RECORDAR...
Recordar, siempre es bonito,
cuando suspiran las almas,
cuando vuelan las gaviotas
y nos rozan con sus alas.
¡Pero volver a un pasado
del que destaca una cara,
a unos labios entreabiertos
y a ese beso que me mandas...!
Quiero vivir el recuerdo
en presente y en mañana,
renovarlo cada día
con el sol y con el alba.
Y también con esa lluvia
que nos moja y nos empapa,
y así mismo del nordeste
con la brisa que nos manda.
Recordar, siempre es hermoso,
cuando piensas en quien amas,
cuando escuchas los latidos
de ese pecho que es tu casa.
Porque la sangre acelera
en las venas sus campanas,
y te dice que adelante
que no temas su llamada.
Hay un lecho, en el recuerdo,
que conserva la fragancia,
del sudor con los aromas
de dos cuerpos en batalla.
Y ese cuarto, silencioso,
es testigo, sin palabras,
de aquel tiempo y su recuerdo
que ahora pido sin tardanza.
Recordar siempre, el momento,
de cruzarse dos miradas,
una tuya y otra mía
que, nerviosas, se buscaban.
Y, después dejar que, libres,
nuestras almas se marcharan
por el cielo y con sus sueños
a perderse en lontananza.
A apagar la sed ardiente
con el agua en la fontana,
y ese néctar, que los dioses,
nos libaron con su magia.
Es por eso que yo ansío
descorrer las telarañas,
encontrarme entre tus brazos
y acortar tanta distancia.
"...Recordar y recordarte
es un algo que me abrasa,
es pasión incandescente
y es Amor, lo que aquí clama..."
Rafael Sánchez Ortega ©
24/07/15
cuando suspiran las almas,
cuando vuelan las gaviotas
y nos rozan con sus alas.
¡Pero volver a un pasado
del que destaca una cara,
a unos labios entreabiertos
y a ese beso que me mandas...!
Quiero vivir el recuerdo
en presente y en mañana,
renovarlo cada día
con el sol y con el alba.
Y también con esa lluvia
que nos moja y nos empapa,
y así mismo del nordeste
con la brisa que nos manda.
Recordar, siempre es hermoso,
cuando piensas en quien amas,
cuando escuchas los latidos
de ese pecho que es tu casa.
Porque la sangre acelera
en las venas sus campanas,
y te dice que adelante
que no temas su llamada.
Hay un lecho, en el recuerdo,
que conserva la fragancia,
del sudor con los aromas
de dos cuerpos en batalla.
Y ese cuarto, silencioso,
es testigo, sin palabras,
de aquel tiempo y su recuerdo
que ahora pido sin tardanza.
Recordar siempre, el momento,
de cruzarse dos miradas,
una tuya y otra mía
que, nerviosas, se buscaban.
Y, después dejar que, libres,
nuestras almas se marcharan
por el cielo y con sus sueños
a perderse en lontananza.
A apagar la sed ardiente
con el agua en la fontana,
y ese néctar, que los dioses,
nos libaron con su magia.
Es por eso que yo ansío
descorrer las telarañas,
encontrarme entre tus brazos
y acortar tanta distancia.
"...Recordar y recordarte
es un algo que me abrasa,
es pasión incandescente
y es Amor, lo que aquí clama..."
Rafael Sánchez Ortega ©
24/07/15
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