FLAMEABAN AL VIENTO...
Flameaban al viento
las banderas coquetas,
y también unas faldas
de muchachas traviesas.
Se movían sin orden
por estrechas callejas,
unas piernas bonitas
con pisadas inquietas.
Y aquel niño soñaba
con preciosas princesas,
en lejanos castillos
y también con leyendas.
Eran sueños de niños
con resacas eternas,
con salitre en los labios
de lejanas mareas.
Pero el viento de oeste
ondulaba banderas
y estiraba las faldas
de las niñas aquellas.
Unos ojos azules
perseguían apenas,
aquel cuadro sensible
con imágenes bellas.
Y soltaban los ojos
unas lágrimas tiernas,
y un suspiro los labios
conteniendo la lengua.
Las palabras nacían
y surgían coquetas,
en la boca del niño
por las faldas y prendas.
Él quería luceros
en las noches tan negras,
y también peregrinos,
como algunos cometas.
Porque todo en la vida
era así, cual poema,
un trocito de vidrio
y un cristal de bohemia.
Eran versos sin nombre
y montones de letras,
tras banderas y faldas
de pupilas pequeñas.
Así nacen los cuentos
y así surgen las penas,
tras susurros velados
de unas almas que sueñan.
"...Flameaban al viento
los relatos y temas,
que aquel niño, sin falta,
los tomó con presteza..."
Rafael Sánchez Ortega ©
23/01/15
las banderas coquetas,
y también unas faldas
de muchachas traviesas.
Se movían sin orden
por estrechas callejas,
unas piernas bonitas
con pisadas inquietas.
Y aquel niño soñaba
con preciosas princesas,
en lejanos castillos
y también con leyendas.
Eran sueños de niños
con resacas eternas,
con salitre en los labios
de lejanas mareas.
Pero el viento de oeste
ondulaba banderas
y estiraba las faldas
de las niñas aquellas.
Unos ojos azules
perseguían apenas,
aquel cuadro sensible
con imágenes bellas.
Y soltaban los ojos
unas lágrimas tiernas,
y un suspiro los labios
conteniendo la lengua.
Las palabras nacían
y surgían coquetas,
en la boca del niño
por las faldas y prendas.
Él quería luceros
en las noches tan negras,
y también peregrinos,
como algunos cometas.
Porque todo en la vida
era así, cual poema,
un trocito de vidrio
y un cristal de bohemia.
Eran versos sin nombre
y montones de letras,
tras banderas y faldas
de pupilas pequeñas.
Así nacen los cuentos
y así surgen las penas,
tras susurros velados
de unas almas que sueñan.
"...Flameaban al viento
los relatos y temas,
que aquel niño, sin falta,
los tomó con presteza..."
Rafael Sánchez Ortega ©
23/01/15
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