HAY VERSOS QUE ME DICTAN TU MIRADA
Hay versos que me dicta tu mirada
y que leo gustoso en el silencio,
me pierdo entre sus letras una a una
sorbiendo el suave néctar de tus besos.
Por eso te contemplo ensimismado
y veo como sales por el cielo,
te elevas por el este con las horas
y mandas a la tierra tu reflejo.
Tus versos tienen magia y fantasía,
embrujo de las hadas de febrero,
nostalgia de romances que has vivido
llegando a tus oídos con el viento.
Te leo y te releo lentamente,
y miro como vienes a mi encuentro,
tus versos son de meigas y nostalgias
que amaron a fornidos caballeros.
Entonces esos versos cobran vida,
me cuentan y confían sus secretos,
susurran con la luz que tu les mandas
rompiendo las amarras de los pechos.
La sangre se rebela lujuriosa,
galopa el corazón como un crucero,
el pulso se acelera sin pensarlo
y escapa del volcán, la lava, al puerto.
Un beso se confunde con los versos,
el beso de unos labios siempre tiernos,
los versos más hermosos de la luna
que deja su mirada y embeleso.
¡Ay luna, mi lunita encantadora!,
la luna tan llenita que yo quiero,
la luna que me escribe con sus ojos
retazos de cariño, en un momento.
No dejes que mis fuerzas me abandonen,
ni dejes que se pierdan mis anhelos,
un día subiré hasta tu lado
y entonces viviré contigo un sueño.
El sueño que he leído en tu mirada,
el dulce escalofrío de tus besos,
y entonces los pegasos de la noche
de pronto apagarán, su sed y fuego.
Rafael Sánchez Ortega ©
28/07/10
y que leo gustoso en el silencio,
me pierdo entre sus letras una a una
sorbiendo el suave néctar de tus besos.
Por eso te contemplo ensimismado
y veo como sales por el cielo,
te elevas por el este con las horas
y mandas a la tierra tu reflejo.
Tus versos tienen magia y fantasía,
embrujo de las hadas de febrero,
nostalgia de romances que has vivido
llegando a tus oídos con el viento.
Te leo y te releo lentamente,
y miro como vienes a mi encuentro,
tus versos son de meigas y nostalgias
que amaron a fornidos caballeros.
Entonces esos versos cobran vida,
me cuentan y confían sus secretos,
susurran con la luz que tu les mandas
rompiendo las amarras de los pechos.
La sangre se rebela lujuriosa,
galopa el corazón como un crucero,
el pulso se acelera sin pensarlo
y escapa del volcán, la lava, al puerto.
Un beso se confunde con los versos,
el beso de unos labios siempre tiernos,
los versos más hermosos de la luna
que deja su mirada y embeleso.
¡Ay luna, mi lunita encantadora!,
la luna tan llenita que yo quiero,
la luna que me escribe con sus ojos
retazos de cariño, en un momento.
No dejes que mis fuerzas me abandonen,
ni dejes que se pierdan mis anhelos,
un día subiré hasta tu lado
y entonces viviré contigo un sueño.
El sueño que he leído en tu mirada,
el dulce escalofrío de tus besos,
y entonces los pegasos de la noche
de pronto apagarán, su sed y fuego.
Rafael Sánchez Ortega ©
28/07/10
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