PORQUE SÉ QUE TE GUSTAN MIS VERSOS
Porque sé que te gustan mis versos
hoy desnudo mi alma de niño
y me muestro tranquilo a tus ojos
que me miran y observan muy fijos.
Hoy se cumple la fecha sagrada
y comienza de nuevo el estío,
en los campos dorados y heras
donde crecen la avena y el trigo.
Es Castilla la tierra sin nombre,
donde abundan también los castillos,
donde el alma se dobla al arado
a la tierra su ser y testigo.
Hay indicios de vagas promesas,
en los pueblos que yacen perdidos,
en las torres de iglesias altivas
y en la paz que reflejan los ríos.
Simplemente te escribo estas letras
con el pecho latiendo y en vilo,
voy formando con ellas mis versos
y los coso con hilo muy fino.
Un poema se atisba a lo lejos
en la nube que miran los lirios,
en el sol que se pierde en la tarde
y en el canto fugaz de los mirlos.
Es el canto que escriben mis dedos
y le mando despacio a tu oído,
a que lleven el tierno susurro
de la ola y el mar con su grito.
Mi Castilla es la tierra de aldeas,
donde abundan señores muy ricos
y también, donde viven muy cerca,
labradores honrados y finos.
A vosotros escribo mis versos,
soñadores de tiempos ya idos,
porque quiero arrancaros del alma
esa nota de amor y el suspiro.
Esa nota de paz que es muy vuestra,
castellanos, de rostros curtidos,
no temais lo que pase en el mundo,
pues la paz la teneis como un rito.
Es la paz la que inspira mis letras,
la que mueve mis dedos precisos,
la que escribe estos versos sin nombre
para ti, castellano y amigo.
Rafael Sánchez Ortega ©
01/07/10
hoy desnudo mi alma de niño
y me muestro tranquilo a tus ojos
que me miran y observan muy fijos.
Hoy se cumple la fecha sagrada
y comienza de nuevo el estío,
en los campos dorados y heras
donde crecen la avena y el trigo.
Es Castilla la tierra sin nombre,
donde abundan también los castillos,
donde el alma se dobla al arado
a la tierra su ser y testigo.
Hay indicios de vagas promesas,
en los pueblos que yacen perdidos,
en las torres de iglesias altivas
y en la paz que reflejan los ríos.
Simplemente te escribo estas letras
con el pecho latiendo y en vilo,
voy formando con ellas mis versos
y los coso con hilo muy fino.
Un poema se atisba a lo lejos
en la nube que miran los lirios,
en el sol que se pierde en la tarde
y en el canto fugaz de los mirlos.
Es el canto que escriben mis dedos
y le mando despacio a tu oído,
a que lleven el tierno susurro
de la ola y el mar con su grito.
Mi Castilla es la tierra de aldeas,
donde abundan señores muy ricos
y también, donde viven muy cerca,
labradores honrados y finos.
A vosotros escribo mis versos,
soñadores de tiempos ya idos,
porque quiero arrancaros del alma
esa nota de amor y el suspiro.
Esa nota de paz que es muy vuestra,
castellanos, de rostros curtidos,
no temais lo que pase en el mundo,
pues la paz la teneis como un rito.
Es la paz la que inspira mis letras,
la que mueve mis dedos precisos,
la que escribe estos versos sin nombre
para ti, castellano y amigo.
Rafael Sánchez Ortega ©
01/07/10
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