ENTRE LOS SONIDOS...
Entre los sonidos
de aquella campiña,
dejaban los grillos
su gracia infinita.
Dejaban salero,
también alegría,
rompiendo el silencio
del agua marina.
Pasaban las garzas,
de suave plumilla,
también la campana
tocaba ya a misa.
Y así las mujeres,
de calle vestidas,
con pasos muy breves,
la cuesta subían.
Arriba, en lo alto,
está la capilla,
un poco a desmano,
pequeña y bonita.
Parece desierta,
la nave vacía,
en sombra la iglesia
sin luz y sin guía.
De pronto la luna
acude a la cita,
y enciende muy tuna,
también las pupilas.
Ya rezan las voces,
se inclinan rodillas,
se escuchan las toses
que emiten las niñas.
"...Entre los sonidos
hay uno que vibra,
el verso amarillo
del alma querida..."
Rafael Sánchez Ortega ©
08/08/15
de aquella campiña,
dejaban los grillos
su gracia infinita.
Dejaban salero,
también alegría,
rompiendo el silencio
del agua marina.
Pasaban las garzas,
de suave plumilla,
también la campana
tocaba ya a misa.
Y así las mujeres,
de calle vestidas,
con pasos muy breves,
la cuesta subían.
Arriba, en lo alto,
está la capilla,
un poco a desmano,
pequeña y bonita.
Parece desierta,
la nave vacía,
en sombra la iglesia
sin luz y sin guía.
De pronto la luna
acude a la cita,
y enciende muy tuna,
también las pupilas.
Ya rezan las voces,
se inclinan rodillas,
se escuchan las toses
que emiten las niñas.
"...Entre los sonidos
hay uno que vibra,
el verso amarillo
del alma querida..."
Rafael Sánchez Ortega ©
08/08/15
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