A PESAR DE LA NEBLINA...


A pesar de la neblina miro al cielo.
Tengo sed y necesito sus palabras.
Hay vacío entre la bruma y el silencio.
Hay un halo que conduce hasta la nada.

Me pregunto ¿dónde está la poesía?,
¿dónde anidan los gorriones que ahora callan?,
¿dónde duermen las preciosas margaritas?,
¿dónde están las marejadas y resacas?

Yo sé bien, que con la niebla, no hay respuestas
ni tampoco mariposas en las almas,
ni siquiera se conmueven las estrellas
y por contra los recuerdos se desatan.

Es por eso que la lluvia nos seduce
con el dulce sirimiri, que nos cala,
nos aparta de los cielos tan azules
y nos lleva hasta los brazos de la cama.

Mil preguntas se me vienen a la mente
y se quedan sin salir de la garganta,
mil suspiros de un invierno que adormece
se congelan en el bosque de las hadas.

Hay eterna confusión entre los labios
que quisieran ese beso que les falta,
ese abrazo, sin temor, del ser amado,
que doblegue las fronteras y distancias.

Ya se escucha a Peter Pan junto a los niños,
mientras juegan por el parque y por la plaza,
y se ven los girasoles amarillos
con las gotas de la niebla en sus entrañas.

Es la lluvia, yo me digo, en la modorra,
mientras siento que me pesan las pestañas,
es el beso de unos labios en mi boca,
los que prestan ese néctar que me embriaga.

"...A pesar de la neblina me estremezco.
Soy el niño que jugaba con su barca,
soy el joven soñador con tantos miedos,
soy el verso de un poema que te falta..."

Rafael Sánchez Ortega ©
27/01/15

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