A VECES...
A veces...
Miro y te veo,
entre las sombras difusas,
del día que ya amanece
mientras se duerme la luna.
A veces...
Siento tu mano
rozar mi cara sin dudas,
estremecerse tus dedos
en busca de una aventura.
A veces...
Oigo a tus labios,
más allá de la penumbra,
con un rumor insistente
que me llega hasta la nuca.
A veces...
Tomo tu cuerpo,
acaricio su cintura,
prosiguiendo por los brazos
que me llevan a tu blusa.
A veces...
Pierdo el sentido
al rozar, entre las brumas,
a tus senos palpitando
y ofreciendome ternura.
A veces...
Oigo el relente
de tu pecho que susurra,
como música escapada
de un desierto y de sus dunas.
A veces...
Te quiero tanto
que tu mirada me embruja,
y ya no sé lo que escribo
porque pierdo la cordura.
Rafael Sánchez Ortega ©
23/08/14
Miro y te veo,
entre las sombras difusas,
del día que ya amanece
mientras se duerme la luna.
A veces...
Siento tu mano
rozar mi cara sin dudas,
estremecerse tus dedos
en busca de una aventura.
A veces...
Oigo a tus labios,
más allá de la penumbra,
con un rumor insistente
que me llega hasta la nuca.
A veces...
Tomo tu cuerpo,
acaricio su cintura,
prosiguiendo por los brazos
que me llevan a tu blusa.
A veces...
Pierdo el sentido
al rozar, entre las brumas,
a tus senos palpitando
y ofreciendome ternura.
A veces...
Oigo el relente
de tu pecho que susurra,
como música escapada
de un desierto y de sus dunas.
A veces...
Te quiero tanto
que tu mirada me embruja,
y ya no sé lo que escribo
porque pierdo la cordura.
Rafael Sánchez Ortega ©
23/08/14
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