EL DESTINO...
El destino es un gran interrogante,
un trozo de papel, quizás, herido,
la vena con la sangre coagulada
y el arpa de cristal que empuña el niño.
Se busca ese destino, muchas veces,
lejano y más allá del infinito,
sin darnos cuenta de que está muy cerca
el lazo de papel al que está unido.
Un verso puede ser la sintonía,
la gota singular de aquel rocío,
la parte del poema que faltaba
y el alma y la pasión de los sentidos.
Amamos como adultos, sin saberlo,
y somos, en el fondo, simples niños,
los mismos que jugaban con pegasos
y andaban tras las ranas por los ríos.
Por eso le miramos a distancia
temblando, muy nerviosos, como lirios,
sintiendo que nos falta valentía
y el paso que hay que dar de nuestro sino.
Un día recibimos su respuesta
sintiendo con la misma gran alivio,
entonces comprendemos lo que oculta
aquella sensación del gris destino.
Amamos como aman los mayores,
reímos como niños intranquilos,
soñamos como sueñan los poetas
con besos inocentes y sencillos.
Quizás en esa música, sin nombre,
esté la maravilla del vinilo
aquel que empalagaba las entrañas
haciendo que volaran los suspiros.
"...El destino es un gran interrogante,
me digo, mientras voy por el camino,
tu mano entre mis manos, simplemente,
y un beso de mis labios tu castigo..."
Rafael Sánchez Ortega ©
03/08/15
un trozo de papel, quizás, herido,
la vena con la sangre coagulada
y el arpa de cristal que empuña el niño.
Se busca ese destino, muchas veces,
lejano y más allá del infinito,
sin darnos cuenta de que está muy cerca
el lazo de papel al que está unido.
Un verso puede ser la sintonía,
la gota singular de aquel rocío,
la parte del poema que faltaba
y el alma y la pasión de los sentidos.
Amamos como adultos, sin saberlo,
y somos, en el fondo, simples niños,
los mismos que jugaban con pegasos
y andaban tras las ranas por los ríos.
Por eso le miramos a distancia
temblando, muy nerviosos, como lirios,
sintiendo que nos falta valentía
y el paso que hay que dar de nuestro sino.
Un día recibimos su respuesta
sintiendo con la misma gran alivio,
entonces comprendemos lo que oculta
aquella sensación del gris destino.
Amamos como aman los mayores,
reímos como niños intranquilos,
soñamos como sueñan los poetas
con besos inocentes y sencillos.
Quizás en esa música, sin nombre,
esté la maravilla del vinilo
aquel que empalagaba las entrañas
haciendo que volaran los suspiros.
"...El destino es un gran interrogante,
me digo, mientras voy por el camino,
tu mano entre mis manos, simplemente,
y un beso de mis labios tu castigo..."
Rafael Sánchez Ortega ©
03/08/15
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