
HE CERRADO TUS OJOS MALHERIDOS
(A un amigo irreemplazable)
He cerrado tus ojos malheridos,
he cerrado tus ojos muy cansados,
y al hacerlo he sentido escalofríos
y que algo marchaba hacia el ocaso.
Se acababa tu vida y lo sabía,
te marchabas por siempre de mi lado,
sin adioses, sin prisas, sin suspiros
a dormir ese sueño inacabado.
Te llevabas contigo los recuerdos,
los momentos felices de un pasado,
y también te llevabas los segundos
que en silencio, entre ambos, nos robamos.
Aun recuerdo aquel día en que llegaste
como linda sorpresa de un regalo;
no esperaba tu grata compañía
ni que fueras, la sombra de mis pasos.
Compañero de días y de noches,
compañero de viajes y descansos,
compañero en el frío del invierno
y también en las tardes del verano.
Tú supiste conmigo mis secretos,
y escuchaste a mi pecho acelerado
y también recibiste las caricias
de unos versos venidos a mis labios.
Y así fue como fuiste mi cuaderno,
la cuartilla y el lápiz tan ansiado,
donde iba dejando que salieran
esas letras y signos con sus trazos.
Percibiste el latido de mi pecho
y también su tic-tac acelerado,
y pudiste dar fé de mis sentidos,
de mis sueños y mundo en el que viajo.
El destino te trajo a mi presencia
conducido quizás por una mano,
no sabía, ni supe hasta ese instante,
lo que tú me dirías sin pensarlo.
Porque hablé muchas veces a tu oído
y escribí muchas veces tu teclado,
otras tantas jugaste entre mis dedos
a pesar de estar lejos y pensando.
También tú compartiste los momentos
de mis sueños felices y pausados,
recogiendo quizás esos instantes
y guardando el secreto en tu regazo.
¡Cuántas cosas tendrías escondidas,
a través de este tiempo y estos años!,
es posible que cambien las personas
pero no el sentimiento que han mostrado.
Es por eso que ahora al despedirte,
un dolor se acrecienta en mi costado,
he perdido al amigo silencioso
que marchó para siempre de mi lado.
Buscaré otro amigo que te supla
y que haga por ti tantos recados,
buscaré el reloj que dé las horas
y que marque los días muy despacio.
Pero tú, compañero irreemplazable,
llevarás tus secretos encerrados,
dormirán a tu lado para siempre,
esos besos que tanto has presenciado.
Dormirán las palabras y suspiros
con los labios que a veces he besado,
dormirán en un lecho de diamantes,
dormirán para siempre con mi abrazo.
Rafael Sánchez Ortega ©
19/07/10
he cerrado tus ojos muy cansados,
y al hacerlo he sentido escalofríos
y que algo marchaba hacia el ocaso.
Se acababa tu vida y lo sabía,
te marchabas por siempre de mi lado,
sin adioses, sin prisas, sin suspiros
a dormir ese sueño inacabado.
Te llevabas contigo los recuerdos,
los momentos felices de un pasado,
y también te llevabas los segundos
que en silencio, entre ambos, nos robamos.
Aun recuerdo aquel día en que llegaste
como linda sorpresa de un regalo;
no esperaba tu grata compañía
ni que fueras, la sombra de mis pasos.
Compañero de días y de noches,
compañero de viajes y descansos,
compañero en el frío del invierno
y también en las tardes del verano.
Tú supiste conmigo mis secretos,
y escuchaste a mi pecho acelerado
y también recibiste las caricias
de unos versos venidos a mis labios.
Y así fue como fuiste mi cuaderno,
la cuartilla y el lápiz tan ansiado,
donde iba dejando que salieran
esas letras y signos con sus trazos.
Percibiste el latido de mi pecho
y también su tic-tac acelerado,
y pudiste dar fé de mis sentidos,
de mis sueños y mundo en el que viajo.
El destino te trajo a mi presencia
conducido quizás por una mano,
no sabía, ni supe hasta ese instante,
lo que tú me dirías sin pensarlo.
Porque hablé muchas veces a tu oído
y escribí muchas veces tu teclado,
otras tantas jugaste entre mis dedos
a pesar de estar lejos y pensando.
También tú compartiste los momentos
de mis sueños felices y pausados,
recogiendo quizás esos instantes
y guardando el secreto en tu regazo.
¡Cuántas cosas tendrías escondidas,
a través de este tiempo y estos años!,
es posible que cambien las personas
pero no el sentimiento que han mostrado.
Es por eso que ahora al despedirte,
un dolor se acrecienta en mi costado,
he perdido al amigo silencioso
que marchó para siempre de mi lado.
Buscaré otro amigo que te supla
y que haga por ti tantos recados,
buscaré el reloj que dé las horas
y que marque los días muy despacio.
Pero tú, compañero irreemplazable,
llevarás tus secretos encerrados,
dormirán a tu lado para siempre,
esos besos que tanto has presenciado.
Dormirán las palabras y suspiros
con los labios que a veces he besado,
dormirán en un lecho de diamantes,
dormirán para siempre con mi abrazo.
Rafael Sánchez Ortega ©
19/07/10
ACELERA TUS PASOS CON EL VIENTO
Acelera tus pasos con el viento,
caminante que buscas tu destino,
hay anuncios que no son favorables
y que pueden llevarte hacia el abismo.
Es posible que llegue una galerna,
comunican ancianos y marinos,
y con ella tormenta y aguaceros
desbordando los cauces de los ríos.
Pero puede que llegue otra galerna
hasta el pecho que lanza los suspiros,
hasta el niño que espera con la rosa
a la niña que luce su vestido.
Acelera tus pasos presuroso
con la pluma y el lápiz, peregrino,
hay momentos que esperan tu presencia
y que tú los recojas en tu libro.
Puede ser que tú seas el Notario,
el que vea ese instante sin testigos,
el que tome una a una las palabras
y las plasme al cuaderno con sigilo.
Pero puede que seas consecuente
y que estés relatando lo que has sido,
ese sueño que cruza por la vida,
ese soplo y aliento tan divino.
Acelera tus pasos y no temas
aunque el mar acelere sus latidos,
y las olas se estiren presurosas,
en la playa dorada con sus rizos.
Es posible que en ellas vengan algas
y recuerdos de días del estío,
en la mezcla que deja la resaca
y el salitre y la vida reunidos.
Volarás más allá de la galerana
con el viento que pasa sin ser visto,
en la brisa que busca tus mejillas
y que besa tus labios con sigilo.
"...Acelera tu marcha caminante,
y da vida a ese paso tan cansino,
al final de este viaje tendrás premio
con el beso y abrazo tan querido..."
Rafael Sánchez Ortega ©
18/07/10
caminante que buscas tu destino,
hay anuncios que no son favorables
y que pueden llevarte hacia el abismo.
Es posible que llegue una galerna,
comunican ancianos y marinos,
y con ella tormenta y aguaceros
desbordando los cauces de los ríos.
Pero puede que llegue otra galerna
hasta el pecho que lanza los suspiros,
hasta el niño que espera con la rosa
a la niña que luce su vestido.
Acelera tus pasos presuroso
con la pluma y el lápiz, peregrino,
hay momentos que esperan tu presencia
y que tú los recojas en tu libro.
Puede ser que tú seas el Notario,
el que vea ese instante sin testigos,
el que tome una a una las palabras
y las plasme al cuaderno con sigilo.
Pero puede que seas consecuente
y que estés relatando lo que has sido,
ese sueño que cruza por la vida,
ese soplo y aliento tan divino.
Acelera tus pasos y no temas
aunque el mar acelere sus latidos,
y las olas se estiren presurosas,
en la playa dorada con sus rizos.
Es posible que en ellas vengan algas
y recuerdos de días del estío,
en la mezcla que deja la resaca
y el salitre y la vida reunidos.
Volarás más allá de la galerana
con el viento que pasa sin ser visto,
en la brisa que busca tus mejillas
y que besa tus labios con sigilo.
"...Acelera tu marcha caminante,
y da vida a ese paso tan cansino,
al final de este viaje tendrás premio
con el beso y abrazo tan querido..."
Rafael Sánchez Ortega ©
18/07/10
ES LA LUNA LA DAMA DE LA NOCHE
Es la luna la dama de la noche,
la que sale sin prisas de paseo,
ella sabe de lloros y suspiros
y también de mensajes a los cielos.
Su presencia, pequeña y luminosa,
es el faro al que van nuestros secretos,
es la luz que ilumina sobre el agua
y que adoran mayores y pequeños.
Su vestido, de seda transparente,
deja ver lo que oculta tras sus velos,
esa eterna figura cariñosa
que desprende latidos en silencio.
Ella tiembla de frío por la noche,
como tiembla en el mar el marinero,
y disfruta también con los amantes,
en abrazos nerviosos con sus besos.
Pero sabe ser tímida y discreta
como reina de todo el universo,
y no falta en sus labios la sonrisa
como brizna sacada de su ceño.
Es posible que falte las carroza,
pensaría el lector de aquellos cuentos,
y también la perdida zapatilla
en el baile que forman nuestros sueños.
Pero no, nuestra dama no precisa
la leyenda tan tierna del cuaderno,
ni tampoco regalos y quimeras,
ni ese vaso de néctar con su hielo.
Lo que busca la luna es otra cosa,
es amor contenido y en suspenso,
es sentir lo que sienten las personas
es la voz que le habla con el eco.
Es oir el susurro de las almas,
las palabras que salen de los pechos,
contemplar esos sueños infantiles
de los hombres maduros y guerreros.
Del marino que vuelve de los mares,
y que va con su barca para el puerto,
y también esos surcos que en el campo
ha dejado sembrados el granjero.
Pero busca al amante que suspira,
el que habla a los cielos con sus rezos,
el que abraza en su abrazo lo invisible,
y musita en sus labios un "te quiero"...
Rafael Sánchez Ortega ©
17/07/10
la que sale sin prisas de paseo,
ella sabe de lloros y suspiros
y también de mensajes a los cielos.
Su presencia, pequeña y luminosa,
es el faro al que van nuestros secretos,
es la luz que ilumina sobre el agua
y que adoran mayores y pequeños.
Su vestido, de seda transparente,
deja ver lo que oculta tras sus velos,
esa eterna figura cariñosa
que desprende latidos en silencio.
Ella tiembla de frío por la noche,
como tiembla en el mar el marinero,
y disfruta también con los amantes,
en abrazos nerviosos con sus besos.
Pero sabe ser tímida y discreta
como reina de todo el universo,
y no falta en sus labios la sonrisa
como brizna sacada de su ceño.
Es posible que falte las carroza,
pensaría el lector de aquellos cuentos,
y también la perdida zapatilla
en el baile que forman nuestros sueños.
Pero no, nuestra dama no precisa
la leyenda tan tierna del cuaderno,
ni tampoco regalos y quimeras,
ni ese vaso de néctar con su hielo.
Lo que busca la luna es otra cosa,
es amor contenido y en suspenso,
es sentir lo que sienten las personas
es la voz que le habla con el eco.
Es oir el susurro de las almas,
las palabras que salen de los pechos,
contemplar esos sueños infantiles
de los hombres maduros y guerreros.
Del marino que vuelve de los mares,
y que va con su barca para el puerto,
y también esos surcos que en el campo
ha dejado sembrados el granjero.
Pero busca al amante que suspira,
el que habla a los cielos con sus rezos,
el que abraza en su abrazo lo invisible,
y musita en sus labios un "te quiero"...
Rafael Sánchez Ortega ©
17/07/10
TE ENTIENDO AMIGO Y PIENSO COMO TÚ
Te entiendo amigo y pienso como tú,
porque al final pensar, todos pensamos,
no somos simplemente marionetas
ni trozos ni fragmentos del pasado.
Vivimos un momento del presente,
reimos, aplaudimos y lloramos,
y vamos escribiendo en nuestro libro
las letras de un poema inacabado.
La vida se compone de suspiros,
de guiños entre luces y relámpagos,
de sueños que se hacen realidades
y de otros imposibles de lograrlos.
La vida es el momento que vivimos,
la vida es el instante que luchamos,
por eso los segundos son vitales
y nunca deberemos olvidarlo.
Hay hombres como tú, que mucho piensan,
y otros que se quedan muy callados,
me sumo a los que piensan y cavilan
y dudan del motivo de sus pasos.
Aunque también lo sé, y soy consciente,
de ese silencio amigo tan amargo,
de ese licor que tanto he compartido
en soledad rumiando mis fracasos.
Porque la vida tiene estos extremos,
la fama que se logra en el ocaso,
la lucha desde el alba silenciosa
buscando recompensa en el trabajo.
Pero también se busca el equilibrio,
esa quietud del alma con su encanto,
ese encontrar amor en el camino
y la palabra ardiente de unos labios.
Por eso te decía que te entiendo,
por eso mi mirada va a tu lado,
para llevarte un poco de agua fresca
y decirte que existe ese Parnaso.
Ese rincón en medio de los bosques,
con su jardín bendito y tan sagrado,
donde se lee y se escribe poesía
en medio de las rosas y los nardos.
Porque al final, todos queremos ser
testigos del amor en ese acto,
vivir intensamente ese momento
hasta llegar a amar, y ser amados.
Rafael Sánchez Ortega ©
16/07/10
porque al final pensar, todos pensamos,
no somos simplemente marionetas
ni trozos ni fragmentos del pasado.
Vivimos un momento del presente,
reimos, aplaudimos y lloramos,
y vamos escribiendo en nuestro libro
las letras de un poema inacabado.
La vida se compone de suspiros,
de guiños entre luces y relámpagos,
de sueños que se hacen realidades
y de otros imposibles de lograrlos.
La vida es el momento que vivimos,
la vida es el instante que luchamos,
por eso los segundos son vitales
y nunca deberemos olvidarlo.
Hay hombres como tú, que mucho piensan,
y otros que se quedan muy callados,
me sumo a los que piensan y cavilan
y dudan del motivo de sus pasos.
Aunque también lo sé, y soy consciente,
de ese silencio amigo tan amargo,
de ese licor que tanto he compartido
en soledad rumiando mis fracasos.
Porque la vida tiene estos extremos,
la fama que se logra en el ocaso,
la lucha desde el alba silenciosa
buscando recompensa en el trabajo.
Pero también se busca el equilibrio,
esa quietud del alma con su encanto,
ese encontrar amor en el camino
y la palabra ardiente de unos labios.
Por eso te decía que te entiendo,
por eso mi mirada va a tu lado,
para llevarte un poco de agua fresca
y decirte que existe ese Parnaso.
Ese rincón en medio de los bosques,
con su jardín bendito y tan sagrado,
donde se lee y se escribe poesía
en medio de las rosas y los nardos.
Porque al final, todos queremos ser
testigos del amor en ese acto,
vivir intensamente ese momento
hasta llegar a amar, y ser amados.
Rafael Sánchez Ortega ©
16/07/10
LA TRISTE SOLEDAD DE LOS ESPEJOS
La triste soledad de los espejos
esperan impacientes las imágenes,
los labios que musiten un susurro,
los ojos que se cierran y se abren.
La cara que despierta soñolienta
y mira más allá de los cristales,
quizás por la ventana de ese alma
que viene sus legañas a lavarse.
Hay mucha telaraña en la penumbra
oculta entre las sombras que ya parten,
por eso los espejos cobran vida
surtiendo con su risa a los mortales.
Los hombres contemplamos los espejos
y vemos esas copias que renacen,
los gestos y los guiños reprimidos,
las caras con cadencia virginales.
Un muro de silencio se evapora,
partiendo con la noche por el aire,
y quedan los cristales simplemente
atentos y queriendo que les hablen.
Y entonces se produce ese milagro,
hablamos al espejo como a nadie,
charlamos meneando la cabeza,
de cosas importantes y banales.
Hablamos del problema que tenemos,
contamos los proyectos de aquel viaje,
decimos esa tierna confidencia
que un día nos dijeron nuestras madres.
...La vida se compone de momentos,
espejos con cristales especiales,
de muros derribados y abatidos,
de voces que nos dicen lo que hacen.
Lo malo es cuando damos media vuelta
y entramos en la vida y las saudades,
entonces ya no valen los espejos,
ni gestos y caricias puntuales.
Estamos en un cuadro irrepetible
y somos los actores que comparten,
amores y dolores uno a uno
con lágrimas y risas en el baile.
El baile de la vida continúa
dejando a los espejos en las calles,
atrás quedaron sueños y promesas
y el hombre va buscando sus verdades.
Rafael Sánchez Ortega ©
15/07/10
esperan impacientes las imágenes,
los labios que musiten un susurro,
los ojos que se cierran y se abren.
La cara que despierta soñolienta
y mira más allá de los cristales,
quizás por la ventana de ese alma
que viene sus legañas a lavarse.
Hay mucha telaraña en la penumbra
oculta entre las sombras que ya parten,
por eso los espejos cobran vida
surtiendo con su risa a los mortales.
Los hombres contemplamos los espejos
y vemos esas copias que renacen,
los gestos y los guiños reprimidos,
las caras con cadencia virginales.
Un muro de silencio se evapora,
partiendo con la noche por el aire,
y quedan los cristales simplemente
atentos y queriendo que les hablen.
Y entonces se produce ese milagro,
hablamos al espejo como a nadie,
charlamos meneando la cabeza,
de cosas importantes y banales.
Hablamos del problema que tenemos,
contamos los proyectos de aquel viaje,
decimos esa tierna confidencia
que un día nos dijeron nuestras madres.
...La vida se compone de momentos,
espejos con cristales especiales,
de muros derribados y abatidos,
de voces que nos dicen lo que hacen.
Lo malo es cuando damos media vuelta
y entramos en la vida y las saudades,
entonces ya no valen los espejos,
ni gestos y caricias puntuales.
Estamos en un cuadro irrepetible
y somos los actores que comparten,
amores y dolores uno a uno
con lágrimas y risas en el baile.
El baile de la vida continúa
dejando a los espejos en las calles,
atrás quedaron sueños y promesas
y el hombre va buscando sus verdades.
Rafael Sánchez Ortega ©
15/07/10
UNA ROSA SOLITARIA
Una rosa solitaria
vi en la tarde en tu cabello,
por debajo de la rosa,
tu rezabas en silencio.
Reclinabas la cabeza
y mirabas hacia el suelo,
más allá de las pisadas,
más allá del universo.
Una arruga de tu frente
te dejaba como un sello,
esa nota de tristeza
que quizás llevabas dentro.
No sabía a quien rezaban,
si era a Dios o era a tu dueño,
esos labios temblorosos
que tenían tanto miedo.
Me senté cerca, muy cerca,
de tu banco y de tu aliento,
con mi pecho desbocado
galopando por mis sueños.
Te sentía tan cercana,
tan profundamente dentro,
que cerró mis ojos verdes
un suspiro de los vientos.
Fue la brisa inmaculada
con su gracia y embeleso,
la que vino hasta mi lado
a llevarte lo que siento.
"...Una rosa solitaria
es ahora lo que veo,
una rosa dulce y tierna
que tú tienes en el pelo..."
Y a esa rosa ahora le mando
el cariño de mis besos,
las palabras que se ahogan
y el abrazo que retengo.
Porque nacen para ti,
las estrofas y los versos,
que han dejado las estrellas
en el alma de este ciego.
De este ciego enamorado,
que te mira desde el templo,
que suspira en tus suspiros
y que reza con tus rezos.
Rafael Sánchez Ortega ©
14/07/10
vi en la tarde en tu cabello,
por debajo de la rosa,
tu rezabas en silencio.
Reclinabas la cabeza
y mirabas hacia el suelo,
más allá de las pisadas,
más allá del universo.
Una arruga de tu frente
te dejaba como un sello,
esa nota de tristeza
que quizás llevabas dentro.
No sabía a quien rezaban,
si era a Dios o era a tu dueño,
esos labios temblorosos
que tenían tanto miedo.
Me senté cerca, muy cerca,
de tu banco y de tu aliento,
con mi pecho desbocado
galopando por mis sueños.
Te sentía tan cercana,
tan profundamente dentro,
que cerró mis ojos verdes
un suspiro de los vientos.
Fue la brisa inmaculada
con su gracia y embeleso,
la que vino hasta mi lado
a llevarte lo que siento.
"...Una rosa solitaria
es ahora lo que veo,
una rosa dulce y tierna
que tú tienes en el pelo..."
Y a esa rosa ahora le mando
el cariño de mis besos,
las palabras que se ahogan
y el abrazo que retengo.
Porque nacen para ti,
las estrofas y los versos,
que han dejado las estrellas
en el alma de este ciego.
De este ciego enamorado,
que te mira desde el templo,
que suspira en tus suspiros
y que reza con tus rezos.
Rafael Sánchez Ortega ©
14/07/10
DOS VISIONES
Afuera el partido de fútbol
tenía a la gente pendiente de un campo.
Adentro un enfermo esperaba
en la cama de Urgencias.
¡Qué inquietud para ver el partido,
para ver esa bola rodar
y buscar una puerta!
¡Qué serena impaciencia
mostraba el enfermo,
con la vía en sus venas
y el oxígeno puesto!
Hay pasión en la gente que espera,
la que ansía que suene el silbato
y se mezcle el balón con la hierba,
entre botas y piernas.
Hay dolor en la cara que sufre,
la que espera en silencio
y ahoga un gemido,
la que tiene los ojos inquietos.
Sin embargo el partido se anima,
ya se saca una falta
en el borde del área,
pues se busca ese gol tempranero,
el que rompa las redes
y lleve hacia el triunfo.
Más el pecho que late deprisa
tiene miedo a los cables y cardios,
a la placa que harán de su cuerpo,
al siseo que deja el oxígeno
en la caja de plástico.
Hay un ¡ay!, que se escapa en al aire,
es un grito alargado y profundo
tras un tiro que sale rozando
el larguero.
Hay un ¡ay! en la cama
que escapa al enfermo,
es la nota profunda del hombre
y su pecho,
es un grito que sale
y que rompe el silencio.
...Y yo asisto impotente a este cuadro,
al partido que dan en la tele
y no veo,
al enfermo que duerme
y que espera,
a ese gol que se escapa rozando
y no llega
y también la sonrisa en la boca
de ese ser, que en urgencias,
aprecio de veras.
Rafael Sánchez Ortega ©
13/07/10
tenía a la gente pendiente de un campo.
Adentro un enfermo esperaba
en la cama de Urgencias.
¡Qué inquietud para ver el partido,
para ver esa bola rodar
y buscar una puerta!
¡Qué serena impaciencia
mostraba el enfermo,
con la vía en sus venas
y el oxígeno puesto!
Hay pasión en la gente que espera,
la que ansía que suene el silbato
y se mezcle el balón con la hierba,
entre botas y piernas.
Hay dolor en la cara que sufre,
la que espera en silencio
y ahoga un gemido,
la que tiene los ojos inquietos.
Sin embargo el partido se anima,
ya se saca una falta
en el borde del área,
pues se busca ese gol tempranero,
el que rompa las redes
y lleve hacia el triunfo.
Más el pecho que late deprisa
tiene miedo a los cables y cardios,
a la placa que harán de su cuerpo,
al siseo que deja el oxígeno
en la caja de plástico.
Hay un ¡ay!, que se escapa en al aire,
es un grito alargado y profundo
tras un tiro que sale rozando
el larguero.
Hay un ¡ay! en la cama
que escapa al enfermo,
es la nota profunda del hombre
y su pecho,
es un grito que sale
y que rompe el silencio.
...Y yo asisto impotente a este cuadro,
al partido que dan en la tele
y no veo,
al enfermo que duerme
y que espera,
a ese gol que se escapa rozando
y no llega
y también la sonrisa en la boca
de ese ser, que en urgencias,
aprecio de veras.
Rafael Sánchez Ortega ©
13/07/10
ME REPONGO UN INSTANTE DEL CANSANCIO
Me repongo un instante del cansancio
y descansan las prendas de mi alma,
las alondras volando por mi pecho,
y también esas nubes encantadas.
Cae la lluvia y me ducha dulcemente
apartando los llantos de mi cara,
renovando a mi espíritu maltrecho
y besando las llagas de mi espalda.
Es el alto quizás del peregrino,
el que busca en la tarde la posada,
el que marcha a poniente sin demora
a tomar unas conchas de la playa.
En la vida se toman mil respiros,
y por eso las sombras y paradas,
se agradece la brisa de la costa
y la lluvia alegrándote la marcha.
Pero hay algo que viene a la memoria,
como hoja del árbol deslizada,
son los ojos buscando tu figura
y también ese pliegue de tu capa.
Porque tú, creador de sentimientos,
te elevaste de pronto con tus alas,
y dejaste en el suelo a los actores,
enzarzados en luchas y batallas.
Así son, los poetas, peregrinos,
y a la vez escribanos de palabras,
los notarios que pasan por la vida
reflejando sus letras lo que pasa.
Es por eso el cansancio que me acosa
y me fuerza a que busque una morada,
unas sábanas limpias en un lecho,
y agua fresca que sacie mi garganta.
Partiré al ocaso nuevamente
cuando marche la noche con el alba,
a sentir ese tenue escalofrío
que me dan las arenas encantadas.
Las arenas benditas de los dioses
que conducen al hombre hasta la Parca,
a ese Alfa y Omega de la vida,
que cantaron juglares y las hadas.
Rafael Sánchez Ortega ©
12/07/10
y descansan las prendas de mi alma,
las alondras volando por mi pecho,
y también esas nubes encantadas.
Cae la lluvia y me ducha dulcemente
apartando los llantos de mi cara,
renovando a mi espíritu maltrecho
y besando las llagas de mi espalda.
Es el alto quizás del peregrino,
el que busca en la tarde la posada,
el que marcha a poniente sin demora
a tomar unas conchas de la playa.
En la vida se toman mil respiros,
y por eso las sombras y paradas,
se agradece la brisa de la costa
y la lluvia alegrándote la marcha.
Pero hay algo que viene a la memoria,
como hoja del árbol deslizada,
son los ojos buscando tu figura
y también ese pliegue de tu capa.
Porque tú, creador de sentimientos,
te elevaste de pronto con tus alas,
y dejaste en el suelo a los actores,
enzarzados en luchas y batallas.
Así son, los poetas, peregrinos,
y a la vez escribanos de palabras,
los notarios que pasan por la vida
reflejando sus letras lo que pasa.
Es por eso el cansancio que me acosa
y me fuerza a que busque una morada,
unas sábanas limpias en un lecho,
y agua fresca que sacie mi garganta.
Partiré al ocaso nuevamente
cuando marche la noche con el alba,
a sentir ese tenue escalofrío
que me dan las arenas encantadas.
Las arenas benditas de los dioses
que conducen al hombre hasta la Parca,
a ese Alfa y Omega de la vida,
que cantaron juglares y las hadas.
Rafael Sánchez Ortega ©
12/07/10
LA HUELLA DEL PATRIARCA ES ALARGADA
La huella del patriarca es alargada
dejando una figura muy borrosa,
la noche no permite ver su rostro,
por ello se refugia entre las sombras.
Los ojos de su alma están vendados,
ocultos tras las flores y las rosas,
los besos recibidos en el tiempo,
los llantos de las lágrimas traidoras.
Escucha los sonidos de la noche,
y en ellos el susurro de las olas,
el leve escalofrío de la brisa
y el agua que resbala por las rocas.
Escucha los gemidos del silencio
con voz entrecortada y armoniosa,
él sabe que el silencio tiene vida
igual que los segundos y las horas.
En una soledad entrecortada
lo inútil se acomoda en la poltrona,
fragmentos del pasado que renacen
y vuelven inconscientes y sin normas.
Por eso el fiel patriarca se resiste,
no quiere más instantes ni demoras,
él quiere que la vida pase pronto,
cambiando las derrotas por victorias.
Se sienta con su báculo en la mano
y junta sus perneras temblorosas,
la bruma de la vida le rodea
envuelta entre secretos que atesora.
Un mundo retenido y reprimido
aguarda entre las sombras que lo acosan,
es lava incandescente de su pecho
que busca los cantiles de la costa.
El mundo irreverente de su carne,
la loca fantasía de su prosa,
la voz enamorada del poeta
que escribe todo aquello que le roza.
"...La huella del patriarca es alargada,
se estira con su gracia seductora,
y pide simplemente una caricia,
el beso de unos labios en su boca..."
Rafael Sánchez Ortega ©
11/07/10
dejando una figura muy borrosa,
la noche no permite ver su rostro,
por ello se refugia entre las sombras.
Los ojos de su alma están vendados,
ocultos tras las flores y las rosas,
los besos recibidos en el tiempo,
los llantos de las lágrimas traidoras.
Escucha los sonidos de la noche,
y en ellos el susurro de las olas,
el leve escalofrío de la brisa
y el agua que resbala por las rocas.
Escucha los gemidos del silencio
con voz entrecortada y armoniosa,
él sabe que el silencio tiene vida
igual que los segundos y las horas.
En una soledad entrecortada
lo inútil se acomoda en la poltrona,
fragmentos del pasado que renacen
y vuelven inconscientes y sin normas.
Por eso el fiel patriarca se resiste,
no quiere más instantes ni demoras,
él quiere que la vida pase pronto,
cambiando las derrotas por victorias.
Se sienta con su báculo en la mano
y junta sus perneras temblorosas,
la bruma de la vida le rodea
envuelta entre secretos que atesora.
Un mundo retenido y reprimido
aguarda entre las sombras que lo acosan,
es lava incandescente de su pecho
que busca los cantiles de la costa.
El mundo irreverente de su carne,
la loca fantasía de su prosa,
la voz enamorada del poeta
que escribe todo aquello que le roza.
"...La huella del patriarca es alargada,
se estira con su gracia seductora,
y pide simplemente una caricia,
el beso de unos labios en su boca..."
Rafael Sánchez Ortega ©
11/07/10
RECUERDO QUE ME DEBES UN SUSPIRO
Recuerdo que me debes un suspiro
y con él un abrazo sin palabras,
también prefiero el beso silencioso,
que me dé tu pupila y tu mirada.
Pero puestos a recordar, recuerdo,
que me debes un baile de gitana,
un pasaje en tus brazos a la luna
mientras suena de fondo la guitarra.
También debes venir hasta mi lado,
levantar la persiana de mi alma,
calentar a mis venas soñolientas
y ofrecerme tus rayos con el alba.
Así mismo me debes una rosa,
roja flor que en sus pétalos te encarnas,
y el aroma tan dulce y sugerente
que me llene de paz y de esperanza.
No me olvido del baile prometido,
en un vals paseando por la playa,
con las olas llegando con su encanto
al compás de la luna y la resaca.
Te recuerdo que debes unas copas,
aunque sea una simple limonada,
un refresco sellado con tus labios
y que calme la sed de mi garganta.
También pienso me debes la promesa
de subir a mi lado a la montaña,
de abrazar a la cruz que está en la cima
y asumir esa carga tan pesada.
Porque debes volver, y soy consciente,
a cumplir las promesas realizadas,
en las tardes lluviosas del verano,
que ahora llegan tranquilas y se marchan.
Y me debes también tu cenicero
y con él las colillas apagadas,
allí quedan los nervios contenidos
y también muchos sueños en la nada.
Pero sé que me debes tu relato,
que me hables un poco de tu infancia,
de la ropa de niña y los vestidos,
que al colegio y al baile tu llevabas.
Sólo sé que me debes todo aquello,
lo que noche tras noche te callaras,
y también el cariño prometido
con el mar y la brisa que me falta.
Rafael Sánchez Ortega ©
10/07/10
y con él un abrazo sin palabras,
también prefiero el beso silencioso,
que me dé tu pupila y tu mirada.
Pero puestos a recordar, recuerdo,
que me debes un baile de gitana,
un pasaje en tus brazos a la luna
mientras suena de fondo la guitarra.
También debes venir hasta mi lado,
levantar la persiana de mi alma,
calentar a mis venas soñolientas
y ofrecerme tus rayos con el alba.
Así mismo me debes una rosa,
roja flor que en sus pétalos te encarnas,
y el aroma tan dulce y sugerente
que me llene de paz y de esperanza.
No me olvido del baile prometido,
en un vals paseando por la playa,
con las olas llegando con su encanto
al compás de la luna y la resaca.
Te recuerdo que debes unas copas,
aunque sea una simple limonada,
un refresco sellado con tus labios
y que calme la sed de mi garganta.
También pienso me debes la promesa
de subir a mi lado a la montaña,
de abrazar a la cruz que está en la cima
y asumir esa carga tan pesada.
Porque debes volver, y soy consciente,
a cumplir las promesas realizadas,
en las tardes lluviosas del verano,
que ahora llegan tranquilas y se marchan.
Y me debes también tu cenicero
y con él las colillas apagadas,
allí quedan los nervios contenidos
y también muchos sueños en la nada.
Pero sé que me debes tu relato,
que me hables un poco de tu infancia,
de la ropa de niña y los vestidos,
que al colegio y al baile tu llevabas.
Sólo sé que me debes todo aquello,
lo que noche tras noche te callaras,
y también el cariño prometido
con el mar y la brisa que me falta.
Rafael Sánchez Ortega ©
10/07/10
MIENTRAS SUENA LA TORMENTA
Mientras suena la tormenta
cae la lluvia de los cielos,
rasga el trueno en la distancia
entre el miedo de mis dedos.
Y estos dedos temblorosos
llevan rasgos al cuaderno,
con relámpagos y lluvia
y cargados de recuerdos.
Pienso ahora en aquel día,
era un once de febrero,
la figura solitaria
que venía hasta mi encuentro.
Su silueta y su figura,
era linda, no lo niego,
los andares de gacela
agraciaban más su cuerpo.
Y de pronto sentí frío,
un temblor llegó a mi pecho,
se apagaron las palabras
de mis labios entreabiertos.
Hubo rayos ese día
y también sonaron truenos,
hubo lágrimas divinas
que vinieron de muy lejos.
Se mezclaron con la bruma
las pasiones y deseos,
las eternas caracolas
que de pronto allí nacieron.
Nunca supe como y cuando
a sus labios fue mi beso,
o el abrazo recibido
fue un producto de mis sueños.
Pero sé que en la tormenta,
de aquel día del invierno,
se fundieron en mi alma
los relámpagos eternos.
Los relámpagos y lluvia
que ahora son mis compañeros,
una noche ya lejana
de este julio caluriento.
Cae la lluvia fuertemente
sobre el patio y sin respeto,
mientras cerca los relámpagos
dejan signos arabescos.
Esos signos luminosos
en el cielo veraniego,
que les sirve de pizarra
y también quizás de espejo.
"...Mientras suena la tormenta
hoy escribo todo esto;
cae la lluvia gota a gota
con las letras a mis versos..."
Rafael Sánchez Ortega ©
09/07/10
cae la lluvia de los cielos,
rasga el trueno en la distancia
entre el miedo de mis dedos.
Y estos dedos temblorosos
llevan rasgos al cuaderno,
con relámpagos y lluvia
y cargados de recuerdos.
Pienso ahora en aquel día,
era un once de febrero,
la figura solitaria
que venía hasta mi encuentro.
Su silueta y su figura,
era linda, no lo niego,
los andares de gacela
agraciaban más su cuerpo.
Y de pronto sentí frío,
un temblor llegó a mi pecho,
se apagaron las palabras
de mis labios entreabiertos.
Hubo rayos ese día
y también sonaron truenos,
hubo lágrimas divinas
que vinieron de muy lejos.
Se mezclaron con la bruma
las pasiones y deseos,
las eternas caracolas
que de pronto allí nacieron.
Nunca supe como y cuando
a sus labios fue mi beso,
o el abrazo recibido
fue un producto de mis sueños.
Pero sé que en la tormenta,
de aquel día del invierno,
se fundieron en mi alma
los relámpagos eternos.
Los relámpagos y lluvia
que ahora son mis compañeros,
una noche ya lejana
de este julio caluriento.
Cae la lluvia fuertemente
sobre el patio y sin respeto,
mientras cerca los relámpagos
dejan signos arabescos.
Esos signos luminosos
en el cielo veraniego,
que les sirve de pizarra
y también quizás de espejo.
"...Mientras suena la tormenta
hoy escribo todo esto;
cae la lluvia gota a gota
con las letras a mis versos..."
Rafael Sánchez Ortega ©
09/07/10
QUIZÁS NO SE PRECISAN LAS PALABRAS
Quizás no se precisan las palabras
para expresar con ellas sentimientos,
quizás el simple soplo de la brisa
te lleve las caricias y los besos.
Pero ya sé que siempre se agradece
el agua y el oasis del desierto,
y la frescura dulce del rocío
llegando de mañana y en silencio.
Hay tiernas sensaciones con el alba
que bajan fantasías de los cielos,
y corren a las almas presurosas
y sacan a sus cuerpos de los sueños.
Por eso estos momentos son sagrados,
las sombras se retiran con sus velos,
se apagan las estrellas parpadeantes
y quedan soñolientos los fareros.
La reina de la noche ya no brilla,
se mece entre canciones con el viento,
las nubes que aparecen ya la adornan
y queda solitaria sobre el fresno.
La luna encantadora de los niños,
que surge con su magia de los cuentos,
la luna que escribieron los poetas
vaciando con sus plumas los tinteros.
Por eso quedan mudas las palabras,
por eso ya se ahogan los recuerdos,
y vibran en el alma sensaciones
que mandas con tus letras al cuaderno.
El álbum de la vida está en las letras
y quedan condensadas en los versos,
los mismos que se ven en tu mirada,
aquellos que me cuentan tus secretos.
"...Quizás no se precisan las palabras,
pensaba aquel poeta tan bohemio,
quizás el beso humilde de mis ojos,
la diga simplemente lo que siento..."
Rafael Sánchez Ortega ©
08/07/10
para expresar con ellas sentimientos,
quizás el simple soplo de la brisa
te lleve las caricias y los besos.
Pero ya sé que siempre se agradece
el agua y el oasis del desierto,
y la frescura dulce del rocío
llegando de mañana y en silencio.
Hay tiernas sensaciones con el alba
que bajan fantasías de los cielos,
y corren a las almas presurosas
y sacan a sus cuerpos de los sueños.
Por eso estos momentos son sagrados,
las sombras se retiran con sus velos,
se apagan las estrellas parpadeantes
y quedan soñolientos los fareros.
La reina de la noche ya no brilla,
se mece entre canciones con el viento,
las nubes que aparecen ya la adornan
y queda solitaria sobre el fresno.
La luna encantadora de los niños,
que surge con su magia de los cuentos,
la luna que escribieron los poetas
vaciando con sus plumas los tinteros.
Por eso quedan mudas las palabras,
por eso ya se ahogan los recuerdos,
y vibran en el alma sensaciones
que mandas con tus letras al cuaderno.
El álbum de la vida está en las letras
y quedan condensadas en los versos,
los mismos que se ven en tu mirada,
aquellos que me cuentan tus secretos.
"...Quizás no se precisan las palabras,
pensaba aquel poeta tan bohemio,
quizás el beso humilde de mis ojos,
la diga simplemente lo que siento..."
Rafael Sánchez Ortega ©
08/07/10
PUEDES BEBER EL AGUA DE LA FUENTE
Puedes beber el agua de la fuente,
puedes saciar la sed de tus sentidos,
puedes amar de forma irreverente,
puedes sentir los besos compartidos.
Puedes cerrar los ojos lentamente,
puedes sacar del pecho tus latidos,
puedes vivir, ahora, en el presente,
con los seres amados y queridos.
Pero no olvides que la vida pasa,
y en ella esos segundos tan soñados,
del fuego convertido en una brasa.
Por eso apura el cáliz de la vida,
y bebe los instantes añorados,
para cerrar la brecha de tu herida.
Rafael Sánchez Ortega ©
08/07/10
puedes saciar la sed de tus sentidos,
puedes amar de forma irreverente,
puedes sentir los besos compartidos.
Puedes cerrar los ojos lentamente,
puedes sacar del pecho tus latidos,
puedes vivir, ahora, en el presente,
con los seres amados y queridos.
Pero no olvides que la vida pasa,
y en ella esos segundos tan soñados,
del fuego convertido en una brasa.
Por eso apura el cáliz de la vida,
y bebe los instantes añorados,
para cerrar la brecha de tu herida.
Rafael Sánchez Ortega ©
08/07/10
¡BENDITOS ORDENADORES!
¡Benditos ordenadores!,
testigos de nuestras letras,
dormid ahora en silencio
sobre las mesas desiertas.
Un día nos reunimos
en vuestra sala coqueta,
"la sala de ordenadores"
con sus pantallas y orejas.
Entonces surgió el milagro,
llegaron letras dispersas,
desde Jesús a María
con Jezabel de enfermera.
Lines narraba detalles
con pincelada maestra,
luego seguía Isabel
para plasmar sus vivencias.
Laly pintaba y hablaba,
Flor nos dejaba poemas,,
Laura esmeraba su pluma
y Ana soñaba despierta.
Los dinosaurios de Álvaro,
con el final de la tierra,
fueron leídos con gracias
entre unas lágrimas tiernas.
Me queda Blanca y sus versos
en una prosa sin vueltas,
donde el poema y romance
se unen, junta y mezclan.
Pero no quiero olvidarme
de la sutil picaresca,
con que Jesús regalaba
en esos cuentos y piezas.
Ni de los dramas reales
que con su voz de gacela,
nos fue leyendo María
hasta un final de tristeza.
Porque al final Jezabel,
rematará la faena,
con esas frases sencillas
y con su eterna franqueza.
¡Cuánta sonrisa vertida
llegó a los labios muy queda,
y cuánta lágrima triste
nubló pupilas y cejas!
¡Benditos ordenadores!,
que ahora dormis sin reserva;
dormid, dormid muy tranquilos
que la campana no suena.
Esa campana cercana
que marca las horas sueltas,
minutos que compartimos
encima la biblioteca.
¡Benditos ordenadores!,
dormid y guardar la esencia,
¡dormid, dormid hasta octubre!,
con nuestras letras inquietas.
Rafael Sánchez Ortega ©
Sierrallana 06/07/10
testigos de nuestras letras,
dormid ahora en silencio
sobre las mesas desiertas.
Un día nos reunimos
en vuestra sala coqueta,
"la sala de ordenadores"
con sus pantallas y orejas.
Entonces surgió el milagro,
llegaron letras dispersas,
desde Jesús a María
con Jezabel de enfermera.
Lines narraba detalles
con pincelada maestra,
luego seguía Isabel
para plasmar sus vivencias.
Laly pintaba y hablaba,
Flor nos dejaba poemas,,
Laura esmeraba su pluma
y Ana soñaba despierta.
Los dinosaurios de Álvaro,
con el final de la tierra,
fueron leídos con gracias
entre unas lágrimas tiernas.
Me queda Blanca y sus versos
en una prosa sin vueltas,
donde el poema y romance
se unen, junta y mezclan.
Pero no quiero olvidarme
de la sutil picaresca,
con que Jesús regalaba
en esos cuentos y piezas.
Ni de los dramas reales
que con su voz de gacela,
nos fue leyendo María
hasta un final de tristeza.
Porque al final Jezabel,
rematará la faena,
con esas frases sencillas
y con su eterna franqueza.
¡Cuánta sonrisa vertida
llegó a los labios muy queda,
y cuánta lágrima triste
nubló pupilas y cejas!
¡Benditos ordenadores!,
que ahora dormis sin reserva;
dormid, dormid muy tranquilos
que la campana no suena.
Esa campana cercana
que marca las horas sueltas,
minutos que compartimos
encima la biblioteca.
¡Benditos ordenadores!,
dormid y guardar la esencia,
¡dormid, dormid hasta octubre!,
con nuestras letras inquietas.
Rafael Sánchez Ortega ©
Sierrallana 06/07/10
¡CUÁNTO DOLOR HA VISTO EN SUS PUPILAS!
¡Cuánto dolor ha visto en sus pupilas!,
¡cuánta emoción se ahoga en su garganta!,
¿por qué ha de suceder esto, Dios mío?,
-una y otra vez el niño preguntaba-
Eran gritos lanzados al vacío,
preguntas sin respuestas a la nada,
la eterna oscuridad en su frontera
del hombre y la razón que le buscaban.
Pero la vida ofrece sus misterios
al niño y al actor en este drama,
será el espectador de su destino
que aplauda si ha lugar o vierta lágrimas.
Un día, ante los ojos soñadores,
las olas mostrarán su estela blanca,
los cantos de sirenas y delfines,
envueltos del salitre por las algas.
La luz de la florina primavera
vendrá hasta los jardines de la plaza,
entonces los claveles y las rosas
de nuevo vestirán todas sus galas.
El cielo azul celeste del verano,
las nubes que se miren en las aguas,
la dulce sintonía de la esquila
anuncio del rebaño en lontananza.
La oscura golondrina del otoño
con rimas en sus alas plateadas,
que vuelan y que juegan perezosas
y rozan con sus alas las ventanas.
La noche que se marcha lentamente,
el día que amanece con el alba,
el pecho que suspira sin gemidos,
las siete que ya anuncia la campana.
El niño se despierta soñoliento,
ajeno a las preguntas que le aguardan,
la brisa le traerá con sus caricias
el eco de recuerdos y nostalgias.
El sepia con la foto del pasado,
las sombras de la noche que se marcha,
las dudas y los miedos de hace tiempo,
la eterna fantasía de su alma.
Pero al amor ansiado y las respuestas,
tendrá otra vez, de nuevo, que buscarlas,
aunque el camino sea duro y polvoriento,
y aunque la sed le queme la garganta.
Porque el amor, ¡amor!, nunca se tiene,
es algo que se ansía y no se alcanza,
es esa luz buscada por los niños
desde el rincón lejano de su infancia.
Rafael Sánchez Ortega ©
Sierrallana 05/07/10
¡cuánta emoción se ahoga en su garganta!,
¿por qué ha de suceder esto, Dios mío?,
-una y otra vez el niño preguntaba-
Eran gritos lanzados al vacío,
preguntas sin respuestas a la nada,
la eterna oscuridad en su frontera
del hombre y la razón que le buscaban.
Pero la vida ofrece sus misterios
al niño y al actor en este drama,
será el espectador de su destino
que aplauda si ha lugar o vierta lágrimas.
Un día, ante los ojos soñadores,
las olas mostrarán su estela blanca,
los cantos de sirenas y delfines,
envueltos del salitre por las algas.
La luz de la florina primavera
vendrá hasta los jardines de la plaza,
entonces los claveles y las rosas
de nuevo vestirán todas sus galas.
El cielo azul celeste del verano,
las nubes que se miren en las aguas,
la dulce sintonía de la esquila
anuncio del rebaño en lontananza.
La oscura golondrina del otoño
con rimas en sus alas plateadas,
que vuelan y que juegan perezosas
y rozan con sus alas las ventanas.
La noche que se marcha lentamente,
el día que amanece con el alba,
el pecho que suspira sin gemidos,
las siete que ya anuncia la campana.
El niño se despierta soñoliento,
ajeno a las preguntas que le aguardan,
la brisa le traerá con sus caricias
el eco de recuerdos y nostalgias.
El sepia con la foto del pasado,
las sombras de la noche que se marcha,
las dudas y los miedos de hace tiempo,
la eterna fantasía de su alma.
Pero al amor ansiado y las respuestas,
tendrá otra vez, de nuevo, que buscarlas,
aunque el camino sea duro y polvoriento,
y aunque la sed le queme la garganta.
Porque el amor, ¡amor!, nunca se tiene,
es algo que se ansía y no se alcanza,
es esa luz buscada por los niños
desde el rincón lejano de su infancia.
Rafael Sánchez Ortega ©
Sierrallana 05/07/10
PORQUE LA VIDA TIENE TANTAS COSAS...
Porque la vida tiene tantas cosas
hay que vivirla siempre sin lamentos,
hay que sentir del pecho sus latidos
y hay que reir y nunca tener miedo.
Vivir, vivir, vivirla paso a paso,
saborear el néctar de sus besos,
aprovechar la brisa del nordeste
y hasta el azul intenso de los cielos.
No te preocupe nunca lo que venga,
mantén la fe y busca en el silencio
tanta ilusión y lágrima cautiva
y los lirios brotados en tu huerto.
Porque vida es también la poesía,
naciendo las semillas de sus versos,
en las estrofas breves y fecundas
que salen de la pluma hacia el cuaderno.
Hoy vuelan las palomas nuevamente,
pasean las gaviotas por el puerto,
se cruzan y saludan las alondras,
también las golondrinas en su vuelo.
Y sin embargo sientes el salitre
con el rumor que llega con el viento,
y vienen a tu mente fantasías
del mundo de la infancia y de los sueños.
Porque la vida tiene un contenido
cargado de leyendas y misterios,
hay que beber su cáliz lentamente,
sorbo a sorbo, sin prisas ni complejos.
Encuentra en las cañadas de la vida,
los surcos que dejaron los ancestros,
la eterna algarabía de la vida
trazada por la mano de los muertos.
Su mano contenía la dulzura
del sabio, del artista y del bohemio,
la mano vacilante del ser vivo
que quiso ser un niño y fue maestro.
"...Porque la vida tiene tantas cosas
te animo a que la vivas con respeto,
y que busques, también en las personas,
el amor y el cariño verdadero..."
Rafael Sánchez Ortega ©
Sierrallana 06/07/10
hay que vivirla siempre sin lamentos,
hay que sentir del pecho sus latidos
y hay que reir y nunca tener miedo.
Vivir, vivir, vivirla paso a paso,
saborear el néctar de sus besos,
aprovechar la brisa del nordeste
y hasta el azul intenso de los cielos.
No te preocupe nunca lo que venga,
mantén la fe y busca en el silencio
tanta ilusión y lágrima cautiva
y los lirios brotados en tu huerto.
Porque vida es también la poesía,
naciendo las semillas de sus versos,
en las estrofas breves y fecundas
que salen de la pluma hacia el cuaderno.
Hoy vuelan las palomas nuevamente,
pasean las gaviotas por el puerto,
se cruzan y saludan las alondras,
también las golondrinas en su vuelo.
Y sin embargo sientes el salitre
con el rumor que llega con el viento,
y vienen a tu mente fantasías
del mundo de la infancia y de los sueños.
Porque la vida tiene un contenido
cargado de leyendas y misterios,
hay que beber su cáliz lentamente,
sorbo a sorbo, sin prisas ni complejos.
Encuentra en las cañadas de la vida,
los surcos que dejaron los ancestros,
la eterna algarabía de la vida
trazada por la mano de los muertos.
Su mano contenía la dulzura
del sabio, del artista y del bohemio,
la mano vacilante del ser vivo
que quiso ser un niño y fue maestro.
"...Porque la vida tiene tantas cosas
te animo a que la vivas con respeto,
y que busques, también en las personas,
el amor y el cariño verdadero..."
Rafael Sánchez Ortega ©
Sierrallana 06/07/10
CUANDO OLVIDE TU NOMBRE
Cuando olvide tu nombre
llegará mi tristeza,
a pesar de ser libre
y de estar en mi tierra.
Es difícil decirte
las palabras que sienta,
las palabras precisas
y que sean sinceras.
Atrás queda tu nombre
y con él unas letras,
unos signos tan solo
como luces y estrellas.
Sin embargo ese nombre
que he gritado de veras,
el que tanto he soñado
ha buscado otra hacienda.
Ha buscado otro norte,
otro puerto y mareas,
ha encontrado en la vida
otra sangre que llena.
Otra sangre que excita
y también la que altera,
la que dice su nombre
y que va por tus venas.
Cuando olvide tu nombre
sentiré mucha pena,
más tendré que ser fuerte,
sin llorar aunque duela.
Aunque sangre mi alma
y mi cuerpo no duerma,
marcharé a mi destino
mientras tú ya te alejas.
Sé que lloran mis ojos
unas lágrimas frescas,
unas gotas sencillas
que a mis labios los besan.
Pero marcho muy lejos
a buscar otras sendas,
y a olvidar a tu nombre
aunque sufra y me muera.
Rafael Sánchez Ortega ©
03/07/10
llegará mi tristeza,
a pesar de ser libre
y de estar en mi tierra.
Es difícil decirte
las palabras que sienta,
las palabras precisas
y que sean sinceras.
Atrás queda tu nombre
y con él unas letras,
unos signos tan solo
como luces y estrellas.
Sin embargo ese nombre
que he gritado de veras,
el que tanto he soñado
ha buscado otra hacienda.
Ha buscado otro norte,
otro puerto y mareas,
ha encontrado en la vida
otra sangre que llena.
Otra sangre que excita
y también la que altera,
la que dice su nombre
y que va por tus venas.
Cuando olvide tu nombre
sentiré mucha pena,
más tendré que ser fuerte,
sin llorar aunque duela.
Aunque sangre mi alma
y mi cuerpo no duerma,
marcharé a mi destino
mientras tú ya te alejas.
Sé que lloran mis ojos
unas lágrimas frescas,
unas gotas sencillas
que a mis labios los besan.
Pero marcho muy lejos
a buscar otras sendas,
y a olvidar a tu nombre
aunque sufra y me muera.
Rafael Sánchez Ortega ©
03/07/10
SIMPLEMENTE TE MIRO VACILANTE
Simplemente te miro vacilante,
es tu luz la que tiembla y se me escapa,
es tu cuerpo que yace derrotado
y me encuentro impotente ante la nada.
Esas manos antaño laboriosas
ahora quedan colgando de la cama,
ya no tienen la fuerza ni la chispa
y hacia el suelo se inclinan derrotadas.
He buscado en tus ojos hoy cerrados
esa luz y esa chispa que llevaban
y encontré unos párpados cerrados
que ocultaban la vida en tu mirada.
Un silencio rodea tu figura,
mientras miro tu cuerpo entre las sábanas,
sólo rompe el silencio ese murmullo
del oxígenio llegando hasta tu cara.
Una noche muy larga se presenta
y con ella preguntas a mi alma,
ya no sé si mis pasos son correctos
o si algo, en el fondo, se me escapa.
Simplemente quisiera que durmieras,
que tu cuerpo sufrido descansara,
que rozaran tu pelo las caricias
de ese Dios a quien rezas y a quien amas.
Pero sé que la vida se compone
de momentos eternos sin palabras,
de preguntas que llenan los vacíos
sin respuesta a las mismas para darlas.
Me enseñaste a luchar por mi destino
y a buscar en el vida la esperanza,
y por eso a los cielos ahora rezo
por la luz de tu vida que se apaga.
Ya la vela se muestra parpadeante
y un temblor te estremece y sobresalta,
es tu sueño quizás hacia lo eterno
en el cuerpo cansado que descansa.
No quisiera que nada se rompiera,
ni que acabe ese fuego de tu llama,
solo quiero que duermas tiernamente
y que Dios te conduzca a su morada.
Es la vida me dicen tus latidos,
es el cáliz bebido en tus entrañas,
es tu cuerpo que lucha entre las sombras
mientras rezo y te siento más lejana.
Rafael Sánchez Ortega ©
Sierrallana 02/07/10
es tu luz la que tiembla y se me escapa,
es tu cuerpo que yace derrotado
y me encuentro impotente ante la nada.
Esas manos antaño laboriosas
ahora quedan colgando de la cama,
ya no tienen la fuerza ni la chispa
y hacia el suelo se inclinan derrotadas.
He buscado en tus ojos hoy cerrados
esa luz y esa chispa que llevaban
y encontré unos párpados cerrados
que ocultaban la vida en tu mirada.
Un silencio rodea tu figura,
mientras miro tu cuerpo entre las sábanas,
sólo rompe el silencio ese murmullo
del oxígenio llegando hasta tu cara.
Una noche muy larga se presenta
y con ella preguntas a mi alma,
ya no sé si mis pasos son correctos
o si algo, en el fondo, se me escapa.
Simplemente quisiera que durmieras,
que tu cuerpo sufrido descansara,
que rozaran tu pelo las caricias
de ese Dios a quien rezas y a quien amas.
Pero sé que la vida se compone
de momentos eternos sin palabras,
de preguntas que llenan los vacíos
sin respuesta a las mismas para darlas.
Me enseñaste a luchar por mi destino
y a buscar en el vida la esperanza,
y por eso a los cielos ahora rezo
por la luz de tu vida que se apaga.
Ya la vela se muestra parpadeante
y un temblor te estremece y sobresalta,
es tu sueño quizás hacia lo eterno
en el cuerpo cansado que descansa.
No quisiera que nada se rompiera,
ni que acabe ese fuego de tu llama,
solo quiero que duermas tiernamente
y que Dios te conduzca a su morada.
Es la vida me dicen tus latidos,
es el cáliz bebido en tus entrañas,
es tu cuerpo que lucha entre las sombras
mientras rezo y te siento más lejana.
Rafael Sánchez Ortega ©
Sierrallana 02/07/10
PORQUE SÉ QUE TE GUSTAN MIS VERSOS
Porque sé que te gustan mis versos
hoy desnudo mi alma de niño
y me muestro tranquilo a tus ojos
que me miran y observan muy fijos.
Hoy se cumple la fecha sagrada
y comienza de nuevo el estío,
en los campos dorados y heras
donde crecen la avena y el trigo.
Es Castilla la tierra sin nombre,
donde abundan también los castillos,
donde el alma se dobla al arado
a la tierra su ser y testigo.
Hay indicios de vagas promesas,
en los pueblos que yacen perdidos,
en las torres de iglesias altivas
y en la paz que reflejan los ríos.
Simplemente te escribo estas letras
con el pecho latiendo y en vilo,
voy formando con ellas mis versos
y los coso con hilo muy fino.
Un poema se atisba a lo lejos
en la nube que miran los lirios,
en el sol que se pierde en la tarde
y en el canto fugaz de los mirlos.
Es el canto que escriben mis dedos
y le mando despacio a tu oído,
a que lleven el tierno susurro
de la ola y el mar con su grito.
Mi Castilla es la tierra de aldeas,
donde abundan señores muy ricos
y también, donde viven muy cerca,
labradores honrados y finos.
A vosotros escribo mis versos,
soñadores de tiempos ya idos,
porque quiero arrancaros del alma
esa nota de amor y el suspiro.
Esa nota de paz que es muy vuestra,
castellanos, de rostros curtidos,
no temais lo que pase en el mundo,
pues la paz la teneis como un rito.
Es la paz la que inspira mis letras,
la que mueve mis dedos precisos,
la que escribe estos versos sin nombre
para ti, castellano y amigo.
Rafael Sánchez Ortega ©
01/07/10
hoy desnudo mi alma de niño
y me muestro tranquilo a tus ojos
que me miran y observan muy fijos.
Hoy se cumple la fecha sagrada
y comienza de nuevo el estío,
en los campos dorados y heras
donde crecen la avena y el trigo.
Es Castilla la tierra sin nombre,
donde abundan también los castillos,
donde el alma se dobla al arado
a la tierra su ser y testigo.
Hay indicios de vagas promesas,
en los pueblos que yacen perdidos,
en las torres de iglesias altivas
y en la paz que reflejan los ríos.
Simplemente te escribo estas letras
con el pecho latiendo y en vilo,
voy formando con ellas mis versos
y los coso con hilo muy fino.
Un poema se atisba a lo lejos
en la nube que miran los lirios,
en el sol que se pierde en la tarde
y en el canto fugaz de los mirlos.
Es el canto que escriben mis dedos
y le mando despacio a tu oído,
a que lleven el tierno susurro
de la ola y el mar con su grito.
Mi Castilla es la tierra de aldeas,
donde abundan señores muy ricos
y también, donde viven muy cerca,
labradores honrados y finos.
A vosotros escribo mis versos,
soñadores de tiempos ya idos,
porque quiero arrancaros del alma
esa nota de amor y el suspiro.
Esa nota de paz que es muy vuestra,
castellanos, de rostros curtidos,
no temais lo que pase en el mundo,
pues la paz la teneis como un rito.
Es la paz la que inspira mis letras,
la que mueve mis dedos precisos,
la que escribe estos versos sin nombre
para ti, castellano y amigo.
Rafael Sánchez Ortega ©
01/07/10
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