NO QUIERO RECORDAR TIEMPOS PASADOS...

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No quiero recordar tiempos pasados
ni volver a sentir aquella espina,
que forzó, con su punta, que mi sangre,
galopara en la vena malherida.

Yo prefiero la brisa y el salitre,
humedales del norte de castilla,
los desiertos sin nombre de la estepa
y aquel beso que dejan las marismas.

Porque el tiempo pasado, está pasado,
y no vale tomar esas reliquias,
como llama que avive los recuerdos
y a las almas las cubra de ceniza.

Yo prefiero que siga en su letargo,
el actor y el lector de cada día,
el sujeto que empieza las mañanas,
y comienza una página en su vida.

Porque todos tenemos un pasado,
un rincón sacrosanto de vigilia,
un pedazo de tierra calcinada
entre medio del lodo y de la arcilla.

Yo prefiero que nadie me despierte
el pasado con tanta margarita,
y que deje los sueños en el bosque
junto al haya, el roble y las encinas.

...Pero puede que nada lo detenga
y el pasado se vuelva fantasía,
y revuelva desvanes y baúles
produciendo que sangren las heridas.

Yo quisiera pararlo con mi espada,
hacer frente a su carga tan maligna,
sonreír, a pesar de la derrota,
y avanzar nuevamente por la vida.

Es posible que el tiempo y los recuerdos
se apoderen del alma y sus aristas,
y la lleven, tal vez, a los infiernos,
a la danza macabra en que palpitan.

Pero quiero creer, que en tu regazo,
me darás ese beso que precisa,
este alma, que pide, que el presente,
amortice un pasado que agoniza.

Rafael Sánchez Ortega ©
28/05/13

ERA UN NIÑO QUE ANDABA SUSPIRANDO...

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Era un niño que andaba suspirando
y escribiendo sus penas en endechas,
un antiguo juglar de las palabras
y un poeta, sin más, de las estrellas.

Era un sueño fugaz en una noche
con la luz sin igual de los cometas,
una nota del tiempo y de la infancia
recogiendo relatos de sirenas.

Era el mar soñoliento y en letargo,
letanía en resacas y mareas,
la asonancia de ritmos y de versos
que llegaban en paz hasta la arena.

Eran sombras apenas perseguidas,
soledad en farolas muy coquetas,
con el halo invisible de las musas
regalando figuras en la acera.

Eran losas sagradas, perfumadas,
que yacían durmiendo en las iglesias,
sobre restos sagrados, que en el polvo,
descansaban ajenos a la tierra.

Era el arpa adosada en una esquina,
el piano de cola tan estrecha,
la batuta esperando que una mano
comenzara su danza con la orquesta.

Era un hombre avanzando por los campos
arrastrando sus pasos por la senda,
y, a su vez, bajo el polvo y las pestañas,
unos pies enmarcaban a sus huellas.

Era el alma dormida del artista
musitando susurros en la siesta,
mientras cerca, los juncos temblorosos,
vigilaban la paz de la ribera.

Y era, al fin, aquel hombre de La Mancha,
el Quijote buscando a Dulcinea,
en "erales" y tierras de molinos
con locura de amante, insatisfecha.

Porque el ser que buscaba en el cuaderno
aquel niño que amaba las estrellas,
el poeta que algunos le llamaban
y el fugaz trovador de algunas letras,

"...era un niño que andaba suspirando
un zagal con la tinta en su chaqueta,
una mancha de un verso desprendido
como un beso entre rosas y azucenas..."

Rafael Sánchez Ortega ©
27/05/13

YO NO SÉ SI ESCUCHASTE...

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Yo no sé si escuchaste
aquel grito y tu nombre,
más si sé que las rosas
escucharon mis voces.

Pero todo fue en vano,
en el día sin nombre,
y quedé solitario
con las olas que rompen.

Yo escuché los susurros
de los bosques sin nombre,
y el lamento sublime
que dejaban los robles.

Los extraños latidos,
del reloj que conoces,
señalaron las horas
omitiendo tu nombre.

Fue quizás un chasquido
del relámpago enorme,
el que abrió las ventanas
pronunciando tu nombre.

Fue tal vez la garúa
con su llanto en la noche,
quien rasgó tus oídos
murmurando mi nombre.

Y también la fortuna,
y con ella el desorden,
avivaron la llama
musitando mi nombre.

"...En un día cualquiera
te llamé, como entonces,
y las rosas lloraron
silenciando tu nombre..."

Rafael Sánchez Ortega ©
Huesca, 26/05/13

UNA DULCE PROMESA...

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Una dulce promesa
me llegó con la luna,
en sus rayos de plata
que sembraron mil dudas.

Precisaba el aliento
y también la frescura,
de ese labio impaciente
que entregaba la luna.

Pero todo fue en vano
y volvieron las brumas,
con las nubes inquietas
que ocultaron la luna.

Supliqué en el silencio
y recé a las alturas
por el rayo de nieve
que ofrecía mi luna.

Recibí por respuesta
unas gotas de lluvia,
como un llanto que al cielo
le dejaba la luna.

Y quedé suspirando
en cruel calentura,
con un sueño impaciente
y sin rayos de luna.

Me dormí con el llanto
y también con mi pluma
y unos versos sin nombre
que añoraban la luna.

Más surgió la sorpresa
y quizás la fortuna,
de escuchar la guitarra
una noche con luna.

No sé bien los misterios
de la excelsa locura,
ni que cuerda ha tocado
la guitarra a la luna.

Pero sé que me ha vuelto
la promesa fecunda,
en la nota rasgada
de otro rayo de luna.

"...Corazón que galopas
por ardientes llanuras,
ven a mí con tus besos
y tus rayos de luna..."

Rafael Sánchez Ortega ©
Huesca, 25/05/13

SE QUEDARÁ GRABADO EN EL CEREBRO...

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Se quedará grabado en el cerebro
un grito pronunciado sin palabras,
la eterna soledad de los ausentes
carentes de latidos y en la nada.

Sacude ya la culpa con los miedos
y busca simplemente en las entrañas,
las olas y resacas tan profundas
causantes de las dudas de tu alma.

Atrévete a mirar esas pupilas
que otean, a su vez, en la distancia,
tratando de encontrar en el cuaderno
las gotas con la esencia que proclamas.

Los versos desgarrados de la vida,
las letras vacilantes, descarnadas,
que un día recogiste por los campos
sacándolas del fango y las cloacas.

No quiero que te quedes con el miedo
ni tiembles cuando suenen las campanas,
las olas de la vida son eternas
igual que las mareas y resacas.

Un día sentirás en lo profundo
un grito, como el eco de la infancia,
la súplica sin nombre ni destino
que avive los rescoldos y las llamas.

El grito de los pobres de la tierra
que piden la limosna tan ansiada,
el pan y la escudilla de alimento
que tape las vergüenzas de sus lágrimas.

El grito de los niños sin cariño
que anhelan la caricia limpia y clara,
aquella que olvidaron, con las prisas,
los padres, presurosos, en sus casas.

El grito de ese Amor, al que negamos,
la entrega y sacrificio por su causa,
quizás porque queremos la evidencia
de vidas transitorias, ya marcadas.

"...Se quedará grabado en el cerebro
un nombre y una imagen que reclama,
pidiendo que la saques del silencio
y calmes las pasiones de su alma..."

Rafael Sánchez Ortega ©
24/05/13

NO ES PECADO QUERER COMO TE QUIERO...

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No es pecado querer como te quiero
ni tampoco sentir tanta alegría,
es pasión que preciso y que venero
y que ansío ofrecerte día a día.

Pero quiero pecar porque me muero
y saciar a la sangre que pedía,
que te lleve a lo alto del sendero
a sentir tu pasión junto a la mía.

No es pecado, mi amor, y tú lo sabes,
porque tienes la prueba y la vehemencia
que despierta tu cuerpo con sus llaves.

Es pasión y es amor esta presencia,
es la unión tan perfecta de dos claves
que en el sexo han perdido su inocencia.

Rafael Sánchez Ortega ©
23/05/13

AFUERA SE QUEDARON LAS SANDALIAS...

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Afuera se quedaron las sandalias
cubiertas con el fango y por el lodo,
el piso desgastado de las suelas
reflejan tantos pasos espinosos.

Adentro, en la posada, el peregrino
termina su comida con gran gozo,
el plato con la sopa tan caliente
anima los colores de su rostro.

Entonces, cuando sacia su gaznate,
la copa con el vino tembloroso,
revive los momentos del pasado
y el tiempo que ha perdido en los arroyos.

Recuerda que ha perdido la inocencia,
el ciclo tan vital y del asombro,
los años de la escuela y del colegio
quedaron sepultados un otoño.

Recuerda que la vida es un instante,
segundos que se pasan en un soplo,
fragmentos de un presente que se aleja
e instantes de un futuro que es tan corto.

Sus ojos se adormecen en silencio,
mirando al infinito muy absortos,
quizás a ese mañana que no llega,
quizás a ese pasado que está roto.

No sabe dónde están las fantasías,
ni el bosque de las Hadas y los Gnomos,
ni sabe si ahora brillan las estrellas
o existen en el mundo los tesoros.

El velo que ha quedado en su memoria
es niebla transitoria de unos pocos,
aquellos que lucharon y perdieron
soñando con cometas y con globos.

Nostalgias de los días juveniles,
retazos de ese mundo de los locos,
los lazos que le unían a la luna
en cuentos con los cielos en agosto.

Por eso cuando suena la campana
llamando hacia la paz del refectorio,
se inunda la conciencia de ternura
y brisa, que sofoca los sollozos.

Apela el peregrino al poco tiempo,
y el mismo se diluye tan valioso,
que el beso sabe dulce y soñoliento
a un labio que ha pasado de reojo.

"...Afuera se quedaron las sandalias
y el paso más bien lento y sin adornos,
el cuerpo pide paz y un buen descanso
y el alma, el descansar sobre otro hombro..."

Rafael Sánchez Ortega ©
22/05/13

DEL TRONCO CENTENARIO DE AQUEL ROBLE...

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Del tronco centenario de aquel roble
surgieron multitudes de leyendas,
historias rescatadas en los tiempos
contadas a labriegos y doncellas.

Así se transmitieron los rescoldos
de hidalgos que partieron a la guerra,
de hombres que buscaban aventuras
siguiendo los senderos y otras huellas.

Pisadas que salieron de los bosques
en busca de la nueva primavera,
en una panorámica distinta
sin ramas, sin arbustos en la estepa.

Un día me encontré con aquel roble,
curtido por el tiempo en su corteza,
y entonces me tumbé bajo su sombra
soñando fantasías de novelas.

Soñé con los relatos inmortales
llegados de la mar y de la arena,
con bellos caballitos de colores
saltando entre las olas con presteza.

Soñé con los arrullos y canciones
dejados por las olas y sirenas,
cubiertas por las algas y el salitre
sus senos palpitantes de princesas.

Soñé con los piratas de la costa,
el ron de maleantes y tabernas,
la faz y catadura de los rostros
de imágenes crueles y sangrientas.

Soñé con tantas cosas, que ahora mismo,
no puedo resumirlas en esencia,
pues fueron pesadillas seductoras
del rato tan hermoso de la siesta.

Recuerdo despertarme soñoliento
en medio de la noche y las estrellas,
que alegres se mezclaban con las ramas
guiñándome sus luces tan traviesas.

Me acuerdo de un fugaz escalofrío
que hizo abotonarme la chaqueta,
y luego aquel suspiro inenarrable
del roble con el viento y por sorpresa.

Suspiro parecido al de un susurro
diciendo que del bosque me saliera,
que fuera por el mundo con mis versos
y a todos les hablara en mis poemas.

Y en ellos escribiera simplemente
de magia y el hechizo de unas letras,
grabadas tan profundo en aquel roble
surgiendo como páginas secretas.

"...Del tronco centenario de aquel roble
yo pude rescatar muchas respuestas,
preguntas enviadas al silencio
palabras ocultadas por vergüenza..."

Rafael Sánchez Ortega ©
21/05/13

ERA UN LAGO Y UN CASTILLO...

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Era un lago y un castillo
y unas nubes en el fondo,
en la orilla una maceta
con el barro color rojo.

Eran aguas verde azules
que no estaban en reposo,
por impulsos de la brisa
que soplaba en el otoño.

Unas torres puntiagudas
se elevaban con sus ojos,
como antenas vigilantes
de unos dueños silenciosos.

Yo me vi entre las Hadas,
con los  Elfos y los Gnomos,
en un bosque de los cuentos
con piratas y con loros.

Porque el tiempo y la distancia
se detuvo en una foto,
una imagen simplemente
de otro mundo más hermoso.

Y es allí, donde los sueños,
despertaron terremotos,
en las almas que susurran
de los cuerdos y los locos.

Y el sonido de guitarras
nos llegaron a nosotros,
a este mundo de inocencia,
de cenizas y rescoldos.

Cien mil hojas de nostalgia
se extendieron por el lodo,
con las rosas y los lirios
de jardines muy remotos.

Y en el bosque las alfombras
eran senda de los lobos,
y las aguas cantarinas
manantiales de los sordos.

Yo sentí que la sonrisa
se fundía con el polvo,
y la sed de los caminos
la saciaban los arroyos.

Pero estaba equivocado
con mis sueños asombrosos,
porque el fruto de los mismos
excedía mis antojos.

"...Era un lago y un castillo
en un sueño con un soplo,
una linda fantasía
que se fue sin un sollozo..."

Rafael Sánchez Ortega ©
20/05/13

ERA ESCLAVO DE MIS SUEÑOS...

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Era esclavo de mis sueños
y también de las pasiones,
en un mundo sin fronteras
donde tiemblan los relojes.

Su tic-tac era un sonido,
una música uniforme,
un caudal que se desliza
de fontanas con sus voces.

Y esas voces de conciencias
son en suma monocordes,
el susurro de las almas
que remiendan corazones.

Hay latidos y tormentas
que se olvidan de su nombre,
como hay tristes Rocinantes
que no llevan a Quijotes.

Una vez yo tuve un sueño,
(sueño azul y de colores),
donde iba en mi trainera
más allá del horizonte.

Navegaba por el día,
descansaba por la noche,
contemplaba a las estrellas
que me hablaban sin temores.

Y escuchaba sus relatos,
las leyendas y canciones,
los susurros que emitían
de sus labios mil rumores.

Al final, y muy cansado,
con los ojos más bien torpes,
me quedaba adormecido
con sus versos en desorden.

Era un coro de sonrisas
en un sueño sin autores,
donde ausentes, las palabras,
solapaban confusiones.

Porque el niño de los sueños,
aquel joven y aquel hombre,
precisaba las respuestas
a sus dudas con razones.

Precisaba la mirada,
la caricia sin reproche,
y aquel beso de unos labios
que calmaran sus dolores.

El dolor de tantas dudas
que no sacian oraciones,
pues la sed de los sedientos
no se calma con un postre.

Necesito que confirmes
que este sueño es como el roble,
que no teme a las tormentas
ni al redoble de tambores.

"...Era esclavo de mis sueños,
creador sin ilusiones,
y era un pobre vagabundo
con sus versos por el orbe..."

Rafael Sánchez Ortega ©
19/05/13

ME DORMÍ CON TUS VERSOS...

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Me dormí con tus versos
y tus lunas de plata,
y aquel viejo molino
que flotaba en el agua.

Mientras esto ocurría
hasta tú me besabas,
con los labios salados
que buscaban mi alma.

Fue una noche tranquila
y un susurro sin pausa,
aquel dúo nocturno
entre tú y la resaca.

Porque fuiste latido
de la sangre alterada,
corazón sin fronteras
diseñando una nana.

Me dormí con tus versos
y leyendas piratas,
y hasta un loro en el hombro
otro norte oteaba.

Yo quería la luna
tan pequeña y lejana,
y también las estrellas
con sus luces extrañas.

Y añoraba los cielos
y las nubes con hadas,
y hasta al viento pedía
que llegara a mi cara.

Que viniera la brisa
y mi piel desnudara,
y tomara mi cuerpo
que temblando soñaba.

Me dormí con tus versos
en la hoguera sin llamas,
en un fuego sin sombras
y también sin nostalgias.

Yo buscaba el rocío
y encontré que lloraban,
unos cielos sin nombre
en las rosas tempranas.

No pensé en las preguntas
sobre espinas clavadas,
ni pensé en las respuestas
con metáforas vanas.

Porque estaba dormido
entre azules y nácar,
con la voz y los versos
de tu lira y tu arpa.

"...Me dormí con tus versos
despertando con nada,
sin mis sueños de niño
y también sin mi infancia..."

Rafael Sánchez Ortega ©
18/05/13

SI PUDIERA BORRAR DE MI PASADO...

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Si pudiera borrar de mi pasado
los renglones torcidos en su tinta,
trazaría sin duda otro poema
que plasmara la paz y la alegría.

Pero sé que el pasado no se borra
y las penas y llantos no se olvidan.
a pesar de la niebla y la tristeza
del otoño que llega sin sonrisas.

Yo sé bien que el pasado está pasado
y archivado en cuartillas amarillas,
esperando que el tiempo y los recuerdos
le convierta en rescoldos y cenizas.

Allí irán los retales de la infancia,
las promesas vividas en la orilla,
las miradas buscando a las estrellas
y los besos del viento y de la brisa.

Si pudiera borrar de mi pasado
tanta nota escapada de la lira,
sentiría la sed del peregrino
y la culpa fugaz de su mochila.

¡Una fuente de amor para mis labios!,
-susurrante y ardiente pediría-
un abrazo y un beso sin palabras
para ir a soñar a la campiña.

Dejaría enterrados mis pecados
y también tantas lágrimas furtivas,
correría descalzo en los alberos
a buscar una sombra en las colinas.

Es posible que nadie contestara
a la voz suplicante que delira,
y también que la noche, en su letargo,
no escuchara la voz de quien suplica.

"...Si pudiera borrar de mi pasado
yo no sé ni por donde empezaría,
aunque puede que apenas lo intentara
por ser parte importante de mi vida..."

Rafael Sánchez Ortega ©
17/05/13

TE ESPERARÉ DESPIERTO...

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Te esperaré despierto y expectante
con un temblor, sin nombre, entre mis labios,
y una oración, en ellos, y un susurro,
para que llegues pronto hasta mi lado.

Quiero seguir aquí, cuando tu vengas,
a este rincón oculto desde el faro
donde se ven gaviotas por la costa
mientras el sol se pierde en el ocaso.

Es una sensación inenarrable
que recogen, los ojos sin descanso,
haciendo que se junten fantasías
con lindos sueños de perfiles blancos.

Te esperaré despierto, entre las sombras,
con mi baúl repleto de regalos,
y allí estará la estancia tan soñada
con el balcón, el lecho y el ventano.

Seguro que recuerdas el detalle,
la imagen sacrosanta del pasado,
las horas transcurridas en silencio
dejando que se hablaran nuestras manos.

Seguro que precisas de mis besos
igual que yo deseo serte franco,
haciendo que mis dedos te dibujen
y escriban en tu pecho que te amo.

Te esperaré despierto, no lo dudes,
para vivir de nuevo otro verano,
para sentir la sangre y los latidos
del corazón que pide rescatarlo.

...Porque el amor quedó entre las estrellas
con un clavel, sumido en el letargo,
tras una decisión dura y difícil
sintiendo un gran dolor por ese pacto.

La rosa recogida en aquel día
entró con gran ardor en el costado,
quedando malheridas nuestras almas
y rotos muchos sueños en pedazos.

"...Te esperaré despierto y tembloroso
sabiendo que tu viaje está acabando,
para saciar la sed y mis latidos
hasta sentir tu cuerpo entre mis brazos..."

Rafael Sánchez Ortega ©
16/05/13

NADARÁN ENTRE BRUMAS LOS DESEOS...

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Nadarán entre brumas los deseos
para ir a sentir las maravillas,
de esos cuerpos que emiten mil chasqueos
con resacas de amor en tus rodillas.

Es posible que surjan los jadeos
de las olas que cubren las orillas,
y que dejen oír sus ronroneos
al rozar con sus labios tus mejillas.

Pero sé que estarás en condiciones
de escuchar en tu alma las campanas
que musitan y rezan oraciones.

Y es quizás el candor de las mañanas
el que llegue y te deje sensaciones
con la dulce embriaguez de las manzanas.

Rafael Sánchez Ortega ©
14/05/13

MI CORAZÓN PALPITA CUAL SONETO...

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Mi corazón palpita cual soneto
y salta y vibra en nueva primavera,
es un volcán de lava y de metáforas
que busca por la noche las estrellas.

Es una sensación muy agradable
la de escuchar la voz de las mareas,
la de medir la rima en esos versos
mientras la sangre corre por las venas.

Creo sin más que estoy enamorado
y vivo persiguiendo mil quimeras,
contando, con frenética costumbre,
las sílabas presentes del poema.

Yo sé que los sonetos, en los niños,
producen confusión y sinalefas,
aturden corazones que se nublan
y opacan las miradas tan eternas.

No dejo de pensar en el soneto
ni dejo al corazón que se detenga,
lo quiero en gran tensión, lleno de vida
y a punto de surgir en la ribera.

Me olvido de los versos singulares
labrados con cariño y con paciencia,
tras ellos va la mano temblorosa
y el alma enamorada que los deja.

Me dicen que catorce es una cifra
que ciñe, que regula y que jalea,
la fiel composición de los sonetos
y el traje sin fisuras de la métrica.

No entiendo de medidas ancestrales
y más si las susurran los poetas,
acaso sólo sé de otras medidas
de cifras y guarismos en la arena.

Me quedo en el soneto de la vida
y quiero que su brisa tan completa,
me embriague sin remedio, para siempre,
cerrando mis pupilas soñolientas.

Más quiero que el presente de mis sueños
perviva con su voz en la alacena,
y sea el referente de mi norte
y el puerto de acogida, cuando muera.

Rafael Sánchez Ortega ©
15/05/13

ES QUIZÁS UNA SUERTE, LO CONFIESO...

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Es quizás una suerte, lo confieso,
recibir la caricia de la vida
y sentir ese roce apresurado
de la rosa y su beso en la mejilla.

Pero sé que la vida y la nostalgia
muchas veces se juntan y se miran,
y después de minutos de silencio
surge un llanto de forma repentina.

Yo no sé los designios del destino
ni si existen o no las maravillas
de otro mundo, mejor y más pequeño,
con su carga de amor y fantasía.

Pero estoy en el mundo en que he venido,
una tierra de arenas y de envidias,
un lugar con fronteras y deshielos
donde reina la paz en la utopía.

Es quizás, esa eterna interrogante,
la pregunta surgida y tan sencilla,
ese nudo formado en la garganta
y el susurro con lágrimas vertidas.

Sigo aquí, soñador impertinente,
en el tren que ha parado en estas vías;
un andén ya diviso en lontananza
y un vagón que me apresa y me confina.

Pero sigo mirando hacia adelante
a ese mar que me cubre y me salpica,
con sus olas que llegan y se alejan
y me mojan con besos y caricias.

Yo no sé lo que busco por la playa
entre luces de estrellas reunidas,
y si va o no va, entre mis manos,
esa mano que quiero entre las mías.

Es quizás, un monólogo de sordos,
un crisol apagado y sin cerillas,
un volcán con su lava intermitente
y un amor que precisa tu sonrisa.

Rafael Sánchez Ortega ©
14/05/13

HE CUBIERTO DE ROSAS TUS VENTANAS...

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He cubierto de rosas tus ventanas,
y también de preciosas margaritas,
para ver si se alegran las mañanas
y se hacen más cortas las visitas.

Ha de haber un lugar en las persianas
y también unas fórmulas benditas,
un pintor con sus manos artesanas
que dibuje semillas infinitas.

Porque, al fin, sólo sé que mi cordura
es un rayo de luz, que simplemente,
me conduce sin más a la locura.

Y por eso las rosas van de frente,
a esa imagen sutil, con su hermosura,
que enloquece mi alma sutilmente.

Rafael Sánchez Ortega ©
13/05/13

SI DESNUDO MI ALMA Y TE LA ENTREGO...

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Si desnudo mi alma y te la entrego
y con ello reparo mis pecados,
es posible que pienses que te miento
y que solo es un gesto de mis labios.

Pero piensa tranquila, que ese gesto.
es así, porque intento que mis manos,
te transmitan, sin prisa, lo que siento,
desnudando el dolor de mi costado.

¡Cuánta nota enviada a las estrellas!,
¡cuánto orgullo y envidia revivida!,
¡cuánto amor y candor por la ribera...!

Al final, sé muy bien, que la utopía,
es cristal que se rompe y que se aleja,
en un sueño de rosas que marchitan.

Rafael Sánchez Ortega ©
12/05/13

NO LE DIGAS ADIÓS, A LOS AMIGOS...

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No les digas adiós, a los amigos,
diles sólo, y si acaso, que hasta luego,
que la marcha forzada que ahora emprenden
les conduce, sin más, a otros senderos.

Es la vida que rompe las fisuras
en el dique inocente de los cuerdos,
y se rompe con ella la esperanza
de lograr la victoria de los necios.

No le digas adiós, a la sonrisa
y a los labios que fueron prisioneros,
de los tuyos, tal vez apasionados,
y saciaron las ansias de tus besos.

Es la brisa que llega de los mares
y el vacío perenne del silencio,
es el alma que grita en las tinieblas
acosada de dudas y de miedos.

No le digas adiós, a los cipreses
y a las tumbas cubiertas por los hielos,
deja sólo a los cielos un suspiro
y en las losas el llanto de los ciegos.

Es la herida que sangra en el costado
y es el grito que brota desde el pecho,
es la lava y la eterna incertidumbre
de una vida arrancada por lo eterno.

No le digas adiós, a tu pasado
y a las brasas que quedan en el fuego,
porque apuran las últimas cenizas
de esa brizna rojiza del aliento.

Es la llama que pugna, descarnada,
en el cáliz sagrado de los muertos,
es el lirio que pende, tembloroso,
en el cuadro agridulce del recuerdo.

"...No les digas adiós, a los amigos,
que han quedado en la tierra prisioneros,
diles solo, y si acaso, que descansen
en el sueño, que emprenden, con su vuelo..."

Rafael Sánchez Ortega ©
11/05/13

ERA UN VIEJO DESVÁN Y ERA UN BAÚL...

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Era un viejo desván y era un baúl,
un baúl soñoliento, abandonado,
un arcón con reliquias y recuerdos,
y un violín en espera de una mano.

Porque el dulce secreto que albergaba
era el fruto paciente, de los años,
con retales de notas impacientes
y desvelos nerviosos en trabajos.

Porque allí se guardaban la esperanza,
la inocencia furtiva de unos labios,
la sonrisa sin nombre ni destino
y aquel beso lanzado hacia lo alto.

Era un viejo baúl adormecido,
un desván, con hollín, en muchos lados,
un rincón de nostalgia y fantasía
esperando la magia de los magos.

Y es allí donde grita la inocencia,
donde pide los besos que ha soñado,
reclamando el juguete y la alegría
para ir por el mundo a disfrutarlo.

Y es también donde ruge la galerna,
donde vibra en la costa su reclamo,
a la vez que las olas se vacían
y la espuma se funde con los cantos.

Era un viejo desván, en la penumbra,
un baúl con hollín en sus costados,
un remanso de sueños contenidos
y sonrisas mezcladas con los llantos.

Más tenía la fuerza irresistible,
que invitaba a mirar y a rescatarlo,
de ese pozo de sombras y negruras
en que el tiempo le puso a buen recaudo.

Y tenía la sed de la esperanza,
confiando también en el milagro,
de saciar las preguntas de aquel niño
apurando las gotas de su vaso.

Era un viejo baúl, a la deriva,
un desván misterioso y sacrosanto,
y era un niño mirando en el espejo
de otro tiempo, con magia, ya pasado.

Rafael Sánchez Ortega ©
10/05/13

SE VIOVE Y SE CONVIVE EN EL INFIERNO...

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Se vive y se convive en el infierno
ardiendo en la garganta las palabras,
teniendo el corazón ensangrentado
por culpa de la angustia y la nostalgia.

No sirven las caricias y la seda
luchando con lo absurdo y las metáforas,
ni sirve la canción del solitario
llorando por tener lo que le falta.

Hay veces que se atrofian los cerebros
y hay otras que se hielan las entrañas,
un flujo y un reflujo nos corroe
dejando en nuestra boca repugnancia.

Entonces te planteas, si la vida,
merece ser amada en esta farsa,
siguiendo los patrones y el dictado
de dioses dirigiendo en la distancia.

Y surgen los llamados peregrinos
aquellos con sus ropas en volandas,
colores caprichosos e indolentes
envueltos en misterio con sus alas.

Y nacen las floridas primaveras
con sueños en los niños y en las almas,
que agitan a las manos inocentes
en busca de cometas encantadas.

Y llegan los veranos juveniles
tan llenos de esa música sin pausa,
arpegios del amor y los abrazos
y adagios en los jóvenes que aman.

Y vienen los otoños de colores
y un tiempo que se acorta y que se acaba,
las hojas se marchitan en los bosques
y hay otras con nostalgia en muchas caras.

Por eso cuando sientes que el invierno
te toma con su garra que te alcanza,
no sabes que el final está llegando
a un punto sin retorno en la alborada.

¡Ay tierno corazón!, ¿dónde te has ido?,
¡no sé qué me reprochas de mi infancia!
Tú fuiste aquel cordón que unió mi vida
a un mundo generoso y de esperanza.

"...Se vive y se convive en el infierno
huyendo del rocío y de sus lágrimas,
buscando las respuestas de tu sino
sabiendo que preguntas a la nada..."

Rafael Sánchez Ortega ©
09/05/13

DETRÁS DE LA VENTANA...

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Detrás de la ventana
tenías unas flores,
tan llenas de esperanza
diciéndolo sus voces.

Las lindas campanillas,
las rosas de los dioses,
las dulces azucenas,
suspiros con razones.

Más ellas se estiraban
al cielo, sin dolores,
sin gruesas partituras
y ausentes de guiones.

Detrás de una ventana
un niño ya se esconde,
y tira de la manta,
recuerdos de las doce.

Encuentra los cometas,
los globos de colores,
las tiras de confeti,
y el elfo de los bosques.

Encuentra aquel juguete
y el libro del Quijote,
quizás abandonados
por manos de otros hombres.

Detrás de la ventana
el alma se te encoge,
no sientes la caricia
y el frío de ese norte.

Deseas el deshielo,
la nieve que se rompe,
el río y sus meandros
dejando sus acordes.

Hay sangre por las venas,
rocío en los alcores,
hay tos en la garganta
con furia y hiel salobre.

Detrás de una ventana
el sol nunca se pone,
pues queda en el ocaso
sus rayos multiformes.

El iris encantado,
produce sensaciones,
el rojo tan sangrante
cual beso de los dioses.

Es una fantasía
juntar en los rincones,
la paz de los cipreses
con sombra de los robles.

"...Detrás de la ventana
susurran los halcones,
retales y recuerdos
de miedos y de amores..."

Rafael Sánchez Ortega ©
Sierrallana, 08/05/13

MIS OJOS SE REBELAN Y NO QUIEREN...

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Mis ojos se rebelan y no quieren
cerrarse ante la noche y sus abrazos,
la lucha es desigual, estoy de acuerdo,
y pienso en la caricia de sus manos.

Caricia que equivale a una tragedia
a un cuento, sin final, inesperado,
al cerco inenarrable de la muerte
que llega en un segundo sin un canto.

Hay penas que se cantan en los bares,
tragedias solapadas en los llanos,
hay niebla y soledad en las alturas
y un poso de ilusión roza los labios.

Bendita soledad la de los necios,
aquellos que mendigan los pecados,
los pobres que calientan su escudilla
dejando la ilusión entre otras manos.

Algunos mendigamos varias cosas,
un tiempo y un segundo en el espacio,
la tecla indivisible de la vida
que escapa sin querer para otro lado.

Lagunas en la mente del poeta,
locuras que ya rondan los cien años,
allí donde las risas cantarinas
ascienden a los cielos sin caballo.

Espero, sin saber a quien espero,
y miro entre las brumas a lo alto,
al techo irreductible de ese circo
que alberga a los actores y payasos.

La vida es el compendio de ilusiones,
reducto de bufones y lacayos,
que viven predicando la sonrisa
a cambio del susurro de  sus labios.

"...Mis ojos se rebelan y no quieren
la burla temblorosa de mi llanto,
allí donde la lluvia se condensa
y es frágil marioneta de unas manos..."

Rafael Sánchez Ortega ©
Sierrallana, 07/05/13

LA SONRISA DE TUS LABIOS...

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La sonrisa de tus labios
desarmaba a las estrellas,
era llave de los cielos
y la luz de los poetas.

Fue ese faro, el que un buen día,
despertaron las mareas,
de unas olas saltarinas
cabalgadas por sirenas.

Y se fueron a un cuaderno
a plasmarse en mil leyendas,
que contaban a los niños
en la noche sus abuelas.

Esas caras admirables
que se ven en las aldeas,
y en los pueblos de la costa
bajo postigos y puertas.

¡Qué sonrisa tan sublime
de tu boca siempre fresca,
esos labios que suspiran
y en silencio te desean...!

Yo te vi aquella mañana
paseando por la arena,
caminando despacito
tras las conchas y las huellas.

Eran conchas que los mares
bostezaban con presteza,
rescatando sus tesoros
bien de nácar, bien de fresa.

Y las huellas que seguías
eran signos y quimeras,
eran sueños infantiles
de esa edad de la inocencia.

Contagiaste tu sonrisa
a juglares de otras tierras,
a distintos caballeros
que buscaban su princesa.

Fuiste musa incomparable
de seglares y de ascetas,
revolviendo sus entrañas
y también a sus conciencias.

Hoy los cielos te sonríen
y te ofrecen rosas frescas,
rosas rojas y olorosas
de un jardín sin acuarelas.

Pero en torno de tus labios
hay un halo que despierta,
un susurro y un crescendo
de una música perfecta.

"...La sonrisa de tus labios
era dulce y siempre tierna,
referencia de los hombres
que buscaban las estrellas..."

Rafael Sánchez Ortega ©
Sierrallana, 06/05/13

ES DIFÍCIL PRECISAR...

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Es difícil precisar
el candor de una manzana
y a que huelen hoy las fresas
que despiertan con el alba.

...Es la vida y sus misterios,
no lo dude tu palabra,
ni aquí veas fantasías
en función de las metáforas.

Unas veces los barquitos
se desplazan a la playa,
y otras veces se rebozan
en la arena sus escamas.

Más los peces de los mares
no navegan en las tablas,
ni tampoco en los corceles
de loqueros sin su bata.

...Es la vida de los niños
un refugio de esperanza,
una fuente, que el sediento,
con su boca bebe y sacia.

Hoy las nubes, de paseo,
por el cielo se desgranan,
van contando margaritas
indolentes y encantadas.

A lo lejos, en la aldea,
ya repica una campana,
más lo hace débilmente,
solitaria y asustada.

Ha llegado el mediodía
y es la hora de la calma,
en que el sol, al fin, se estira
y en que cantan las cigarras.

Más escucho nuevamente
el sonido de la aldaba,
al correrse los cerrojos
y suspiros de las almas.

...Es la vida, yo me digo,
cual susurro que me alcanza,
es la nota y el vacío
de un arpegio de la nada.

Sin embargo sopla el viento,
noroeste, que se extraña,
y es el aire, que en Galicia,
dejan meigas a mansalva.

Yo le atrapo con mis dedos
y entre ellos se me escapa,
es fugaz, como la rosa,
de una niña enamorada.

Una cinta cubre el velo
de sus ojos y pestañas,
y es un beso de mis labios
con la miel de la alborada.

Canta el grillo en la pradera
y ya vuelan las urracas,
mientras tanto los gorriones
juntan rimas en la plaza.

...Es la vida, simplemente,
un compendio de oro y grana,
un bazar de fantasías
que se toman y se cambian.

"...Es difícil precisar
qué es la vida y quién la guarda,
porque amarla en su locura
es vivirla y desearla..."

Rafael Sánchez Ortega ©
05/05/13

CUANDO SIENTO LA CARICIA...

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Cuando siento la caricia
de la brisa en la ventana,
hay un algo que estremece
la sonrisa de mi cara.

Es la eterna melodía
de una música sin pausa,
y es el viento del nordeste
al compás de la resaca.

Esta brisa caprichosa
llega fuerte y nos abraza,
nos susurra mil leyendas
de marinos y piratas.

Porque surge de los mares
y las olas encantadas,
recogiendo los aromas
del salitre y de las algas.

Es la brisa de mi tierra
y el nordeste que no falta,
con el cielo azul celeste
de ese añil que nos embriaga.

Y en el rostro de los hombres
besa y llega con su marca,
añadiéndoles arrugas
sinuosas y doradas.

Brisa y aire del nordeste
llega al niño y a las almas,
que navegan en los sueños
y entre mares y bonanza.

Es posible que la brisa
suelte y roce la campana,
de la torre de la iglesia
que amanece muy callada.

Es posible que en los campos
ya se quemen las pastadas,
si el nordeste sopla duro
y la brisa no se calma.

Es posible que estremezcan,
(sí, de frío, y no por ganas),
el abrazo de la brisa
y el nordeste de la barra.

Pero nada les detiene,
a la brisa limpia y clara
y al nordeste caprichoso
que se estira y nos alcanza.

Hay un algo de misterio,
una brizna que se escapa,
es, en fin, esa sonrisa,
que se ansía en la distancia.

"...Cuando siento la caricia
de la brisa en la ventana,
hay un algo que palpita
de esta tierra en mi garganta..."

Rafael Sánchez Ortega ©
04/05/13

ERA UNA NOCHE DE MAYO...

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Era una noche de mayo,
un edificio cualquiera,
una figura en la cama
apaciguando su pena.

Yo miraba y escribía,
a la luna y las estrellas,
por la figura apacible
y que tenía a mi vera.

Venían tantos recuerdos
con momentos y vivencias,
que era un dique incontenible
desbordando la escollera.

Porque el alma se ensanchaba
y rompía las tinieblas,
al volver hacia el pasado
de una vida que se aleja.

Yo era un niño, como muchos,
con su madre adusta y seria,
que ordenaba mil recados
a pesar de mis protestas.

Más la sombra de sus voces
era un canto de sirenas,
una eterna letanía
nunca exenta de leyendas.

Y acudía a los recados
y aceptaba sus collejas,
con arrugas en la frente
y la fiebre de mis venas.

Un latido impetuoso
era el gozne de la puerta,
un chirrido en los peldaños
al subir por la escalera.

Pero ahora lo recuerdo
como simples menudencias,
como escenas de un pasado
que se marcha y no me deja.

Tú labraste mi destino,
me guiaste por la senda,
con la voz y la palabra
y tu crítica severa.

Te juzgué sin condiciones
por un acto de flaqueza,
y vi en él la cobardía
cuando acaso era tristeza.

Hoy no juzgo tu conducta
y te pido la clemencia,
por no haberte comprendido
ni buscado tu respuesta.

Sólo pido me perdones
y si acaso que me quieras,
y lo hago en el silencio
de estos versos y esta entrega.

"...Era la noche de mayo
de una nueva primavera,
yo escribía y tú soñabas
entre el yodo y las mareas..."

Rafael Sánchez Ortega ©
Sierrallana 03/05/13

PARECE QUE LA NOCHE NOS CONFUNDE...

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Parece que la noche nos confunde
y aumenta los temores de las almas,
es algo que nos legan los inviernos
que dejan, a su paso, mil resacas.

La noche es señorial, en su concepto,
y fuente de leyendas que relatan,
amor y desamor a todas horas
e historias de romances y batallas.

Bien saben las estrellas la fortuna
que tienen con la noche y las cigarras,
unidas en eterna melodía
al coro de sirenas en la playa.

Se juntan los misterios de los hombres
y surgen los murmullos en las plazas,
hay algo que alimenta a los gorriones
que cruzan indolentes las ventanas.

La noche con sus sombras nos confunde
haciendo que suspiren las fontanas,
en medio de un silencio solitario
que funde y estremece las entrañas.

Hay niños que se cubren en los sueños
y hay otros que deliran en sus camas,
quizás hay querubines en las nubes
que velan y vigilan esta infancia.

Se forjan los medallas día a día,
a base de esculpirse y de labrarlas
quizás porque la vida así lo exige,
surgiendo del trabajo y la esperanza.

Por eso, cuando en medio de la noche,
nos llegan sin cesar tantas nostalgias,
sentimos que las almas se confunden
en medio de la niebla y la borrasca.

"...Parece que la noche, en los inviernos,
altera las pasiones con la lava,
de aquellos corazones indomables
que hicieron del amor su gran hazaña..."

Rafael Sánchez Ortega ©
Sierrallana 02/05/13

MIRO Y TE VEO DORMIDA...

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Miro y te veo dormida,
en el lecho reposando,
cuerpo curtido de anciana
en un día limpio y claro.

Estás ajena a la vida
en este estanque dorado,
donde las luces y sombras
pasan deprisa, volando.

Has arrancado sonrisas
de otros, ocultas en labios,
y has caminado sin rumbo
por los senderos y atajos.

Fuiste un bastión en la vida
y de mi infancia un regalo,
yo veneré las palabras
y tu paciencia y trabajo.

Miro y te veo dormida
y sin querer yo te hablo,
siento que gritan las venas
como pidiendo un milagro.

Hay una cama vacía
que se impacienta a tu lado,
puede que nadie la ocupe
y que se pierda mi llanto.

Porque yo sé que la vida
es un continuo letargo,
es una lucha sin nombre
desde el invierno al verano.

Llegan las batas azules,
pasan las verdes volando,
vienen las bolsas de suero
para aliviarte del daño.

Miro y te veo dormida,
y continúo pensando,
en los consejos y prisas
y regañinas de antaño.

Sé que los hombres suspiran
y que terminan llorando,
al recordar a la madre
y su cariño robado.

Porque al final es un cuerpo,
con el cabello tan blanco,
son unas manos nerviosas
las que reclaman tu mano.

Y es un susurro que dictan
esos ojitos tan claros,
es esa chispa que muere
en la pupila temblando.

"...Hoy, que te miro y te veo,
sé lo que falta y me callo,
porque me diste la vida
y tu cariño en un acto..."

Rafael Sánchez Ortega ©
01/05/13

SILENCIO...

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Silencio, ruegan las piedras,
que ahora duermen en la plaza,
y es la niebla con su abrazo
quien las besa y acompaña.

Silencio, sólo silencio,
y que callen las cigarras,
porque duermen ya los niños
muy tranquilos tras las nanas.

Silencio, gritan las olas
que se estiran por la playa,
y que besan las arenas
al compás de la resaca.

Silencio, sólo silencio,
que se apaga fiel la llama
de ese fuego impetuoso
que alimenta fiero el alma.

Silencio, pide el marino,
en sus ratos de nostalgia,
recordando al bello puerto
y en el mismo a su zagala.

Silencio, sólo silencio,
que ya duermen las arañas,
encogidas en sus telas
que atraviesan las ventanas.

Silencio, dicen los niños,
a las gentes cuando hablan,
pronunciando feas frases
y palabras mal sonadas.

Silencio, sólo silencio,
es la vida que se pasa,
y discurre entre nosotros
con la sombra y la nostalgia.

Silencio, clama el mendigo,
agotado en busca vana,
persiguiendo la quimera
y utopía de su nada.

Silencio, sólo silencio,
un susurro te reclama,
un suspiro simplemente
que atraviesa tus entrañas.

Silencio, quieren los pasos,
y el abrazo de una cama,
pues los ojos peregrinos
dejan lluvia en las pestañas.

Silencio, sólo silencio,
un cometa se desplaza,
por el cielo y el vacío
con su larga cola blanca.

"...Silencio, digo con miedo,
y me callo la palabra,
pues no quiero que se rompa
el candor de tu mirada..."

Rafael Sánchez Ortega ©
Sierrallana, 30/04/13