ES LA LUNA LA DAMA DE LA NOCHE
Es la luna la dama de la noche,
la que sale sin prisas de paseo,
ella sabe de lloros y suspiros
y también de mensajes a los cielos.
Su presencia, pequeña y luminosa,
es el faro al que van nuestros secretos,
es la luz que ilumina sobre el agua
y que adoran mayores y pequeños.
Su vestido, de seda transparente,
deja ver lo que oculta tras sus velos,
esa eterna figura cariñosa
que desprende latidos en silencio.
Ella tiembla de frío por la noche,
como tiembla en el mar el marinero,
y disfruta también con los amantes,
en abrazos nerviosos con sus besos.
Pero sabe ser tímida y discreta
como reina de todo el universo,
y no falta en sus labios la sonrisa
como brizna sacada de su ceño.
Es posible que falte las carroza,
pensaría el lector de aquellos cuentos,
y también la perdida zapatilla
en el baile que forman nuestros sueños.
Pero no, nuestra dama no precisa
la leyenda tan tierna del cuaderno,
ni tampoco regalos y quimeras,
ni ese vaso de néctar con su hielo.
Lo que busca la luna es otra cosa,
es amor contenido y en suspenso,
es sentir lo que sienten las personas
es la voz que le habla con el eco.
Es oir el susurro de las almas,
las palabras que salen de los pechos,
contemplar esos sueños infantiles
de los hombres maduros y guerreros.
Del marino que vuelve de los mares,
y que va con su barca para el puerto,
y también esos surcos que en el campo
ha dejado sembrados el granjero.
Pero busca al amante que suspira,
el que habla a los cielos con sus rezos,
el que abraza en su abrazo lo invisible,
y musita en sus labios un "te quiero"...
Rafael Sánchez Ortega ©
17/07/10
la que sale sin prisas de paseo,
ella sabe de lloros y suspiros
y también de mensajes a los cielos.
Su presencia, pequeña y luminosa,
es el faro al que van nuestros secretos,
es la luz que ilumina sobre el agua
y que adoran mayores y pequeños.
Su vestido, de seda transparente,
deja ver lo que oculta tras sus velos,
esa eterna figura cariñosa
que desprende latidos en silencio.
Ella tiembla de frío por la noche,
como tiembla en el mar el marinero,
y disfruta también con los amantes,
en abrazos nerviosos con sus besos.
Pero sabe ser tímida y discreta
como reina de todo el universo,
y no falta en sus labios la sonrisa
como brizna sacada de su ceño.
Es posible que falte las carroza,
pensaría el lector de aquellos cuentos,
y también la perdida zapatilla
en el baile que forman nuestros sueños.
Pero no, nuestra dama no precisa
la leyenda tan tierna del cuaderno,
ni tampoco regalos y quimeras,
ni ese vaso de néctar con su hielo.
Lo que busca la luna es otra cosa,
es amor contenido y en suspenso,
es sentir lo que sienten las personas
es la voz que le habla con el eco.
Es oir el susurro de las almas,
las palabras que salen de los pechos,
contemplar esos sueños infantiles
de los hombres maduros y guerreros.
Del marino que vuelve de los mares,
y que va con su barca para el puerto,
y también esos surcos que en el campo
ha dejado sembrados el granjero.
Pero busca al amante que suspira,
el que habla a los cielos con sus rezos,
el que abraza en su abrazo lo invisible,
y musita en sus labios un "te quiero"...
Rafael Sánchez Ortega ©
17/07/10
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