UNA GOTA SE DESLIZA...
Una gota se desliza de los ojos
soñadores, a quien besa el fiel nordeste,
es el cielo el que se acerca hasta los hombres
y es la brisa quien responde dulcemente.
Hay un tinte de ternura entre los campos,
una extraña sensación en los cipreses
que vacilan vigilantes y en sus puestos
con sus ramas tan altivas e imponentes.
Es un hombre el que camina por el parque
con su perro que hace pis en los laureles,
mientras mira ensimismado la gaceta
con noticias y sucesos de las gentes.
Hay un resto de calima por las calles,
unas gotas de rocío ya humedecen
las baldosas de la acera y los rosales
que han surgido en este invierno dulcemente.
A lo lejos suenan tiernas las campanas
que proclaman y que anuncian son las nueve,
y que pronto los mayores y pequeños
volverán a ver la vida diferente.
Ya se escuchan los pegasos de las ferias
tras las luces de benditos carruseles,
y se sueña con cometas en la playa
y con niños, que son hombres, en sus treces.
Así nacen los suspiros día a día,
así surgen los susurros y claveles,
las preciosas mariposas de los versos
y también algún poema que se precie.
Y aquí vas, mi compañera inseparable,
la montaña coronada por la nieve,
la plumilla de mis dedos ya cansados
y ese verso, en mis latidos, desde siempre.
Rafael Sánchez Ortega ©
12/01/15
soñadores, a quien besa el fiel nordeste,
es el cielo el que se acerca hasta los hombres
y es la brisa quien responde dulcemente.
Hay un tinte de ternura entre los campos,
una extraña sensación en los cipreses
que vacilan vigilantes y en sus puestos
con sus ramas tan altivas e imponentes.
Es un hombre el que camina por el parque
con su perro que hace pis en los laureles,
mientras mira ensimismado la gaceta
con noticias y sucesos de las gentes.
Hay un resto de calima por las calles,
unas gotas de rocío ya humedecen
las baldosas de la acera y los rosales
que han surgido en este invierno dulcemente.
A lo lejos suenan tiernas las campanas
que proclaman y que anuncian son las nueve,
y que pronto los mayores y pequeños
volverán a ver la vida diferente.
Ya se escuchan los pegasos de las ferias
tras las luces de benditos carruseles,
y se sueña con cometas en la playa
y con niños, que son hombres, en sus treces.
Así nacen los suspiros día a día,
así surgen los susurros y claveles,
las preciosas mariposas de los versos
y también algún poema que se precie.
Y aquí vas, mi compañera inseparable,
la montaña coronada por la nieve,
la plumilla de mis dedos ya cansados
y ese verso, en mis latidos, desde siempre.
Rafael Sánchez Ortega ©
12/01/15
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