PARECE QUE LA NOCHE Y EL SILENCIO...
Parece que la noche y el silencio
alteran a quien ama la alegría,
quizás por ese manto, que invisible,
aplaca los furores de la vida.
Los duerme y acaricia con su manto,
los hace descansar junto a la brisa,
convierte las pasiones en suspiros
uniendo telarañas con heridas.
El cielo permanece silencioso
y ayuda a las estrellas, que titilan,
rompiendo la armonía de la noche
quizás de una manera muy atrevida.
Los hombres las contemplan fervorosos
tratando de acortar su lejanía,
ansiosos de montar en sus corceles
que lleven a la tierra prometida.
Parece que la noche y el silencio
acercan una rosa a tu mejilla,
es pronto para ver si te sorprenden
a dar ese paseo en compañía.
Te invito a caminar, en el silencio,
buscando entre la noche su portilla,
aquella que nos lleve por los mares
siguiendo a la marea y poesía.
Las olas nos conquistan con su hechizo
y de ellas recogemos su sonrisa,
la seda inmaculada de sus versos
y el cáliz con el ron y la tequila.
Bebemos ese néctar tan ansiado
sintiendo la embriaguez y tanta dicha,
que pronto se cerraron nuestros ojos
por culpa de unas lágrimas benditas.
"...Parece que la noche y el silencio
acercan nuestros labios a su orilla,
se besan y acarician, sutilmente,
y buscan el Amor en compañía..."
Rafael Sánchez Ortega ©
10/08/15
alteran a quien ama la alegría,
quizás por ese manto, que invisible,
aplaca los furores de la vida.
Los duerme y acaricia con su manto,
los hace descansar junto a la brisa,
convierte las pasiones en suspiros
uniendo telarañas con heridas.
El cielo permanece silencioso
y ayuda a las estrellas, que titilan,
rompiendo la armonía de la noche
quizás de una manera muy atrevida.
Los hombres las contemplan fervorosos
tratando de acortar su lejanía,
ansiosos de montar en sus corceles
que lleven a la tierra prometida.
Parece que la noche y el silencio
acercan una rosa a tu mejilla,
es pronto para ver si te sorprenden
a dar ese paseo en compañía.
Te invito a caminar, en el silencio,
buscando entre la noche su portilla,
aquella que nos lleve por los mares
siguiendo a la marea y poesía.
Las olas nos conquistan con su hechizo
y de ellas recogemos su sonrisa,
la seda inmaculada de sus versos
y el cáliz con el ron y la tequila.
Bebemos ese néctar tan ansiado
sintiendo la embriaguez y tanta dicha,
que pronto se cerraron nuestros ojos
por culpa de unas lágrimas benditas.
"...Parece que la noche y el silencio
acercan nuestros labios a su orilla,
se besan y acarician, sutilmente,
y buscan el Amor en compañía..."
Rafael Sánchez Ortega ©
10/08/15
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