NO ME ROBES MIS SUEÑOS...
No me robes mis sueños,
Año Nuevo que llegas,
dame acaso un respiro
y con él una estrella.
Una estrella de plata
con su magia perfecta,
y que venga a mi lado
como un barco en la niebla.
No me amargues mis sueños,
año viejo que quedas,
con sabor agridulce
y con risas y penas.
Dejo atrás una etapa,
secular y sincera,
navegando en silencio
contra el mar de mi tierra.
No me robes mis sueños
mariposa que vuelas,
aunque sigan mis ojos
tus alitas inquietas.
Porque vas a las flores
a volar entre ellas,
embriagando tus alas
de frescor y belleza.
No me amargues mis sueños
con recuerdos de escuela,
reconozco su encanto
pues la vida fue bella.
Más quedaron anclados
en el lodo y la arena,
de este año que acaba
y son solo leyenda.
"...No me robes mis sueños
Año Nuevo que empiezas,
porque quiero vivirlos
y escribir su poema..."
Rafael Sánchez Ortega ©
31/12/15
Año Nuevo que llegas,
dame acaso un respiro
y con él una estrella.
Una estrella de plata
con su magia perfecta,
y que venga a mi lado
como un barco en la niebla.
No me amargues mis sueños,
año viejo que quedas,
con sabor agridulce
y con risas y penas.
Dejo atrás una etapa,
secular y sincera,
navegando en silencio
contra el mar de mi tierra.
No me robes mis sueños
mariposa que vuelas,
aunque sigan mis ojos
tus alitas inquietas.
Porque vas a las flores
a volar entre ellas,
embriagando tus alas
de frescor y belleza.
No me amargues mis sueños
con recuerdos de escuela,
reconozco su encanto
pues la vida fue bella.
Más quedaron anclados
en el lodo y la arena,
de este año que acaba
y son solo leyenda.
"...No me robes mis sueños
Año Nuevo que empiezas,
porque quiero vivirlos
y escribir su poema..."
Rafael Sánchez Ortega ©
31/12/15
CON SU CAPA CAÍDA...
Con su capa caída
caminaba hacia el cielo,
un mendigo de meses
y un recuerdo del tiempo.
En sus ropas llevaba
multitud de reflejos,
lentejuelas y cintas,
chirimías y anhelos.
Porque así es el destino
con sus breves momentos,
un suspiro del alma
que recoge el silencio.
Atrás quedan instantes,
alegrías y duelos,
carrusel de pegasos
y unos niños en ellos.
En el año que acaba
mil sonrisas murieron,
y otras mil se apagaron
en los labios risueños.
Temblorosas barbillas
con sus ojos tan tiernos,
que "pecaron rezando"
por un mundo más bueno.
Sus manitas divinas
sostenía los dedos,
que en el aire dejaban
sus caricias y besos.
Es por eso que, ahora,
sin dudar los contemplo
y me envuelvo en su capa
y también en su ruego.
"...Año nuevo que llegas
trae la brisa y los sueños,
y acaricia a los niños
despejando sus miedos..."
Rafael Sánchez Ortega ©
30/12/15
caminaba hacia el cielo,
un mendigo de meses
y un recuerdo del tiempo.
En sus ropas llevaba
multitud de reflejos,
lentejuelas y cintas,
chirimías y anhelos.
Porque así es el destino
con sus breves momentos,
un suspiro del alma
que recoge el silencio.
Atrás quedan instantes,
alegrías y duelos,
carrusel de pegasos
y unos niños en ellos.
En el año que acaba
mil sonrisas murieron,
y otras mil se apagaron
en los labios risueños.
Temblorosas barbillas
con sus ojos tan tiernos,
que "pecaron rezando"
por un mundo más bueno.
Sus manitas divinas
sostenía los dedos,
que en el aire dejaban
sus caricias y besos.
Es por eso que, ahora,
sin dudar los contemplo
y me envuelvo en su capa
y también en su ruego.
"...Año nuevo que llegas
trae la brisa y los sueños,
y acaricia a los niños
despejando sus miedos..."
Rafael Sánchez Ortega ©
30/12/15
NO PREGUNTES AMIGO...
No preguntes, amigo, no preguntes
y camina, sin miedo, entre las mieses.
al final hallarás ese sendero
que conduce a los pueblos que tú quieres.
Atrás dejas cañadas y barrancos,
remolinos de prados muy silvestres
y, también, muchas frases inconclusas
esperando las letras y laureles.
Pero tú, peregrino infatigable,
el poeta que viaja por el éter,
sentirás que el destino te acompaña
y te abre sus puertas nuevamente.
Y es así cada año que termina
con el nuevo que llega y que aparece,
porque somos eternos girasoles
en un mundo en que abundan los cipreses.
Las preguntas se quedan en el aire
y responden los ecos dulcemente,
de ese tiempo caduco y ya pasado
que recuerdan tus huellas en la nieve.
Hoy te enfrentas a retos invisibles,
a secuencias cercanas y muy breves,
y en las mismas tendrás que ser tú mismo
y tomar decisiones y deberes.
Y así son estos ciclos desgranados
desde tiempos remotos e inclementes,
porque el hombre se enfrenta a su destino
y a la lucha de amor por lo que debe.
Otro tiempo, nos llega, de esperanzas
y con dudas, también, entre claveles,
un invierno muy largo en el desierto
con su paso de días y de meses.
"...No preguntes, amigo, no preguntes
y tampoco repares en la muerte,
aunque sientas la sombra y su guadaña
y delires, un tanto, por tu fiebre..."
Rafael Sánchez Ortega ©
29/12/15
y camina, sin miedo, entre las mieses.
al final hallarás ese sendero
que conduce a los pueblos que tú quieres.
Atrás dejas cañadas y barrancos,
remolinos de prados muy silvestres
y, también, muchas frases inconclusas
esperando las letras y laureles.
Pero tú, peregrino infatigable,
el poeta que viaja por el éter,
sentirás que el destino te acompaña
y te abre sus puertas nuevamente.
Y es así cada año que termina
con el nuevo que llega y que aparece,
porque somos eternos girasoles
en un mundo en que abundan los cipreses.
Las preguntas se quedan en el aire
y responden los ecos dulcemente,
de ese tiempo caduco y ya pasado
que recuerdan tus huellas en la nieve.
Hoy te enfrentas a retos invisibles,
a secuencias cercanas y muy breves,
y en las mismas tendrás que ser tú mismo
y tomar decisiones y deberes.
Y así son estos ciclos desgranados
desde tiempos remotos e inclementes,
porque el hombre se enfrenta a su destino
y a la lucha de amor por lo que debe.
Otro tiempo, nos llega, de esperanzas
y con dudas, también, entre claveles,
un invierno muy largo en el desierto
con su paso de días y de meses.
"...No preguntes, amigo, no preguntes
y tampoco repares en la muerte,
aunque sientas la sombra y su guadaña
y delires, un tanto, por tu fiebre..."
Rafael Sánchez Ortega ©
29/12/15
SENTÍ TU ROCE TIERNO...
Sentí tu roce tierno y misterioso
para anunciarme, así, con tu caricia,
que caminabas siempre, y a mi lado,
por la ribera gris de aquella orilla.
Venías de aquel mar que bien conozco,
con el nordeste fiel y con su brisa,
quizás para impregnarme del salitre
y rozar con tus alas mis pupilas.
Querías que sintiera tu presencia,
que nunca me temblara la sonrisa
y que soñara siempre con tus aguas,
¡mi hermoso mar!, llegando hasta la orilla.
Las playas de las almas son extensas,
las olas un montón de fantasías,
por eso me brindabas tus palabras
dejándome la paz en mi buhardilla.
Pero querías más de mi persona,
quizás hasta mi propia poesía;
que no olvidara nunca mis orígenes
y el litoral, tranquilo, de mi villa.
"...Vengo hasta ti, viajero impenitente,
a confirmar la brisa tan marina,
a recordar que tú eres de esta tierra
donde la mar es más que una Folía.
Tú sabes de pacientes peregrinos
llevando con cansancio sus mochilas,
buscaban una tierra diferente
y un norte con sus aguas muy tranquilas..."
Pero este norte duro y marinero
tiene en su haber rosales y alegrías,
así como canciones y juglares
mezclados con praderas infinitas.
"...Vengo del norte, sí, y no me escondo,
donde el nordeste abraza y acaricia,
donde los hombres rezan en silencio
y algunos niños sueñan todavía..."
Rafael Sánchez Ortega ©
28/12/15
para anunciarme, así, con tu caricia,
que caminabas siempre, y a mi lado,
por la ribera gris de aquella orilla.
Venías de aquel mar que bien conozco,
con el nordeste fiel y con su brisa,
quizás para impregnarme del salitre
y rozar con tus alas mis pupilas.
Querías que sintiera tu presencia,
que nunca me temblara la sonrisa
y que soñara siempre con tus aguas,
¡mi hermoso mar!, llegando hasta la orilla.
Las playas de las almas son extensas,
las olas un montón de fantasías,
por eso me brindabas tus palabras
dejándome la paz en mi buhardilla.
Pero querías más de mi persona,
quizás hasta mi propia poesía;
que no olvidara nunca mis orígenes
y el litoral, tranquilo, de mi villa.
"...Vengo hasta ti, viajero impenitente,
a confirmar la brisa tan marina,
a recordar que tú eres de esta tierra
donde la mar es más que una Folía.
Tú sabes de pacientes peregrinos
llevando con cansancio sus mochilas,
buscaban una tierra diferente
y un norte con sus aguas muy tranquilas..."
Pero este norte duro y marinero
tiene en su haber rosales y alegrías,
así como canciones y juglares
mezclados con praderas infinitas.
"...Vengo del norte, sí, y no me escondo,
donde el nordeste abraza y acaricia,
donde los hombres rezan en silencio
y algunos niños sueñan todavía..."
Rafael Sánchez Ortega ©
28/12/15
ME GUSTA COMPARTIR LAS ILUSIONES...
Me gusta compartir las ilusiones
y ser la cenicienta de tus versos,
el faro que te alumbre en la mañana
y el arpa que te llegue con el viento.
Por eso saco fuerzas de flaqueza
y busco en los bolsillos todo aquello,
la gracia sempiterna de los dioses,
la frase y la palabra que no tengo.
Me cuesta concebir estos racimos
que lleven a tu oído mis anhelos,
y tengo que rascar el diccionario
tratando de encontrar lo que yo quiero.
Palabras y palabras muy manidas,
y frases que repiten tantos necios,
con ecos de fingidas amapolas
que surgen sin cesar por los alberos.
Me gusta compartir mis ilusiones
y ser la pimpinela de tus sueños,
la planta que te alegre la mañana
y el tónico sin par de tus deseos.
No sé si en las cañadas siderales
saldrán las margaritas un momento,
a ver y a contemplar a las estrellas
que bailan con fulgor en su paseo.
Es fácil que se inclinen las balanzas
y surjan tiovivos de su encierro,
corceles y pegasos dando vueltas
en una fantasía sin remedio.
Seguro que habrá niños esperando,
mayores aferrados a recuerdos,
y en medio tanta magia y alegría
que arranque mil suspiros de sus cuerpos.
"...Me gusta compartir la poesía
en forma de ilusión, mientras te veo,
yo quiero ser el dueño de tu alma
y ser la quintaesencia de tus besos..."
Rafael Sánchez Ortega ©
27/12/15
y ser la cenicienta de tus versos,
el faro que te alumbre en la mañana
y el arpa que te llegue con el viento.
Por eso saco fuerzas de flaqueza
y busco en los bolsillos todo aquello,
la gracia sempiterna de los dioses,
la frase y la palabra que no tengo.
Me cuesta concebir estos racimos
que lleven a tu oído mis anhelos,
y tengo que rascar el diccionario
tratando de encontrar lo que yo quiero.
Palabras y palabras muy manidas,
y frases que repiten tantos necios,
con ecos de fingidas amapolas
que surgen sin cesar por los alberos.
Me gusta compartir mis ilusiones
y ser la pimpinela de tus sueños,
la planta que te alegre la mañana
y el tónico sin par de tus deseos.
No sé si en las cañadas siderales
saldrán las margaritas un momento,
a ver y a contemplar a las estrellas
que bailan con fulgor en su paseo.
Es fácil que se inclinen las balanzas
y surjan tiovivos de su encierro,
corceles y pegasos dando vueltas
en una fantasía sin remedio.
Seguro que habrá niños esperando,
mayores aferrados a recuerdos,
y en medio tanta magia y alegría
que arranque mil suspiros de sus cuerpos.
"...Me gusta compartir la poesía
en forma de ilusión, mientras te veo,
yo quiero ser el dueño de tu alma
y ser la quintaesencia de tus besos..."
Rafael Sánchez Ortega ©
27/12/15
TENGO MIEDO...
Tengo miedo a mirar en los cajones
y encontrar fantasías indiscretas,
mariposas danzando en el vacío
en un vals que recogen las mareas.
Pero el miedo, tan cruel e irreverente,
es el néctar que corre por las venas,
es la sangre que vibra, acelerada,
y es la lava que baja en la ladera.
Hay recuerdos que quedan olvidados
como lazos prendidos de un cometa,
que se eleva gozoso hacia los cielos
y atrás deja sus flecos en la arena.
Y el cajón, tan preciso del que hablo,
ese mueble del alma del que sueña,
no precisa de llaves y candados
porque sigue vigente en la alacena.
Tengo miedo, decía aquella tarde,
a vivir esa parte del poema,
donde debo enfrentarme ante tus ojos
y expresar, sin palabras, lo que piensan.
Porque el miedo es sinónimo de frío
y agudiza temblores y tristezas,
y hasta encoge las almas más valientes
despertando la duda en la conciencia.
Pero debo buscar entre la bruma
esa voz que me llama y que me alienta,
y también a la mano seductora
que acaricie, la mía, con presteza.
Es el viento, dirán en los marjales,
es el eco que vuelve en la galerna,
pero el miedo latente, en mi costado,
seguirá en un cajón su duermevela.
"...Tengo miedo a la vida que prosigue
y a vivir peregrino de unas huellas,
aunque sé que mi norte está a tu lado,
corazón que me abrazas y me aneas..."
Rafael Sánchez Ortega ©
26/12/15
y encontrar fantasías indiscretas,
mariposas danzando en el vacío
en un vals que recogen las mareas.
Pero el miedo, tan cruel e irreverente,
es el néctar que corre por las venas,
es la sangre que vibra, acelerada,
y es la lava que baja en la ladera.
Hay recuerdos que quedan olvidados
como lazos prendidos de un cometa,
que se eleva gozoso hacia los cielos
y atrás deja sus flecos en la arena.
Y el cajón, tan preciso del que hablo,
ese mueble del alma del que sueña,
no precisa de llaves y candados
porque sigue vigente en la alacena.
Tengo miedo, decía aquella tarde,
a vivir esa parte del poema,
donde debo enfrentarme ante tus ojos
y expresar, sin palabras, lo que piensan.
Porque el miedo es sinónimo de frío
y agudiza temblores y tristezas,
y hasta encoge las almas más valientes
despertando la duda en la conciencia.
Pero debo buscar entre la bruma
esa voz que me llama y que me alienta,
y también a la mano seductora
que acaricie, la mía, con presteza.
Es el viento, dirán en los marjales,
es el eco que vuelve en la galerna,
pero el miedo latente, en mi costado,
seguirá en un cajón su duermevela.
"...Tengo miedo a la vida que prosigue
y a vivir peregrino de unas huellas,
aunque sé que mi norte está a tu lado,
corazón que me abrazas y me aneas..."
Rafael Sánchez Ortega ©
26/12/15
ATRÁS QUEDAN LAS FIESTAS...
Atrás quedan las fiestas
con sus luces doradas,
y manjares sin nombre
sobre mesas de plata.
Y vendrán otros días,
con sus fiestas paganas,
de creyentes y ateos
celebrando la Pascua.
He soñado con elfos
y también con las hadas,
en un bosque sencilo
donde impera la magia.
Porque allí, los jazmines,
no buscaban el agua,
ni los lirios inquietos
las corrientes tan bravas.
Atrás quedan las fiestas
saturnales y falsas,
donde nuevas mentiras
aparecen y espantan.
Aún nos queda Año Nuevo,
Noche Vieja en su falda,
y unos Reyes de Oriente
para el fin de semana.
Pero todo es ceniza,
torbellino en las almas,
y un montón de mendigos
esperando migajas.
Hoy no quiero dolores,
ni que escape una lágrima,
porque lucho contigo
con mi verso y palabra.
"...Atrás quedan las fiestas,
corazón que me hablas,
y con ellas quedaron
multitud de esperanzas..."
Rafael Sánchez Ortega ©
25/12/15
con sus luces doradas,
y manjares sin nombre
sobre mesas de plata.
Y vendrán otros días,
con sus fiestas paganas,
de creyentes y ateos
celebrando la Pascua.
He soñado con elfos
y también con las hadas,
en un bosque sencilo
donde impera la magia.
Porque allí, los jazmines,
no buscaban el agua,
ni los lirios inquietos
las corrientes tan bravas.
Atrás quedan las fiestas
saturnales y falsas,
donde nuevas mentiras
aparecen y espantan.
Aún nos queda Año Nuevo,
Noche Vieja en su falda,
y unos Reyes de Oriente
para el fin de semana.
Pero todo es ceniza,
torbellino en las almas,
y un montón de mendigos
esperando migajas.
Hoy no quiero dolores,
ni que escape una lágrima,
porque lucho contigo
con mi verso y palabra.
"...Atrás quedan las fiestas,
corazón que me hablas,
y con ellas quedaron
multitud de esperanzas..."
Rafael Sánchez Ortega ©
25/12/15
EL FUEGO...
El fuego amenazaba las montañas
y me obligó a bajar hasta mi aldea,
las casas solitarias, sus portillas,
pinturas surrealistas de un asceta.
A salvo, en el portón de la morada,
veía en las laderas las hogueras,
el fuego que avanzaba lentamente
cambiando los paisajes por tragedias.
Hay manos asesinas e incendiarias
que esconden su valor entre las piernas,
quizás porque no saben el trabajo
que cuesta conservar naturalezas.
Admiro, como tú, los robledales,
las hayas singulares y bien puestas,
encinas que nos llevan al pasado
surgiendo, con valor, en las praderas.
Mas llega la cerilla tentadora
en manos del cobarde que la ostenta,
y prende los zarzales de los montes
huyendo, por si acaso, de la quema.
Yo sé que las versiones son distintas
y habrá quien, en algunas, les defienda,
culpando a los políticos de turno
y en otras, sin razón, a las tormentas.
Lo cierto es que el incendio está aquí, al lado,
que llega hasta las casas, y a sus puertas
se miran los vecinos presurosos
tratando de salvar sus pertenencias.
El cuadro, tan dantesco, se propaga
y acaba con recortes en la prensa,
mañana sonarán, en muchas voces,
los gritos y los actos de protesta.
"...El fuego, corazón, quien lo propaga,
no sabe de caricias ni poemas,
si acaso de pasiones irascibles,
en mentes, de perfil, calenturientas..."
Rafael Sánchez Ortega ©
23/12/15
y me obligó a bajar hasta mi aldea,
las casas solitarias, sus portillas,
pinturas surrealistas de un asceta.
A salvo, en el portón de la morada,
veía en las laderas las hogueras,
el fuego que avanzaba lentamente
cambiando los paisajes por tragedias.
Hay manos asesinas e incendiarias
que esconden su valor entre las piernas,
quizás porque no saben el trabajo
que cuesta conservar naturalezas.
Admiro, como tú, los robledales,
las hayas singulares y bien puestas,
encinas que nos llevan al pasado
surgiendo, con valor, en las praderas.
Mas llega la cerilla tentadora
en manos del cobarde que la ostenta,
y prende los zarzales de los montes
huyendo, por si acaso, de la quema.
Yo sé que las versiones son distintas
y habrá quien, en algunas, les defienda,
culpando a los políticos de turno
y en otras, sin razón, a las tormentas.
Lo cierto es que el incendio está aquí, al lado,
que llega hasta las casas, y a sus puertas
se miran los vecinos presurosos
tratando de salvar sus pertenencias.
El cuadro, tan dantesco, se propaga
y acaba con recortes en la prensa,
mañana sonarán, en muchas voces,
los gritos y los actos de protesta.
"...El fuego, corazón, quien lo propaga,
no sabe de caricias ni poemas,
si acaso de pasiones irascibles,
en mentes, de perfil, calenturientas..."
Rafael Sánchez Ortega ©
23/12/15
DÍAS DE ZAMBOMBAS...
Días de zambombas,
luces, lentejuelas,
risas en el aire:
¡Es la Nochebuena...!
Pero, en algún lado,
lloran las estrellas,
viendo que unos niños
nunca la celebran.
Ellos son los parias,
huyen de las guerras,
con ojos azules
pidiendo clemencia.
Buscan los atajos,
van a las pateras,
sueñan un destino,
en la Nochebuena.
Pero las palabras
solo son promesas,
flautas al oído
que ansía tenerlas.
Pagan por palabras,
cenizas y necias,
y embarcan sus padres
e ignoran la meta.
Les falta comida,
la sed les asedia,
y el frío, a sus cuerpos,
temblando los deja.
No sé si hay migajas
de Amor en la tierra,
si existe el cariño
porque es Nochebuena.
Miremos al hombre
y al Niño que llega,
veamos sus manos
con tanta inocencia.
Nos deja un mensaje
de Amor en las venas,
sintamos la sangre
que corre por ellas.
Seamos humanos
y abramos fronteras,
de Amor y cariño
por toda la Tierra.
Un Dios ha venido,
un Niño está cerca,
tomemos su mano,
porque es Nochebuena.
Los ojos azules,
sus dedos de seda,
las manos de plata
nos dan la respuesta.
Brindemos hermanos,
amigos de veras,
vivamos la vida
formando cadenas.
En ellas la aurora
será la primera,
que alumbre el camino
y aparte las nieblas.
Aquí, a nuestro lado,
los niños despiertan,
y todos sentimos
su miedo en las piernas.
"...Días de zambombas,
risas y de cenas,
aunque no te olvido:
¡Belén de Judea!..."
Rafael Sánchez Ortega ©
24/12/15
luces, lentejuelas,
risas en el aire:
¡Es la Nochebuena...!
Pero, en algún lado,
lloran las estrellas,
viendo que unos niños
nunca la celebran.
Ellos son los parias,
huyen de las guerras,
con ojos azules
pidiendo clemencia.
Buscan los atajos,
van a las pateras,
sueñan un destino,
en la Nochebuena.
Pero las palabras
solo son promesas,
flautas al oído
que ansía tenerlas.
Pagan por palabras,
cenizas y necias,
y embarcan sus padres
e ignoran la meta.
Les falta comida,
la sed les asedia,
y el frío, a sus cuerpos,
temblando los deja.
No sé si hay migajas
de Amor en la tierra,
si existe el cariño
porque es Nochebuena.
Miremos al hombre
y al Niño que llega,
veamos sus manos
con tanta inocencia.
Nos deja un mensaje
de Amor en las venas,
sintamos la sangre
que corre por ellas.
Seamos humanos
y abramos fronteras,
de Amor y cariño
por toda la Tierra.
Un Dios ha venido,
un Niño está cerca,
tomemos su mano,
porque es Nochebuena.
Los ojos azules,
sus dedos de seda,
las manos de plata
nos dan la respuesta.
Brindemos hermanos,
amigos de veras,
vivamos la vida
formando cadenas.
En ellas la aurora
será la primera,
que alumbre el camino
y aparte las nieblas.
Aquí, a nuestro lado,
los niños despiertan,
y todos sentimos
su miedo en las piernas.
"...Días de zambombas,
risas y de cenas,
aunque no te olvido:
¡Belén de Judea!..."
Rafael Sánchez Ortega ©
24/12/15
AQUELLOS ESCALONES...
Aquellos escalones,
un tanto polvorientos,
subían a la torre
y al faro del torrero.
Estaban descuidadas,
quizás con mil misterios,
cubiertas de penumbras
por años y recuerdos.
Allí, las golondrinas,
paraban en sus vuelos,
cruzando las ventanas
buscando los aleros.
Abajo, las gaviotas,
posaban en el puerto,
y a veces, en la playa
siguiendo a los veleros.
Aquellos escalones,
del faro que te cuento,
forjaron las leyendas
de un niño con sus sueños.
Así cruzó los mares,
venciendo a los océanos,
llegando hasta otros mundos
de paz y de luceros.
Allí, las margaritas,
crecían por los suelos,
y flores tropicales
de olores muy diversos.
Nació la poesía,
sin duda, por su pecho,
llegando mariposas
y rimas a sus versos.
"...Aquellos escalones
quedaron en silencio,
durmieron en el alma
del niño soñoliento..."
Rafael Sánchez Ortega ©
22/12/15
un tanto polvorientos,
subían a la torre
y al faro del torrero.
Estaban descuidadas,
quizás con mil misterios,
cubiertas de penumbras
por años y recuerdos.
Allí, las golondrinas,
paraban en sus vuelos,
cruzando las ventanas
buscando los aleros.
Abajo, las gaviotas,
posaban en el puerto,
y a veces, en la playa
siguiendo a los veleros.
Aquellos escalones,
del faro que te cuento,
forjaron las leyendas
de un niño con sus sueños.
Así cruzó los mares,
venciendo a los océanos,
llegando hasta otros mundos
de paz y de luceros.
Allí, las margaritas,
crecían por los suelos,
y flores tropicales
de olores muy diversos.
Nació la poesía,
sin duda, por su pecho,
llegando mariposas
y rimas a sus versos.
"...Aquellos escalones
quedaron en silencio,
durmieron en el alma
del niño soñoliento..."
Rafael Sánchez Ortega ©
22/12/15
POR UN ANILLO DE PLATA...
Por un anillo de plata
alteraste mis sentidos,
traicionando sentimientos
y recuerdos muy tranquilos.
Se quebraron las palabras
y los quiebros infinitos,
de aquel sueño, de hace años,
que iniciamos siendo niños.
Era hermoso aquel recuerdo,
lo confieso y me resisto,
a dejarlo en el pasado
por un brote y un capricho.
Yo no sé lo que ha pasado,
por tu mente y si es delirio,
o producto de una fiebre
del otoño que se ha ido.
Pero sé que los volcanes
no se apagan con el frío,
ni tampoco los recuerdos
atrás quedan con sigilo.
Hay escenas muy hermosas
y momentos que, el destino,
no podrá nunca robarme
por un aro y un anillo.
Si he perdido esa alianza
es por culpa de mi sino,
del otoño, ya avanzado,
que desnuda mis instintos.
Soy humano, lo confieso,
y hasta asumo lo perdido,
más no quiero que el recuerdo
me lo lleves por el río.
"...Yo quisiera recordarte
con afecto y con cariño,
a pesar de tus palabras,
que a mi tanto me han dolido..."
Rafael Sánchez Ortega ©
21/12/15
alteraste mis sentidos,
traicionando sentimientos
y recuerdos muy tranquilos.
Se quebraron las palabras
y los quiebros infinitos,
de aquel sueño, de hace años,
que iniciamos siendo niños.
Era hermoso aquel recuerdo,
lo confieso y me resisto,
a dejarlo en el pasado
por un brote y un capricho.
Yo no sé lo que ha pasado,
por tu mente y si es delirio,
o producto de una fiebre
del otoño que se ha ido.
Pero sé que los volcanes
no se apagan con el frío,
ni tampoco los recuerdos
atrás quedan con sigilo.
Hay escenas muy hermosas
y momentos que, el destino,
no podrá nunca robarme
por un aro y un anillo.
Si he perdido esa alianza
es por culpa de mi sino,
del otoño, ya avanzado,
que desnuda mis instintos.
Soy humano, lo confieso,
y hasta asumo lo perdido,
más no quiero que el recuerdo
me lo lleves por el río.
"...Yo quisiera recordarte
con afecto y con cariño,
a pesar de tus palabras,
que a mi tanto me han dolido..."
Rafael Sánchez Ortega ©
21/12/15
RECUERDO AQUELLAS NOCHES...
Recuerdo aquellas noches tan intensas
buscando soledad en los caminos,
la magia que dejaban las palabras
mezcladas con el humo del pitillo.
Se hablaba y comentaba sin descanso,
incluso hasta el silencio era distinto,
por eso murmuraban las estrellas
queriendo las migajas del destino.
Nosotros fabricábamos un mundo
repleto de ilusión y variopinto,
en él se congregaban fantasías,
inmersas en los sueños de los niños.
Es cierto que he citado la nostalgia,
y en ella no me oculto ni rubrico,
tan solo la comparo con ahora
y veo tanta ausencia de cariño.
Recuerdo aquellas noches tan intensas
tratando de alcanzar el paraíso,
retazos de retales de una vida,
migajas del amor en los bolsillos.
La mente perfilaba situaciones,
borrosas creaciones del vinilo,
mezcladas con la luz de los salones
y el trago del alcohol tan exquisito.
El alma, tan sensible, se apuraba,
sacando muchas gotas de rocío,
algunas resbalaban de la frente,
llegando hasta los labios intranquilos.
Llovía, sin parar, en esas noches
en una borrachera, sin sentido,
el pecho galopaba a cien por hora,
la sangre juvenil, seguía su ritmo.
"...Recuerdo aquellas noches tan intensas
y siento corazón, que no he perdido,
si acaso he conseguido una palabra
del labio y del amor que va conmigo..."
Rafael Sánchez Ortega ©
19/12/15
buscando soledad en los caminos,
la magia que dejaban las palabras
mezcladas con el humo del pitillo.
Se hablaba y comentaba sin descanso,
incluso hasta el silencio era distinto,
por eso murmuraban las estrellas
queriendo las migajas del destino.
Nosotros fabricábamos un mundo
repleto de ilusión y variopinto,
en él se congregaban fantasías,
inmersas en los sueños de los niños.
Es cierto que he citado la nostalgia,
y en ella no me oculto ni rubrico,
tan solo la comparo con ahora
y veo tanta ausencia de cariño.
Recuerdo aquellas noches tan intensas
tratando de alcanzar el paraíso,
retazos de retales de una vida,
migajas del amor en los bolsillos.
La mente perfilaba situaciones,
borrosas creaciones del vinilo,
mezcladas con la luz de los salones
y el trago del alcohol tan exquisito.
El alma, tan sensible, se apuraba,
sacando muchas gotas de rocío,
algunas resbalaban de la frente,
llegando hasta los labios intranquilos.
Llovía, sin parar, en esas noches
en una borrachera, sin sentido,
el pecho galopaba a cien por hora,
la sangre juvenil, seguía su ritmo.
"...Recuerdo aquellas noches tan intensas
y siento corazón, que no he perdido,
si acaso he conseguido una palabra
del labio y del amor que va conmigo..."
Rafael Sánchez Ortega ©
19/12/15
EN CADA LATIDO...
En cada latido
percibo tus besos,
tus labios de seda,
y el cálido aliento.
Y sé que eres mía,
(bendito embeleso),
por eso te escribo
y entrego estos versos.
Las letras sencillas
no ocultan misterios,
y un claro mensaje
que dice "te quiero".
Te quiero con ansias,
y quiero tu cuerpo,
tus ojos azules
que son muy sinceros.
En cada latido
percibo tus senos,
que suben y bajan
al son de tu pecho.
Suspiros y magia
se encuentran en ellos,
y eterna dulzura
que buscan mis dedos.
Por eso te llaman
mis labios hambrientos,
susurran tu nombre,
quizás en silencio.
Y tú me contestas
moviendo tu cuello,
dejando en tus labios
un beso incompleto.
En cada latido
ve voy consumiendo,
me fallan las fuerzas,
me quemo por dentro.
Yo sé que soy tuyo,
que estoy muy adentro,
que voy en tu sangre
y brinco en su fuego.
Soy llama y gemido,
chasquido sin freno,
la lengua que busca
tu vientre y tu sexo.
Más sé que estoy vivo
y escribo por eso,
te abrazo, me abrazas,
subimos al cielo...
"...En cada latido
me acerco a tu lecho,
la cama de plata,
y el faro que anhelo..."
Rafael Sánchez Ortega ©
18/12/15
percibo tus besos,
tus labios de seda,
y el cálido aliento.
Y sé que eres mía,
(bendito embeleso),
por eso te escribo
y entrego estos versos.
Las letras sencillas
no ocultan misterios,
y un claro mensaje
que dice "te quiero".
Te quiero con ansias,
y quiero tu cuerpo,
tus ojos azules
que son muy sinceros.
En cada latido
percibo tus senos,
que suben y bajan
al son de tu pecho.
Suspiros y magia
se encuentran en ellos,
y eterna dulzura
que buscan mis dedos.
Por eso te llaman
mis labios hambrientos,
susurran tu nombre,
quizás en silencio.
Y tú me contestas
moviendo tu cuello,
dejando en tus labios
un beso incompleto.
En cada latido
ve voy consumiendo,
me fallan las fuerzas,
me quemo por dentro.
Yo sé que soy tuyo,
que estoy muy adentro,
que voy en tu sangre
y brinco en su fuego.
Soy llama y gemido,
chasquido sin freno,
la lengua que busca
tu vientre y tu sexo.
Más sé que estoy vivo
y escribo por eso,
te abrazo, me abrazas,
subimos al cielo...
"...En cada latido
me acerco a tu lecho,
la cama de plata,
y el faro que anhelo..."
Rafael Sánchez Ortega ©
18/12/15
ERA UN ÁNGEL...
Era un ángel plantado en el camino,
una luz que brillaba en la distancia,
era un dulce recuerdo de la infancia
descansando, quizás, cual peregrino.
Él tenía las llaves del destino,
que portaba con tino y elegancia;
de su mano, cargada de fragancia,
emanaba el perfume tan divino.
Y esa luz, del fanal de la farola,
prometía la esencia de la vida.
Temerosa, en la playa, y escondida
se encontraba una tierna caracola.
Y tembló, como tiembla la amapola,
deseando esa luz tan prometida.
(Una luz que la lleve hasta su amado
y a ese sueño tan bello y añorado)
Rafael Sánchez Ortega ©
17/12/15
RECUERDO...
Recuerdo un sendero inclinado,
una ladera helada en la montaña,
quizás un instante que pudo ser decisivo.
Luego la paz,
el temblor,
el miedo contenido en un suspiro.
Recuerdo aquel susurro incontrolado
por mi cuerpo,
la dulzura del sol rozando mis cabellos,
la brisa, inmaculada y pura, llegando
hasta la carne
y la perfecta soledad del sitio y el lugar
brindando por mi vuelta.
Porque la vida es algo muy fugaz.
Es un segundo, tal vez, en la distancia
y en esa inmensidad que nos rodea.
Pero la vida es ese algo imprevisible
que llega y emborracha con su néctar,
aunque, también, es la galerna desatada
que azota y trae la lágrima furtiva,
y es el vagón de un tren
que se desliza a una estación
oscura entre la nada.
Recuerdos que aparecen en otoño
sin buscarlos:
"La infancia ya lejana.
La escuela gris y fría.
La iglesia que emanaba la ilusión,
como un incienso de esperanzas.
El sol que se filtraba en las ventanas
sin cortinas.
La madre que llamaba a la comida.
La cara de tristeza de mi padre.
La eterna soledad de aquel hogar
donde los libros abundaban, apilados
y dispersos.
El verso que escapaba del cuaderno.
La rima vacilante que llegaba a la cabeza..."
...Y tú, querido Amor, la forma imprevisible
que llenabas a mi alma de utopías,
avivando aquella hoguera con tus lazos invisibles.
Y así te descubrí, sin darme cuenta,
entre las pequeñas cosas de la vida:
"En el niño que jugaba en el recreo.
En el otro compañero que elevaba sus cometas
en la playa.
En la tierna mariposa que venía, hasta mi lado,
en primavera.
En la fuente cantarina que brincaba en el deshielo.
En los trinos de las aves que mostraban su jolgorio.
En el mar y las mareas que acudían a dormir
entre mis sueños..."
Recuerdos de un otoño que termina,
de un invierno que ya acecha,
de unos tiempos ya pasados,
de una vida que se marcha
y que se pasa en un suspiro.
¡...Recuerdos...!
Rafael Sánchez Ortega ©
16/12/15
LA SOCIEDAD ESTÁ ENFERMA...
La sociedad está enferma
y rozados sus careles
de una manera profunda
que en su cubierta adolece.
Es la termita engañosa
con un veneno latente,
la que lacera su cuerpo
y el corazón se detiene.
Quiero creer en los hombres
y en sus bondades y bienes,
pero también en las almas
de los juglares y jueces.
Unos que van con sus liras
y sus poemas nacientes,
para rimar en las plazas
aunque se cubran de nieve.
Otros imparten justicia
entre cizañas agrestes,
para limpiar a la tierra
de la basura que tiene.
La sociedad está enferma,
eso digo, y lo parece,
cuando los odios pululan
en sentimientos perennes.
Es enemigo el hermano
que ante el hermano discrepe,
y ante el amigo, lo mismo,
cuando su rumbo no lleve.
Porque asentir en lo absurdo
es consentir lo evidente,
es condenar a las almas
a renunciar a laureles.
A prescindir de la vida
porque tras ella es la muerte,
y a deambular por el mundo
entre profundos vaivenes.
"...La sociedad está enferma,
eso me dijo el nordeste,
porque confunde la brisa,
con el ciprés que se mueve..."
Rafael Sánchez Ortega ©
15/12/15
y rozados sus careles
de una manera profunda
que en su cubierta adolece.
Es la termita engañosa
con un veneno latente,
la que lacera su cuerpo
y el corazón se detiene.
Quiero creer en los hombres
y en sus bondades y bienes,
pero también en las almas
de los juglares y jueces.
Unos que van con sus liras
y sus poemas nacientes,
para rimar en las plazas
aunque se cubran de nieve.
Otros imparten justicia
entre cizañas agrestes,
para limpiar a la tierra
de la basura que tiene.
La sociedad está enferma,
eso digo, y lo parece,
cuando los odios pululan
en sentimientos perennes.
Es enemigo el hermano
que ante el hermano discrepe,
y ante el amigo, lo mismo,
cuando su rumbo no lleve.
Porque asentir en lo absurdo
es consentir lo evidente,
es condenar a las almas
a renunciar a laureles.
A prescindir de la vida
porque tras ella es la muerte,
y a deambular por el mundo
entre profundos vaivenes.
"...La sociedad está enferma,
eso me dijo el nordeste,
porque confunde la brisa,
con el ciprés que se mueve..."
Rafael Sánchez Ortega ©
15/12/15
NO SABÍA...
No sabía que seguías mis pasos,
mariposa, en un verso, encarnada,
ni sentía a tus labios de seda
recorrer dulcemente mi cara.
Eras verso sutil, emergente,
una rosa naciendo en el alba,
una gota fugaz del rocío
que a mis ojos, también, animaban.
Y por eso admiré tu presencia
y te hablé, sin pasión y palabras,
bendiciendo tu vuelo tan tierno
y ese dulce rubor de tus alas.
Y miraste mi cuerpo intranquilo
y sentiste que estaba en la nada,
más allá de recuerdos y nieblas
y también de profundas resacas.
Pero tú, carantoña infinita,
me dejaste tu letra escarlata,
ese soplo de amor y suspiro
como un verso llegando hasta el alma.
Y así fue, mariposa sublime,
y soñé como sueñan las hadas,
con un bosque de robles eternos
y también de castaños y hayas.
Y allí estaba la esencia de todo
y también la paciencia encarnada,
con sonidos y notas que un ciego
rescataba, quizás, de su arpa.
Yo era el ciego, cubierto de niebla,
tú me diste la música sacra,
y el violín resonó con ternura
mientras tú, a mi lado, volabas.
"...Ahora llega, de nuevo, el invierno,
y te vas, mariposa, a tu casa,
a ese lecho de rosas y lirios
en que tú me ofreciste tus alas..."
Rafael Sánchez Ortega ©
14/12/15
mariposa, en un verso, encarnada,
ni sentía a tus labios de seda
recorrer dulcemente mi cara.
Eras verso sutil, emergente,
una rosa naciendo en el alba,
una gota fugaz del rocío
que a mis ojos, también, animaban.
Y por eso admiré tu presencia
y te hablé, sin pasión y palabras,
bendiciendo tu vuelo tan tierno
y ese dulce rubor de tus alas.
Y miraste mi cuerpo intranquilo
y sentiste que estaba en la nada,
más allá de recuerdos y nieblas
y también de profundas resacas.
Pero tú, carantoña infinita,
me dejaste tu letra escarlata,
ese soplo de amor y suspiro
como un verso llegando hasta el alma.
Y así fue, mariposa sublime,
y soñé como sueñan las hadas,
con un bosque de robles eternos
y también de castaños y hayas.
Y allí estaba la esencia de todo
y también la paciencia encarnada,
con sonidos y notas que un ciego
rescataba, quizás, de su arpa.
Yo era el ciego, cubierto de niebla,
tú me diste la música sacra,
y el violín resonó con ternura
mientras tú, a mi lado, volabas.
"...Ahora llega, de nuevo, el invierno,
y te vas, mariposa, a tu casa,
a ese lecho de rosas y lirios
en que tú me ofreciste tus alas..."
Rafael Sánchez Ortega ©
14/12/15
YO PASÉ POR LA VIDA...
Yo pasé por la vida
con mis sueños a cuestas,
y una música sacra
me guiaba hacia ella.
A ese mar tenebroso
donde abundan galernas,
y los hombres valientes
quieren ver mil respuestas.
Porque el niño pregunta,
mientras crece y observa,
por las cosas sutiles
y que tiene muy cerca.
Es la vida que nace,
que te absorbe y te lleva,
a otros sueños distintos
con millares de estrellas.
Yo pasé por la vida
y sentí tu presencia,
caracola, sin nombre,
de pupilas eternas.
Eras toda misterio,
fantasía y leyenda,
primavera explosiva
que dejabas tu esencia.
Y brotó, de tus ojos,
una lágrima tierna,
una flor del rocío
para ser mi princesa.
Y mis ojos, de niño,
se cubrieron de niebla,
al oír las palabras
que querían ser cuerdas.
Yo pasé por la vida,
caminé por sus sendas,
y al final, con mis dedos,
recogí la cosecha.
Es un mundo de humanos
donde Dios está cerca,
aunque dicen que ha muerto
los profetas sin tierra.
Pero sé que lo llevo
y que va en mis poemas,
aunque versos y rimas
sean simples violetas.
Negaremos el cielo,
porque es moda y se lleva,
más, ¿quién niega el latido
del amor en sus venas...?
"...Yo pasé por la vida,
en un día cualquiera,
precisando el susurro
de ese Dios, que me besa..."
Rafael Sánchez Ortega ©
13/12/15
con mis sueños a cuestas,
y una música sacra
me guiaba hacia ella.
A ese mar tenebroso
donde abundan galernas,
y los hombres valientes
quieren ver mil respuestas.
Porque el niño pregunta,
mientras crece y observa,
por las cosas sutiles
y que tiene muy cerca.
Es la vida que nace,
que te absorbe y te lleva,
a otros sueños distintos
con millares de estrellas.
Yo pasé por la vida
y sentí tu presencia,
caracola, sin nombre,
de pupilas eternas.
Eras toda misterio,
fantasía y leyenda,
primavera explosiva
que dejabas tu esencia.
Y brotó, de tus ojos,
una lágrima tierna,
una flor del rocío
para ser mi princesa.
Y mis ojos, de niño,
se cubrieron de niebla,
al oír las palabras
que querían ser cuerdas.
Yo pasé por la vida,
caminé por sus sendas,
y al final, con mis dedos,
recogí la cosecha.
Es un mundo de humanos
donde Dios está cerca,
aunque dicen que ha muerto
los profetas sin tierra.
Pero sé que lo llevo
y que va en mis poemas,
aunque versos y rimas
sean simples violetas.
Negaremos el cielo,
porque es moda y se lleva,
más, ¿quién niega el latido
del amor en sus venas...?
"...Yo pasé por la vida,
en un día cualquiera,
precisando el susurro
de ese Dios, que me besa..."
Rafael Sánchez Ortega ©
13/12/15
CUANDO AQUELLA TARDE...
Cuando aquella tarde
corrió las cortinas
no vio, en la distancia,
la lluvia caída.
No vio la calleja,
mojada y sencilla,
cubierta de charcas
que abajo existían.
Por eso, en silencio,
quebró su sonrisa,
sus labios de plata
quedaron sin rima.
Los versos azules,
las rosas divinas,
las hadas del bosque
las tiernas ardillas....
Cuando aquella tarde
buscó, en lejanía,
surgieron los sueños
de pronto y aprisa.
Los labios divinos
volvieron con vida,
con besos de seda
y hermosas caricias.
Cerraron distancias
de miedos y heridas,
manando en los pechos
suspiros y risas.
Por eso los ojos
buscaban pupilas,
pasiones y llamas
que estaban dormidas.
"...Cuando aquella tarde
buscó en su retina,
ya vio la respuesta
que en ella existía..."
Rafael Sánchez Ortega ©
12/12/15
corrió las cortinas
no vio, en la distancia,
la lluvia caída.
No vio la calleja,
mojada y sencilla,
cubierta de charcas
que abajo existían.
Por eso, en silencio,
quebró su sonrisa,
sus labios de plata
quedaron sin rima.
Los versos azules,
las rosas divinas,
las hadas del bosque
las tiernas ardillas....
Cuando aquella tarde
buscó, en lejanía,
surgieron los sueños
de pronto y aprisa.
Los labios divinos
volvieron con vida,
con besos de seda
y hermosas caricias.
Cerraron distancias
de miedos y heridas,
manando en los pechos
suspiros y risas.
Por eso los ojos
buscaban pupilas,
pasiones y llamas
que estaban dormidas.
"...Cuando aquella tarde
buscó en su retina,
ya vio la respuesta
que en ella existía..."
Rafael Sánchez Ortega ©
12/12/15
MIS OJOS SE CIERRAN...
Mis ojos se cierran, y quieren,
sentir tu sonrisa preciosa,
sorber en tus labios el néctar
que llega y que robo en tu boca.
No sé de palabras precisas,
tampoco de frases orondas,
que surjan de dedos nerviosos
mezclando el laurel y las rosas.
Tampoco quisiera mojarme
y menos quitarme la ropa,
sabiendo que así me vigilas
y cuidas tus alas de alondra.
No sé si los hombres son libres
y buscan a Dios en sus cosas,
o arrastran pesadas cadenas
que apresan sus pies y personas.
Mis ojos se cierran, sin duda,
prefieren estar en la inopia,
volar entre sueños azules
que agitan y guardan la ropa.
No sé si los besos sinceros
contienen perfumes de alcoba,
y llevan, con ellos, pasiones,
deseos sutiles sin normas.
Por eso camino adelante
y busco el albor, en las sombras,
quizás con la tierna ignorancia
que brinda la luz tan copiosa.
No sé si los niños son niños
y quieren jugar a deshoras,
tal vez como el hombre, sincero,
que mira la flor que deshoja.
"...Mis ojos se cierran, y quieren,
sentir esa mano que tocan,
rozar esos labios sublimes
que besan, que tiemblan y adoran..."
Rafael Sánchez Ortega ©
11/12/15
sentir tu sonrisa preciosa,
sorber en tus labios el néctar
que llega y que robo en tu boca.
No sé de palabras precisas,
tampoco de frases orondas,
que surjan de dedos nerviosos
mezclando el laurel y las rosas.
Tampoco quisiera mojarme
y menos quitarme la ropa,
sabiendo que así me vigilas
y cuidas tus alas de alondra.
No sé si los hombres son libres
y buscan a Dios en sus cosas,
o arrastran pesadas cadenas
que apresan sus pies y personas.
Mis ojos se cierran, sin duda,
prefieren estar en la inopia,
volar entre sueños azules
que agitan y guardan la ropa.
No sé si los besos sinceros
contienen perfumes de alcoba,
y llevan, con ellos, pasiones,
deseos sutiles sin normas.
Por eso camino adelante
y busco el albor, en las sombras,
quizás con la tierna ignorancia
que brinda la luz tan copiosa.
No sé si los niños son niños
y quieren jugar a deshoras,
tal vez como el hombre, sincero,
que mira la flor que deshoja.
"...Mis ojos se cierran, y quieren,
sentir esa mano que tocan,
rozar esos labios sublimes
que besan, que tiemblan y adoran..."
Rafael Sánchez Ortega ©
11/12/15
ENCIENDE TUS DESEOS...
Enciende tus deseos y pasiones,
anima estos latidos que se enfrían,
no temas corazón, otras razones
que aquellas que, en el alma, brotarían.
Asume esos momentos de ilusiones,
y busca todo aquello que unirían,
el beso y la caricia, sin presiones
y el cielo, sin dudar, en que entrarían.
No temas, te repito, nuevamente,
la frase, malsonante, del humano.
Se vive y se camina, entre la gente,
que alguna, y sin moral, te da la mano.
Por eso sé tú mismo, y consecuente,
no dejes de sentir lo que es tan sano.
Rafael Sánchez Ortega ©
10/12/15
anima estos latidos que se enfrían,
no temas corazón, otras razones
que aquellas que, en el alma, brotarían.
Asume esos momentos de ilusiones,
y busca todo aquello que unirían,
el beso y la caricia, sin presiones
y el cielo, sin dudar, en que entrarían.
No temas, te repito, nuevamente,
la frase, malsonante, del humano.
Se vive y se camina, entre la gente,
que alguna, y sin moral, te da la mano.
Por eso sé tú mismo, y consecuente,
no dejes de sentir lo que es tan sano.
Rafael Sánchez Ortega ©
10/12/15
ME PÌERDO...
Me pierdo por senderos y cañadas
buscando un no sé qué, quizás extraño,
mi brújula vacila y pierde el rumbo
llevando confusión hasta mis pasos.
Es cierto que murmuran las estrellas,
que cantan las sirenas bajo el árbol,
que nadan mariposas por los mares
y causa maravillas el tabaco.
Sin duda la razón está perdida,
los locos se apresuran al trabajo,
los cuerdos hacen fila en la tortura
tratando de encontrar su camposanto.
Por eso, soñoliento y confundido,
me pierdo en la campana y el badajo,
oyendo y escuchando melodías
surgidas de silencios, no muy claros.
Me pierdo cuando miro tu figura
y veo, con envidia, que los años,
no pasan y suspiran día a día,
ni dejan a tu cuerpo amortizado.
Es cierto que mis ojos, soñolientos,
están en el otoño y muy cansados,
precisan de esas gotas milagrosas,
y el beso inmaculado de tus labios.
Por eso yo percibo tu silueta
igual en primavera que en verano,
y sigo, complacido, por la playa,
las huellas, en la arena, con tu rastro.
Te advierto que no quiero sonrojarte,
ni quiero que te asustes cuando hablo,
tan solo yo te pido una sonrisa,
que dure y que perdure muchos ratos.
"...Me pierdo cuando busco, lo que tengo,
tan lejos, que no veo que, a mi lado,
me sigues, en silencio, cada día,
y rozas a mi mano con tu mano..."
Rafael Sánchez Ortega ©
09/12/15
buscando un no sé qué, quizás extraño,
mi brújula vacila y pierde el rumbo
llevando confusión hasta mis pasos.
Es cierto que murmuran las estrellas,
que cantan las sirenas bajo el árbol,
que nadan mariposas por los mares
y causa maravillas el tabaco.
Sin duda la razón está perdida,
los locos se apresuran al trabajo,
los cuerdos hacen fila en la tortura
tratando de encontrar su camposanto.
Por eso, soñoliento y confundido,
me pierdo en la campana y el badajo,
oyendo y escuchando melodías
surgidas de silencios, no muy claros.
Me pierdo cuando miro tu figura
y veo, con envidia, que los años,
no pasan y suspiran día a día,
ni dejan a tu cuerpo amortizado.
Es cierto que mis ojos, soñolientos,
están en el otoño y muy cansados,
precisan de esas gotas milagrosas,
y el beso inmaculado de tus labios.
Por eso yo percibo tu silueta
igual en primavera que en verano,
y sigo, complacido, por la playa,
las huellas, en la arena, con tu rastro.
Te advierto que no quiero sonrojarte,
ni quiero que te asustes cuando hablo,
tan solo yo te pido una sonrisa,
que dure y que perdure muchos ratos.
"...Me pierdo cuando busco, lo que tengo,
tan lejos, que no veo que, a mi lado,
me sigues, en silencio, cada día,
y rozas a mi mano con tu mano..."
Rafael Sánchez Ortega ©
09/12/15
FUE...
Fue a finales del otoño
en un día gris y frío,
tú bajabas de la iglesia
caminando despacito.
Quizás ibas meditando
y pensando en lo ocurrido,
aquel viaje a las estrellas
y a los cielos del amigo.
Fue un instante solamente
con recuerdos muy distintos,
te veías en sus brazos
recibiendo su cariño.
Y también te solazabas
con la imagen sobre el río,
contemplando sus escorzos
y los dulces remolinos.
Fue un otoño, lo recuerdas,
te produce escalofríos,
escuchando, temblorosos,
a Vivaldi en el vinilo.
Vuestros labios se juntaron
y exhalaron mil suspiros,
mil susurros y pasiones
en el pecho contenidos.
Fue su mano hasta tu mano,
a romperte el equilibrio,
y tus labios a sus dedos
en un verso consentido.
Y por eso lo recuerdas,
por ser alguien y distinto,
un poeta enamorado
que soñaba con ser niño.
"...Fue una tarde, como tantas,
él partió hacia su destino,
tú bajabas de la iglesia
y temblabas como un lirio..."
Rafael Sánchez Ortega ©
08/12/15
en un día gris y frío,
tú bajabas de la iglesia
caminando despacito.
Quizás ibas meditando
y pensando en lo ocurrido,
aquel viaje a las estrellas
y a los cielos del amigo.
Fue un instante solamente
con recuerdos muy distintos,
te veías en sus brazos
recibiendo su cariño.
Y también te solazabas
con la imagen sobre el río,
contemplando sus escorzos
y los dulces remolinos.
Fue un otoño, lo recuerdas,
te produce escalofríos,
escuchando, temblorosos,
a Vivaldi en el vinilo.
Vuestros labios se juntaron
y exhalaron mil suspiros,
mil susurros y pasiones
en el pecho contenidos.
Fue su mano hasta tu mano,
a romperte el equilibrio,
y tus labios a sus dedos
en un verso consentido.
Y por eso lo recuerdas,
por ser alguien y distinto,
un poeta enamorado
que soñaba con ser niño.
"...Fue una tarde, como tantas,
él partió hacia su destino,
tú bajabas de la iglesia
y temblabas como un lirio..."
Rafael Sánchez Ortega ©
08/12/15
POR ESTA TIERRA TRANQUILA...
Por esta tierra tranquila,
con su verdor y belleza,
han pasado los juglares
y han escrito mil poemas.
En sus letras reflejaban
ese dúo que allí encierran,
en un mar que está bravío
y con cumbres centinelas.
Es la tierra del salitre,
con las playas y mareas,
y también de las montañas
que nos prestan sus siluetas.
No es extraño, enamorarse,
de la estampa que presenta,
esta imagen multiforme
de una villa marinera.
Es posible ser pedante
adjetivando la escena,
un paseo entre los puentes
admirando la ribera.
Allí surgen unas notas
de las barcas que se anean,
con suspiros de las olas
que les rozan las cenefas.
En el fondo está la barra,
y muy cerca la Barquera,
y en lo alto, la Atalaya,
que domina hasta Bederna.
Si cerramos hoy los ojos
sentiremos la presencia
y el susurro variopinto
del nordeste en nuestra oreja.
"...No me extiendo, barquereños,
porque sé bien la respuesta,
el que quiera poesías
tiene aquí donde escogerlas..."
Rafael Sánchez Ortega ©
07/12/15
con su verdor y belleza,
han pasado los juglares
y han escrito mil poemas.
En sus letras reflejaban
ese dúo que allí encierran,
en un mar que está bravío
y con cumbres centinelas.
Es la tierra del salitre,
con las playas y mareas,
y también de las montañas
que nos prestan sus siluetas.
No es extraño, enamorarse,
de la estampa que presenta,
esta imagen multiforme
de una villa marinera.
Es posible ser pedante
adjetivando la escena,
un paseo entre los puentes
admirando la ribera.
Allí surgen unas notas
de las barcas que se anean,
con suspiros de las olas
que les rozan las cenefas.
En el fondo está la barra,
y muy cerca la Barquera,
y en lo alto, la Atalaya,
que domina hasta Bederna.
Si cerramos hoy los ojos
sentiremos la presencia
y el susurro variopinto
del nordeste en nuestra oreja.
"...No me extiendo, barquereños,
porque sé bien la respuesta,
el que quiera poesías
tiene aquí donde escogerlas..."
Rafael Sánchez Ortega ©
07/12/15
CAMINABA DE PUNTILLAS...
Caminaba de puntillas
con temor a despertarle,
eran muchos sentimientos
y perfectas realidades.
Una cama solitaria,
dos mesitas innombrables,
una silla y una mesa
y una puerta que se abre.
Atrás quedan sentimientos
muy distintos y variables,
con promesas y leyendas
que surgieron en la tarde.
Mil suspiros se emitieron
y se encuentran en el aire,
con el humo del cigarro
que quería marchitarse.
Pero todo es fantasía,
no hay mentiras ni verdades,
es producto de unos versos
y la mano que los trace.
Un lector muy quisquilloso
pide al cielo que le hable,
que le diga que si es cierto
lo que leen sus bifocales.
Pero el cielo no contesta
ni el poeta le da un margen,
de saber si su pregunta
tiene un punto de saudades.
Y se queda con la duda
el lector imperturbable,
aunque sienta un gran mosqueo
con la duda que le nace.
Mas volvamos de puntillas
a ese cuadro con que parten,
estos versos y el poema
con promesa de acabarle.
Atrás queda la figura
los momentos y la imagen,
de aquel cuadro irrepetible
con la música del baile.
Bien sabía que, allá afuera,
existían otras calles,
otras sendas y caminos
y otros mundos admirables.
Y por eso abandonaba;
sí quería despertarse,
retornar al viejo mundo
de poemas y romances.
"...Allí estaba la alegría,
el latido con la sangre,
y aquel labio, tan ansioso,
en un beso inenarrable..."
Rafael Sánchez Ortega ©
06/12/15
con temor a despertarle,
eran muchos sentimientos
y perfectas realidades.
Una cama solitaria,
dos mesitas innombrables,
una silla y una mesa
y una puerta que se abre.
Atrás quedan sentimientos
muy distintos y variables,
con promesas y leyendas
que surgieron en la tarde.
Mil suspiros se emitieron
y se encuentran en el aire,
con el humo del cigarro
que quería marchitarse.
Pero todo es fantasía,
no hay mentiras ni verdades,
es producto de unos versos
y la mano que los trace.
Un lector muy quisquilloso
pide al cielo que le hable,
que le diga que si es cierto
lo que leen sus bifocales.
Pero el cielo no contesta
ni el poeta le da un margen,
de saber si su pregunta
tiene un punto de saudades.
Y se queda con la duda
el lector imperturbable,
aunque sienta un gran mosqueo
con la duda que le nace.
Mas volvamos de puntillas
a ese cuadro con que parten,
estos versos y el poema
con promesa de acabarle.
Atrás queda la figura
los momentos y la imagen,
de aquel cuadro irrepetible
con la música del baile.
Bien sabía que, allá afuera,
existían otras calles,
otras sendas y caminos
y otros mundos admirables.
Y por eso abandonaba;
sí quería despertarse,
retornar al viejo mundo
de poemas y romances.
"...Allí estaba la alegría,
el latido con la sangre,
y aquel labio, tan ansioso,
en un beso inenarrable..."
Rafael Sánchez Ortega ©
06/12/15
FUISTE...
Fuiste un verso surgido en la distancia,
una llama vibrando en el deseo,
una gota preciosa del rocío
y ese néctar sublime del anhelo.
Pero todo pasó y, aquel verano,
fue un conjunto de letras y recuerdos,
un suspiro surgido de la nada
que dejó telarañas en el tiempo.
Fuiste un lirio temblando en la mañana,
una rosa salvaje junto al fuego,
una bella amapola trashumante
y un jardín precisando de unos dedos.
Y la mano, llegada a tu cabeza,
revolvió con candor esos cabellos,
y trazó mil dibujos por tu cara
y en la espalda dibujos arabescos.
Fuiste el soplo divino de unos labios,
aquel nombre citado con respeto,
la esperanza divina de las tardes
para ir, en las noches, a tu lecho.
Y la brisa, surgida, y calurosa,
mitigó, del presente, tantos miedos,
olvidando que el tiempo y el futuro
era un tren sin andén ni pasajeros.
Fuiste un mar de bravura primorosa,
caracola de playas y desiertos,
el bauprés de la barca solitaria
con su proa rompiendo el firmamento.
Y te viste, de pronto, en aquel cuarto,
con la luna mostrando tu reflejo,
variopinta figura, tan extraña,
que llevaba tus pasos al destierro.
"...Pero fuiste la pieza de un poema,
el sabor agridulce de mis besos,
y también la princesa deseada
que sacó de mis labios un te quiero..."
Rafael Sánchez Ortega ©
05/12/15
una llama vibrando en el deseo,
una gota preciosa del rocío
y ese néctar sublime del anhelo.
Pero todo pasó y, aquel verano,
fue un conjunto de letras y recuerdos,
un suspiro surgido de la nada
que dejó telarañas en el tiempo.
Fuiste un lirio temblando en la mañana,
una rosa salvaje junto al fuego,
una bella amapola trashumante
y un jardín precisando de unos dedos.
Y la mano, llegada a tu cabeza,
revolvió con candor esos cabellos,
y trazó mil dibujos por tu cara
y en la espalda dibujos arabescos.
Fuiste el soplo divino de unos labios,
aquel nombre citado con respeto,
la esperanza divina de las tardes
para ir, en las noches, a tu lecho.
Y la brisa, surgida, y calurosa,
mitigó, del presente, tantos miedos,
olvidando que el tiempo y el futuro
era un tren sin andén ni pasajeros.
Fuiste un mar de bravura primorosa,
caracola de playas y desiertos,
el bauprés de la barca solitaria
con su proa rompiendo el firmamento.
Y te viste, de pronto, en aquel cuarto,
con la luna mostrando tu reflejo,
variopinta figura, tan extraña,
que llevaba tus pasos al destierro.
"...Pero fuiste la pieza de un poema,
el sabor agridulce de mis besos,
y también la princesa deseada
que sacó de mis labios un te quiero..."
Rafael Sánchez Ortega ©
05/12/15
HA PERDIDO LA INOCENCIA...
Ha perdido su inocencia
y camina malherido;
es el hombre silencioso
en un cruce de caminos.
Luce brumas en el pelo
y en las sienes hay rocío,
y una estela de tristeza
en el rostro estremecido.
Porque sabe que adelante
otro mundo es fugitivo,
y atrás queda la nostalgia
con las rosas y los lirios.
Lo que deja ha sido hermoso
y allí queda en un suspiro,
un instante de la vida,
de "su vida" y de su sino.
Ha perdido la inocencia
y con ella deja el grito,
la ilusión de sus entrañas
por vencer y ser distinto.
Pero hoy, triste y derrotado,
es la estampa de un furtivo,
una sombra en la distancia
caminante y peregrino
Se consuela con los versos
que le ofrecen los mendigos,
esas rimas y migajas
rescatadas de un vinilo.
Es otoño y él lo sabe,
nuestro hombre está vencido,
y en sus labios, la derrota,
tiene un néctar cristalino.
"...Ha perdido la inocencia
y ha dejado de ser niño,
aunque busque en viejos sueños
los retazos del cariño..."
Rafael Sánchez Ortega ©
04/12/15
y camina malherido;
es el hombre silencioso
en un cruce de caminos.
Luce brumas en el pelo
y en las sienes hay rocío,
y una estela de tristeza
en el rostro estremecido.
Porque sabe que adelante
otro mundo es fugitivo,
y atrás queda la nostalgia
con las rosas y los lirios.
Lo que deja ha sido hermoso
y allí queda en un suspiro,
un instante de la vida,
de "su vida" y de su sino.
Ha perdido la inocencia
y con ella deja el grito,
la ilusión de sus entrañas
por vencer y ser distinto.
Pero hoy, triste y derrotado,
es la estampa de un furtivo,
una sombra en la distancia
caminante y peregrino
Se consuela con los versos
que le ofrecen los mendigos,
esas rimas y migajas
rescatadas de un vinilo.
Es otoño y él lo sabe,
nuestro hombre está vencido,
y en sus labios, la derrota,
tiene un néctar cristalino.
"...Ha perdido la inocencia
y ha dejado de ser niño,
aunque busque en viejos sueños
los retazos del cariño..."
Rafael Sánchez Ortega ©
04/12/15
ENTIENDO...
Entiendo tu olvido,
los pasos cansados,
tu dulce sonrisa
buscando el ayer.
La paz de la iglesia,
perdida y lejana,
la tierna ovejita
con su cascabel.
Entiendo que el tiempo
es una quimera
un breve suspiro
de luz y de bien.
Por eso se pasa,
se corre y se extiende,
dejando un susurro,
muy breve en la piel.
Entiendo que el hombre
regrese a la infancia,
a ver los cometas,
la playa también.
Y juegue soñando
mil juegos distintos,
con niños y niñas
que quieren crecer.
Entiendo que el niño
no sepa de guerras,
tampoco de armas
ni quiera ser rehén.
Por eso sus juegos
contienen canciones,
de luz y alegría
y un poco de miel.
Entiendo al anciano
que duerme en el parque,
y lleva comida,
sisada al comer.
Las bellas palomas
se acercan despacio,
y así, sus deditos,
desgranan merced.
Entiendo a la madre
que busca al pequeño,
allí, en los jardines,
detrás del vergel.
En medio del barro
sus pies chapotean,
un pozo muy grande
sin barca y bauprés.
Entiendo a tu alma,
su rama de olivo,
la tierna promesa
perdida en un tren.
Por eso la vida
contiene nostalgias,
saudades sin nombre
resecos y sed.
Entiendo al amante
que grita y que llora,
que avanza, mirando,
la eterna niñez.
No temas entonces,
poeta sin rumbo,
tú tienes la clave,
el verso y clavel.
Rafael Sánchez Ortega ©
03/12/15
los pasos cansados,
tu dulce sonrisa
buscando el ayer.
La paz de la iglesia,
perdida y lejana,
la tierna ovejita
con su cascabel.
Entiendo que el tiempo
es una quimera
un breve suspiro
de luz y de bien.
Por eso se pasa,
se corre y se extiende,
dejando un susurro,
muy breve en la piel.
Entiendo que el hombre
regrese a la infancia,
a ver los cometas,
la playa también.
Y juegue soñando
mil juegos distintos,
con niños y niñas
que quieren crecer.
Entiendo que el niño
no sepa de guerras,
tampoco de armas
ni quiera ser rehén.
Por eso sus juegos
contienen canciones,
de luz y alegría
y un poco de miel.
Entiendo al anciano
que duerme en el parque,
y lleva comida,
sisada al comer.
Las bellas palomas
se acercan despacio,
y así, sus deditos,
desgranan merced.
Entiendo a la madre
que busca al pequeño,
allí, en los jardines,
detrás del vergel.
En medio del barro
sus pies chapotean,
un pozo muy grande
sin barca y bauprés.
Entiendo a tu alma,
su rama de olivo,
la tierna promesa
perdida en un tren.
Por eso la vida
contiene nostalgias,
saudades sin nombre
resecos y sed.
Entiendo al amante
que grita y que llora,
que avanza, mirando,
la eterna niñez.
No temas entonces,
poeta sin rumbo,
tú tienes la clave,
el verso y clavel.
Rafael Sánchez Ortega ©
03/12/15
HAY UN BOSQUE...
Hay un bosque, de robles, centenario
donde habitan las hadas y los elfos
y allí van las alegres mariposas
a buscar ese reino de los sueños.
Porque quieren llevar su colorido
en los días de otoño, ya tan frescos,
y suplir la caída de las hojas
con suspiros precisos de sus vuelos.
Hay también unas hayas solitarias,
compañeras de encinas y de fresnos,
aportando su gracia y estatura
y bajando sus ramas hasta el suelo.
Porque en él se rechaza al nigromante
y se alaba a los niños con denuedo,
aunque tengan mojados los zapatos
y presenten sus ropas mil remiendos.
En el bosque no existen las envidias
ni tampoco los odios en los juegos,
se reparten las rosas y los lirios
y al final, en la noche, surgen versos.
Y es así este mundo de utopías,
un jardín de ilusiones y deseos,
ese bosque bendito y añorado
que de niños tratamos de tenerlo.
Pero ahora que el tiempo se nos marcha,
cuando lento, se acerca el duro invierno,
es quizás cuando oímos el tañido
de ese tierno piano que va dentro.
Porque todos tenemos la campana
que se agita y voltea con el viento,
y también esa fuerza misteriosa
del latido que impera en nuestro pecho.
"...Hay un bosque me digo, y te repito,
corazón que me escuchas y que quiero,
pero nunca lo busques en pasado
porque está, a tu lado, con su aliento..."
Rafael Sánchez Ortega ©
02/12/15
donde habitan las hadas y los elfos
y allí van las alegres mariposas
a buscar ese reino de los sueños.
Porque quieren llevar su colorido
en los días de otoño, ya tan frescos,
y suplir la caída de las hojas
con suspiros precisos de sus vuelos.
Hay también unas hayas solitarias,
compañeras de encinas y de fresnos,
aportando su gracia y estatura
y bajando sus ramas hasta el suelo.
Porque en él se rechaza al nigromante
y se alaba a los niños con denuedo,
aunque tengan mojados los zapatos
y presenten sus ropas mil remiendos.
En el bosque no existen las envidias
ni tampoco los odios en los juegos,
se reparten las rosas y los lirios
y al final, en la noche, surgen versos.
Y es así este mundo de utopías,
un jardín de ilusiones y deseos,
ese bosque bendito y añorado
que de niños tratamos de tenerlo.
Pero ahora que el tiempo se nos marcha,
cuando lento, se acerca el duro invierno,
es quizás cuando oímos el tañido
de ese tierno piano que va dentro.
Porque todos tenemos la campana
que se agita y voltea con el viento,
y también esa fuerza misteriosa
del latido que impera en nuestro pecho.
"...Hay un bosque me digo, y te repito,
corazón que me escuchas y que quiero,
pero nunca lo busques en pasado
porque está, a tu lado, con su aliento..."
Rafael Sánchez Ortega ©
02/12/15
ENTRE MIS MANOS TU CARA...
Entre mis manos tu cara
y en los labios un suspiro,
con un beso, simplemente,
y el fragor de mis latidos.
Porque tu cara preciosa
hoy temblaba como un cirio,
al mirarme, embelesada,
con tus ojitos tan lindos.
Eres lindo y candoroso,
corazón de corderito,
y esos ojos, que ya piensan
a los Magos prometidos.
Quizás la luna de plata
vaga en busca de un destino,
de ese portal de Belén
que es el resguardo del frío.
Entre mis manos tu cara
para sentir el cariño,
y esas palabras silentes
de tu mirada de niño.
Ya llega la fecha, madre,
con la nieve en el camino,
y unos Reyes en camello
paso a paso con sigilo.
Detrás vendrán los pastores,
las cigarras y los grillos,
en una noche de fiesta
de este diciembre sombrío.
Es un portal esperando
con la vaca y el pollino,
Y María y san José
junto al pesebre vacío.
Pero vendrán las estrellas
y le darán nuevo brillo
a ese portal encantado
donde Jesús ha nacido.
"...Entre mis manos tu cara
y en los labios un motivo,
para sentir el mensaje
de esos ojitos divinos..."
Rafael Sánchez Ortega ©
01/12/15
y en los labios un suspiro,
con un beso, simplemente,
y el fragor de mis latidos.
Porque tu cara preciosa
hoy temblaba como un cirio,
al mirarme, embelesada,
con tus ojitos tan lindos.
Eres lindo y candoroso,
corazón de corderito,
y esos ojos, que ya piensan
a los Magos prometidos.
Quizás la luna de plata
vaga en busca de un destino,
de ese portal de Belén
que es el resguardo del frío.
Entre mis manos tu cara
para sentir el cariño,
y esas palabras silentes
de tu mirada de niño.
Ya llega la fecha, madre,
con la nieve en el camino,
y unos Reyes en camello
paso a paso con sigilo.
Detrás vendrán los pastores,
las cigarras y los grillos,
en una noche de fiesta
de este diciembre sombrío.
Es un portal esperando
con la vaca y el pollino,
Y María y san José
junto al pesebre vacío.
Pero vendrán las estrellas
y le darán nuevo brillo
a ese portal encantado
donde Jesús ha nacido.
"...Entre mis manos tu cara
y en los labios un motivo,
para sentir el mensaje
de esos ojitos divinos..."
Rafael Sánchez Ortega ©
01/12/15
ME GUSTA TU RISA...
Me gusta tu risa,
tu linda figura,
tus dedos, tus manos,
me gusta tu andar.
Y así, como suena,
sonrío contigo,
persigo tus huellas
de estela fugaz.
Me voy tras tus pasos
soñando despierto,
mirando a la luna
que sale a bailar.
Ya busca tu cuerpo,
tus pies menuditos,
se animan, se encienden,
trazando zig-zag.
Me gusta tu pelo,
moreno, sin sombras,
y el cuello divino
que me hace soñar.
Y así me deleito
silente en la noche,
sin sueños ni prisas
que suenan fatal.
Me voy a la guerra
del dulce deseo,
del cuerpo que espera
saciar su ansidad.
Tu cuerpo desnudo
también me cautiva,
me excita, me eleva,
me invita a volar.
Me gusta tu alma
traviesa y menuda,
que grita y que quiere
también libertad.
Y así pasa el día
llegando la noche,
las horas, los meses,
semanas sin paz.
Me marcho y me ausento
librando el cometa,
aquel que llevaba
sonrisas sin par.
Tú tienes la culpa,
quizás el misterio,
la gracia divina
sincera y audaz.
"...Por eso, mi cielo,
me gusta tu alma
tu pelo, tu risa,
tu cara de pan.."
Rafael Sánchez Ortega ©
30/11/15
tu linda figura,
tus dedos, tus manos,
me gusta tu andar.
Y así, como suena,
sonrío contigo,
persigo tus huellas
de estela fugaz.
Me voy tras tus pasos
soñando despierto,
mirando a la luna
que sale a bailar.
Ya busca tu cuerpo,
tus pies menuditos,
se animan, se encienden,
trazando zig-zag.
Me gusta tu pelo,
moreno, sin sombras,
y el cuello divino
que me hace soñar.
Y así me deleito
silente en la noche,
sin sueños ni prisas
que suenan fatal.
Me voy a la guerra
del dulce deseo,
del cuerpo que espera
saciar su ansidad.
Tu cuerpo desnudo
también me cautiva,
me excita, me eleva,
me invita a volar.
Me gusta tu alma
traviesa y menuda,
que grita y que quiere
también libertad.
Y así pasa el día
llegando la noche,
las horas, los meses,
semanas sin paz.
Me marcho y me ausento
librando el cometa,
aquel que llevaba
sonrisas sin par.
Tú tienes la culpa,
quizás el misterio,
la gracia divina
sincera y audaz.
"...Por eso, mi cielo,
me gusta tu alma
tu pelo, tu risa,
tu cara de pan.."
Rafael Sánchez Ortega ©
30/11/15
ERA UN FARO...
Era un faro dormido en lontananza,
una luz señalando los peligros,
una dulce figura tras la niebla
que anunciaba la costa con su brillo.
Las gaviotas pasaban, y volaban,
desgranando, en la tarde, sus chillidos,
y en la barra las olas con gran fuerza
golpeaban los muros de granito.
Pero el faro seguía con sus sueños,
recordando atalayas y marinos,
en un tiempo de invierno y de galernas
con la muerte llegando con sigilo.
Y era así, de este faro, sus recuerdos,
como un cóctel de inmensos remolinos,
donde el tiempo acercaba posiciones
a ese tren que marchaba al infinito.
Era un faro silente, indiferente
como un verso apartado del rocío,
una débil silueta en los cantiles
que esperaba del cielo su delirio.
A su lado pasaban cormoranes
para ir a la playa, en su camino,
descansar y secarse bien sus alas
para luego volar hacia otros ríos.
Pero el faro seguía cabizbajo
esperando la noche con el frío,
y con ella las barcas que, a lo lejos,
regresaran al puerto tan querido.
Y una luz refulgía, titilante,
como faro y fanal del buen vecino,
el que quiere ayudar, con su conciencia,
regresando al hogar tan prometido.
"...Es un faro la vida que buscamos,
un susurro del cielo con un guiño,
una dulce plegaria de unos ojos,
y es un beso, también, con un suspiro..."
Rafael Sánchez Ortega ©
29/11/15
una luz señalando los peligros,
una dulce figura tras la niebla
que anunciaba la costa con su brillo.
Las gaviotas pasaban, y volaban,
desgranando, en la tarde, sus chillidos,
y en la barra las olas con gran fuerza
golpeaban los muros de granito.
Pero el faro seguía con sus sueños,
recordando atalayas y marinos,
en un tiempo de invierno y de galernas
con la muerte llegando con sigilo.
Y era así, de este faro, sus recuerdos,
como un cóctel de inmensos remolinos,
donde el tiempo acercaba posiciones
a ese tren que marchaba al infinito.
Era un faro silente, indiferente
como un verso apartado del rocío,
una débil silueta en los cantiles
que esperaba del cielo su delirio.
A su lado pasaban cormoranes
para ir a la playa, en su camino,
descansar y secarse bien sus alas
para luego volar hacia otros ríos.
Pero el faro seguía cabizbajo
esperando la noche con el frío,
y con ella las barcas que, a lo lejos,
regresaran al puerto tan querido.
Y una luz refulgía, titilante,
como faro y fanal del buen vecino,
el que quiere ayudar, con su conciencia,
regresando al hogar tan prometido.
"...Es un faro la vida que buscamos,
un susurro del cielo con un guiño,
una dulce plegaria de unos ojos,
y es un beso, también, con un suspiro..."
Rafael Sánchez Ortega ©
29/11/15
EXISTE UN JARDÍN PEQUEÑO...
Existe un jardín pequeño
abandonado y con rosas,
donde nace la alegría,
cada mañana a deshoras.
Jardín perfecto y de luces
con esa esencia tan roja,
que desprende castañuelas
y guitarras como norma.
Porque las flores que emite
son, ¡cómo no!, unas joyas,
donde renace el rocío
tras una noche de sombras.
Sombras que van y que vienen
y caen del cielo, cual gotas,
pequeñas perlas preciadas
que de él resbalan, hermosas.
Existe un jardín pequeño
que desprende muchas notas,
pentagramas variopintos
que nos dejan sus aromas.
Unas llegan a las almas,
otras dulces ya las rozan,
y hasta animan los sentidos
con las rosas y amapolas.
¡Ay jardín que así me llamas
y también que me enamoras,
no me ofusques los latidos
ni el corazón gota a gota!
Porque la vida que pasa
es un jardín con sus hojas
que van volando a los pechos
del corazón donde posan.
"...Existe un jardín pequeño
donde vuelan las palomas,
tú las miras, yo las miro
y ellas se hacen las locas..."
Rafael Sánchez Ortega ©
28/11/15
abandonado y con rosas,
donde nace la alegría,
cada mañana a deshoras.
Jardín perfecto y de luces
con esa esencia tan roja,
que desprende castañuelas
y guitarras como norma.
Porque las flores que emite
son, ¡cómo no!, unas joyas,
donde renace el rocío
tras una noche de sombras.
Sombras que van y que vienen
y caen del cielo, cual gotas,
pequeñas perlas preciadas
que de él resbalan, hermosas.
Existe un jardín pequeño
que desprende muchas notas,
pentagramas variopintos
que nos dejan sus aromas.
Unas llegan a las almas,
otras dulces ya las rozan,
y hasta animan los sentidos
con las rosas y amapolas.
¡Ay jardín que así me llamas
y también que me enamoras,
no me ofusques los latidos
ni el corazón gota a gota!
Porque la vida que pasa
es un jardín con sus hojas
que van volando a los pechos
del corazón donde posan.
"...Existe un jardín pequeño
donde vuelan las palomas,
tú las miras, yo las miro
y ellas se hacen las locas..."
Rafael Sánchez Ortega ©
28/11/15
POR UNA VIEJA ESCALERA...
Por una vieja escalera
van quedando los recuerdos,
fantasías que la vida
nos regala con el tiempo.
Esos grises escalones
son así, como remiendos,
estaciones y paradas
de ilusiones y momentos.
Unos crujen al pisarlos,
otros ceden con los sueños,
telarañas de alegría
con sollozos encubiertos.
Hay descansos y pasillos,
algún tramo está durmiendo,
y prosiguen, la subida,
unos pasos con su dueño.
Es la vida que susurra
y revuelve, con sus flecos,
unos dulces remolinos
del pasado y su reflejo.
Sin embargo, la escalera,
tiene huellas en su centro,
confidencias de mañanas
y también de pensamientos.
Hay susurros en el aire
pronunciados en secreto,
y preguntas a la nada
con respuestas del silencio.
Es por eso que prosigue
la escalera en estos versos,
con suspiros del otoño
y ya un tanto soñolientos.
"...Por eso buscas, temblando,
el escalón verdadero,
para llegar a la puerta
donde te espera ese beso..."
Rafael Sánchez Ortega ©
27/11/15
TE ESCRIBO A TI...
Te escribo a ti, poeta de los sueños,
que miras en la noche a las estrellas,
yo quiero que les lleves un mensaje
y digas que las cedo mi tristeza.
De noche las estrellas se recogen,
incluso hasta parecen ser más bellas,
contienen componentes de ternura
que inundan nuestros sueños y cabezas.
Te escribo con mis trazos definidos,
suspiros que reemplazan a las letras,
pequeñas mariposas juveniles
que vuelan y quisieran ser eternas.
Pero es en la parcela de nostalgia,
allí donde se rompen las leyendas,
y forman los profundos remolinos
que anegan a las almas con sus penas.
Te escribo a ti, poeta irreverente,
que sientes el rumor de las mareas,
y viertes en tus versos tantas playas
que saben a salitres y sal muera.
De noche se te ve muy complacido
charlando, ¡cómo no!, con las sirenas,
incluso con las olas juguetonas
que rozan a tus pies con sutileza.
Te escribo con mis líneas vacilantes
las mismas que cruzaron mil fronteras,
rogando que las subas a los cielos
y formes con sus letras un poema.
Pero es el corazón, el que me manda,
y pide que me ayudes en la empresa;
yo quiero que me lleves este beso
al labio tembloroso que lo espera.
"...Te escribo a ti, no tengo otro camino,
poeta que me acunas y me aneas,
tú sabes los misterios de mi alma
y sabes del Amor que allí se encierra..."
Rafael Sánchez Ortega ©
26/11/15
que miras en la noche a las estrellas,
yo quiero que les lleves un mensaje
y digas que las cedo mi tristeza.
De noche las estrellas se recogen,
incluso hasta parecen ser más bellas,
contienen componentes de ternura
que inundan nuestros sueños y cabezas.
Te escribo con mis trazos definidos,
suspiros que reemplazan a las letras,
pequeñas mariposas juveniles
que vuelan y quisieran ser eternas.
Pero es en la parcela de nostalgia,
allí donde se rompen las leyendas,
y forman los profundos remolinos
que anegan a las almas con sus penas.
Te escribo a ti, poeta irreverente,
que sientes el rumor de las mareas,
y viertes en tus versos tantas playas
que saben a salitres y sal muera.
De noche se te ve muy complacido
charlando, ¡cómo no!, con las sirenas,
incluso con las olas juguetonas
que rozan a tus pies con sutileza.
Te escribo con mis líneas vacilantes
las mismas que cruzaron mil fronteras,
rogando que las subas a los cielos
y formes con sus letras un poema.
Pero es el corazón, el que me manda,
y pide que me ayudes en la empresa;
yo quiero que me lleves este beso
al labio tembloroso que lo espera.
"...Te escribo a ti, no tengo otro camino,
poeta que me acunas y me aneas,
tú sabes los misterios de mi alma
y sabes del Amor que allí se encierra..."
Rafael Sánchez Ortega ©
26/11/15
UN DÍA...
Un día había un niño que soñaba.
Creía en el amor y en ser poeta.
Hablaba en el silencio a la Palabra
y de ella pretendía una respuesta.
El tiempo restañaba sus legañas,
vagaba entre marinos y traineras,
a veces se asomaba a las ventanas
de campos solitarios y cigüeñas.
Pero es la evocación de aquella estampa,
la luz de las pupilas tan inquietas,
la eterna sinfonía de las almas
de un mundo juvenil con primaveras.
Por eso ese pasado con nostalgia,
remueve el corazón y las conciencias,
agita la quietud de las entrañas
y surgen en las playas las sirenas.
* * *
Un día despertó de su letargo,
el niño, prisionero y sin fronteras,
quería remover aquel pasado
volviendo a sus estudios en la escuela.
Trataba de encontrar aquella mano,
el rizo juvenil, que lo embelesa,
la voz inconfundible de otro labio
dejado por el mar en un poema.
Estaba como un niño, enamorado,
soñando con la tierna Dulcinea,
quería ser Quijote en su caballo
y andar por esa Mancha de leyenda.
Los sueños son eternos, sin fracasos,
y cunden en el alma del asceta,
en cambio son marjales y pantanos
si un niño los confunde con estrellas.
* * *
"...Un día había un niño en una plaza,
jugaba, sin cesar, a la rayuela,
sus versos tan sutiles y encantados
querían ir al cielo, con la hiedra..."
Rafael Sánchez Ortega ©
25/11/15
EN AQUELLAS AULAS...
En aquellas aulas,
de grises paredes,
nacieron los sueños
de grises paredes,
nacieron los sueños
bañados de nieve.
Vinieron, sin duda,
los cielos celestes,
las ninfas doradas
en mares muy verdes.
Vinieron los niños,
también en corceles,
jugando y soñando
con barcos y trenes.
No pudo el silencio,
quizás sustraerse,
besando la sombra
que dejan los puentes.
Y entonces la luna,
la ninfa perenne,
sacó su sonrisa
de niña de siempre.
Miró hacia las aulas
con rostro valiente,
dejando un mensaje
de forma muy breve:
"Tened alegría,
pequeños maestres,
hoy sois aprendices
de un mundo que viene.
Que llega y que pasa,
que nace y que muere,
y en él, vuestro barco,
será diferente.
Tendrá por escudo
vencer a la suerte,
llevando en su proa
la luz de la fiebre.
Y así, convencidos,
veréis a los muelles,
y en ellos figuras
que ansiosas os quieren".
La luna se marcha,
se nubla y se duerme,
los barcos reposan
de forma silente.
Y arriba, en las aulas,
dos niños atienden,
que así tres por tres
resulta ser nueve.
La voz del maestro
resuena y les mece,
arrulla sus ojos
y roza las sienes.
Lección de la vida,
tic-tac de paredes,
de niños que sueñan
y viven y aprenden.
"...En aquellas aulas,
del viejo noviembre,
nacieron promesas,
suspiros y preces..."
Rafael Sánchez Ortega ©
24/11/15
Vinieron, sin duda,
los cielos celestes,
las ninfas doradas
en mares muy verdes.
Vinieron los niños,
también en corceles,
jugando y soñando
con barcos y trenes.
No pudo el silencio,
quizás sustraerse,
besando la sombra
que dejan los puentes.
Y entonces la luna,
la ninfa perenne,
sacó su sonrisa
de niña de siempre.
Miró hacia las aulas
con rostro valiente,
dejando un mensaje
de forma muy breve:
"Tened alegría,
pequeños maestres,
hoy sois aprendices
de un mundo que viene.
Que llega y que pasa,
que nace y que muere,
y en él, vuestro barco,
será diferente.
Tendrá por escudo
vencer a la suerte,
llevando en su proa
la luz de la fiebre.
Y así, convencidos,
veréis a los muelles,
y en ellos figuras
que ansiosas os quieren".
La luna se marcha,
se nubla y se duerme,
los barcos reposan
de forma silente.
Y arriba, en las aulas,
dos niños atienden,
que así tres por tres
resulta ser nueve.
La voz del maestro
resuena y les mece,
arrulla sus ojos
y roza las sienes.
Lección de la vida,
tic-tac de paredes,
de niños que sueñan
y viven y aprenden.
"...En aquellas aulas,
del viejo noviembre,
nacieron promesas,
suspiros y preces..."
Rafael Sánchez Ortega ©
24/11/15
LA LUNA MIRA EN LA NOCHE...
La luna mira en la noche
los paseos tan vacíos,
y el avance de las sombras
por jardines ya tranquilos.
Se quedaron silenciosos
¡cómo no, los caballitos!,
que subían y bajaban
con los pies de tantos niños.
Y volaron los gorriones
a buscar, de nuevo, abrigo,
al amparo de las ramas
y el alero con sus nidos.
Y también nuestros ancianos,
se volvieron despacito,
a ese techo que es su casa
sin meter mucho ruido.
Es por eso que la luna
da sus pasos con sigilo,
y nos mira con sus rayos
e ilumina el infinito.
Ella quiere que ese roce
sea el beso de los niños,
y el abrazo caluroso
que les lleve su cariño.
Por lo tanto continúa
con su hermoso recorrido,
y hasta alumbra en las callejas
y en la torre del castillo.
En la huerta, las cigarras,
reproducen mil sonidos,
a la vez que su presencia
hace un dúo con los grillos.
"...Bella luna, luna llena,
que así asomas a este escrito,
ten paciencia y no te duermas
con los besos que te envío..."
Rafael Sánchez Ortega ©
23/11/15
los paseos tan vacíos,
y el avance de las sombras
por jardines ya tranquilos.
Se quedaron silenciosos
¡cómo no, los caballitos!,
que subían y bajaban
con los pies de tantos niños.
Y volaron los gorriones
a buscar, de nuevo, abrigo,
al amparo de las ramas
y el alero con sus nidos.
Y también nuestros ancianos,
se volvieron despacito,
a ese techo que es su casa
sin meter mucho ruido.
Es por eso que la luna
da sus pasos con sigilo,
y nos mira con sus rayos
e ilumina el infinito.
Ella quiere que ese roce
sea el beso de los niños,
y el abrazo caluroso
que les lleve su cariño.
Por lo tanto continúa
con su hermoso recorrido,
y hasta alumbra en las callejas
y en la torre del castillo.
En la huerta, las cigarras,
reproducen mil sonidos,
a la vez que su presencia
hace un dúo con los grillos.
"...Bella luna, luna llena,
que así asomas a este escrito,
ten paciencia y no te duermas
con los besos que te envío..."
Rafael Sánchez Ortega ©
23/11/15
A VECES, CUANDO LLUEVE...
A veces, cuando llueve, te estremeces
y sientes la pasión de no hacer nada,
incluso de soñar con mariposas,
con mares y leyendas muy lejanas.
Te inclinas por cerrar esos ojitos,
buscar en el silencio sus palabras,
aquellas que dejaron los ausentes,
y ahora son, sin duda, telarañas.
Entonces se desborda la entelequia
y surgen maravillas encantadas,
las mismas que recrean los sentidos
y salen, a su vez, de las entrañas.
No puedes olvidarte del recuerdo,
de calles y ciudades con sus plazas,
de aquellas mañanitas, agridulces,
llevando tu resaca a las espaldas.
A veces, cuando llueve, te solapas,
y ocultas las ojeras de tu cara,
producto de vigilias venturosas
y el néctar de unos labios en la cama.
Recuerdas que sonaban los cristales,
la lluvia y el granizo resbalaban,
el viento estremecía los sentidos
y afuera repicaban las campanas.
Pero es un sentimiento ineludible
ahogado, como nunca, en tu garganta,
y entonces son tus dedos muy traviesos
haciendo con mi piel un pentagrama.
Te escurres de la vida y de la lluvia,
te estiras al calor de la fogata,
los brazos y las brasas que te esperan
y el labio enamorado que te ama.
"...A veces, cuando llueve, te enamoras,
y sientes la pasión tan deseada,
la misma que acelera los latidos
y arranca mil suspiros de las almas..."
Rafael Sánchez Ortega ©
22/11/15
y sientes la pasión de no hacer nada,
incluso de soñar con mariposas,
con mares y leyendas muy lejanas.
Te inclinas por cerrar esos ojitos,
buscar en el silencio sus palabras,
aquellas que dejaron los ausentes,
y ahora son, sin duda, telarañas.
Entonces se desborda la entelequia
y surgen maravillas encantadas,
las mismas que recrean los sentidos
y salen, a su vez, de las entrañas.
No puedes olvidarte del recuerdo,
de calles y ciudades con sus plazas,
de aquellas mañanitas, agridulces,
llevando tu resaca a las espaldas.
A veces, cuando llueve, te solapas,
y ocultas las ojeras de tu cara,
producto de vigilias venturosas
y el néctar de unos labios en la cama.
Recuerdas que sonaban los cristales,
la lluvia y el granizo resbalaban,
el viento estremecía los sentidos
y afuera repicaban las campanas.
Pero es un sentimiento ineludible
ahogado, como nunca, en tu garganta,
y entonces son tus dedos muy traviesos
haciendo con mi piel un pentagrama.
Te escurres de la vida y de la lluvia,
te estiras al calor de la fogata,
los brazos y las brasas que te esperan
y el labio enamorado que te ama.
"...A veces, cuando llueve, te enamoras,
y sientes la pasión tan deseada,
la misma que acelera los latidos
y arranca mil suspiros de las almas..."
Rafael Sánchez Ortega ©
22/11/15
DE PRONTO LLEGA LA LLUVIA...
De pronto llega la lluvia,
la tormenta y el granizo,
y el otoño se convierte
en un tiempo de suspiros
Sopla el viento con denuedo
y nos deja sus aullidos,
con sus ráfagas inquietas
que producen remolinos.
Es por eso que los cuerpos,
ateridos por el frío,
se refugien en las casas,
junto al fuego y con un libro.
Aunque hay otros que caminan
por senderos infinitos,
los que buscan, de la vida,
esos versos y latidos.
Unos versos que ella deja
a través de sus escritos,
en las gentes y en las calles
día a día y con sigilo.
Una bruma seductora
es el manto de los lirios,
ese paño que a los labios
los recubre de rocío.
Sin embargo tantas gotas
no son llantos ni gemidos,
es el tiempo del otoño
que acabó su veranillo.
Por lo tanto no rebusques
ni te sientas aludido,
es el tiempo, simplemente
y un otoño muy preciso.
"...Si acaso siente la lluvia
y bésala con cariño,
como la misma te besa
y acaricia con su mimo..."
Rafael Sánchez Ortega ©
21/11/15
la tormenta y el granizo,
y el otoño se convierte
en un tiempo de suspiros
Sopla el viento con denuedo
y nos deja sus aullidos,
con sus ráfagas inquietas
que producen remolinos.
Es por eso que los cuerpos,
ateridos por el frío,
se refugien en las casas,
junto al fuego y con un libro.
Aunque hay otros que caminan
por senderos infinitos,
los que buscan, de la vida,
esos versos y latidos.
Unos versos que ella deja
a través de sus escritos,
en las gentes y en las calles
día a día y con sigilo.
Una bruma seductora
es el manto de los lirios,
ese paño que a los labios
los recubre de rocío.
Sin embargo tantas gotas
no son llantos ni gemidos,
es el tiempo del otoño
que acabó su veranillo.
Por lo tanto no rebusques
ni te sientas aludido,
es el tiempo, simplemente
y un otoño muy preciso.
"...Si acaso siente la lluvia
y bésala con cariño,
como la misma te besa
y acaricia con su mimo..."
Rafael Sánchez Ortega ©
21/11/15
SON TUS OJOS...
Son tus ojos dos luceros
y dos faros en el mar,
que iluminan en la noche
y previenen del puntal.
Esa mole tenebrosa
que destaca en bajamar,
con perfiles asesinos
y silueta de alcatraz.
Unos labios a esos ojos
ya se quieren acercar,
y los rozan suavemente
con sus alas de cristal.
Es por eso que, tus ojos,
son tan lindos de besar,
que se anean y se arrullan
como el río en su caudal.
Son tus ojos madreselvas
que enternecen por su paz,
dos gotitas de rocío
que no cesan de vibrar.
Son suspiros silenciosos
extraídos de un fanal,
dos pequeñas mariposas
que no cesan de volar.
Dos capullos, simplemente,
escapados de un rosal,
y un susurro y un latido
que nos dicen la verdad.
Que otros ojos nos esperan
en un faro sin igual,
y unos labios ya musitan
la canción del capitán.
"...Son tus ojos dos tesoros,
dos luceros que guardar,
dos hermosas madreselvas
que me entregan tu bondad..."
Rafael Sánchez Ortega ©
20/11/15
y dos faros en el mar,
que iluminan en la noche
y previenen del puntal.
Esa mole tenebrosa
que destaca en bajamar,
con perfiles asesinos
y silueta de alcatraz.
Unos labios a esos ojos
ya se quieren acercar,
y los rozan suavemente
con sus alas de cristal.
Es por eso que, tus ojos,
son tan lindos de besar,
que se anean y se arrullan
como el río en su caudal.
Son tus ojos madreselvas
que enternecen por su paz,
dos gotitas de rocío
que no cesan de vibrar.
Son suspiros silenciosos
extraídos de un fanal,
dos pequeñas mariposas
que no cesan de volar.
Dos capullos, simplemente,
escapados de un rosal,
y un susurro y un latido
que nos dicen la verdad.
Que otros ojos nos esperan
en un faro sin igual,
y unos labios ya musitan
la canción del capitán.
"...Son tus ojos dos tesoros,
dos luceros que guardar,
dos hermosas madreselvas
que me entregan tu bondad..."
Rafael Sánchez Ortega ©
20/11/15
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