TE MIRO Y TE SOSTENGO LA MIRADA...,
Te miro y te sostengo la mirada
desde estas pupilas legañosas y cobardes.
Mis sueños no te avalan ni te rozan,
apenas son pavesas y utopías
nacidas entre versos y suspiros.
Nacieron por Amor, entre las rosas,
y duermen con dolor ya para siempre.
Te miro desde un puente que se esfuma,
difuso y con matices muy diversos,
él tiene las respuestas de la vida
y entiende las razones de mis miedos.
Le miro y le pregunto, en la distancia,
y creo que responde con suspiros;
no sé si está dormido como el agua
que corre por el río en la ribera.
Retorno a las montañas que he pisado
y trato de apartarlas de la niebla,
las nubes se resisten y son fuertes
y el niño y la razón están vencidos.
Se mueren los cometas, sin el viento,
igual que los poemas sin las letras.
Recuerdo los momentos de la infancia
los pactos alcanzados sin peleas,
la risa compartida con el viento
y al niño que contaba las estrellas
en la noche.
Mas quiero controlar las emociones,
la lengua y a mi voz, también de trapo.
No quiero que se alteren los sentidos
por culpa del Amor.
Quiero al Amor en mí y aquí, en mi costado,
que venga para estar
y que, en mis sueños, se duerma
y que descanse hasta que el alba nos despierte.
Por eso te hablo ahora, y yo te digo:
que empieza la semana y aquí sigo,
igual que el mar y las montañas,
que muy cerca me rodean.
Que tengo una silueta perezosa,
un alma muy cansada que conoces,
los ojos de un color semiapagado
y en pelo plateado ya en su ocaso.
Yo vivo en una villa marinera,
aquí, donde los barcos y traineras
trazaron y crearon mil leyendas,
y el agua de la mar mojó, con su ternura,
los pies de aquellos niños, que en sus juegos,
se acercaban hasta ellas.
Te hablo, una vez más y te recuerdo
que esta tarde volveré hasta la playa que conoces
a buscar esas sirenas de la infancia,
la botella con mensajes de socorro
que lanzara algún confuso navegante
y también aquella luz, que desde el faro,
señalaba las entradas de la barra.
Pero sé que tantos sueños y recuerdos
quedarán almacenados en un cofre de coral
y tendré que recurrir a la mochila de mi vida
para ir hasta su fondo y rescatar
esa libreta donde escribo,
donde salen los poemas,
donde viven en silencio y se consumen
sin remedio.
Te hablo y te suplico que me escuches
y quizás, por ser cobarde,
te diré que no tardes en venir,
en esta espera, en que consumo los segundos,
que me mires, que me hables, que te quedes,
y me ayudes a lanzar estos mensajes
por el mar de nuestra vida,
a través de otra botella de cristal,
que es invisible, y los lleva
por las calles y las casas,
por aceras y portales, tras las sombras
que reflejan los cometas de una época
caduca y añorada.
Por eso te suplico que me atiendas,
que me lleves en tu vuelo,
y que selles con tus besos mis palabras
a tus labios.
Quizás así, estos sueños, hoy dormidos,
cobren vida y mi alma reaccione.
Es posible que tus labios puedan ser,
lo que yo anhelo y necesito para amar
y estar contigo eternamente,
"Poesía..."
Rafael Sánchez Ortega ©
25/08/14
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