DÉJAME ESTAR...


Déjame estar, Amor, en tu palabra
y en el rincón oscuro del silencio,
allí, donde las sombras eternizan
los sueños de los locos y sus versos.

Porque seguirte, Amor, es algo triste
soñando con promesas y recuerdos
y escuchando la voz estremecida
diciendo que me amabas hace tiempo.

Conviene remover esas cenizas,
dejando que se aviven con el fuego,
y surjan con amor nuevas estrellas
que alejen a las brumas de los cielos.

La noche del amor y los amantes
se deja entre las olas sus deseos
cursando invitación a las mareas
que vuelvan renovadas con sus besos.

Déjame estar, Amor, te lo suplico
en este reino oscuro de los cuerdos,
para seguir tus huellas por la vida
sintiendo la frescura de tu aliento.

Porque el amor que sienten los poetas,
es algo que se plasma en sus cuadernos,
a pesar de opiniones encontradas
que dictan corazones muy malévolos.

Conviene comprender que aquel, que escribe,
se deja, entre sus letras, sentimientos,
románticas palabras a la vida,
sumadas al amor y al desconsuelo.

La noche va llegando, y se eterniza,
por culpa del dolor y el sufrimiento...
¿Qué buscas hoy, Amor, en mi costado
que azuzas la semilla de los celos?

"...Déjame estar, Amor, no me lo impidas,
para poder decirte que te quiero,
para soñar contigo, sin palabras,
y para amarte así, aunque estés lejos..."

Rafael Sánchez Ortega ©
07/08/15

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