EN AQUELLAS AULAS...
En aquellas aulas,
de grises paredes,
nacieron los sueños
de grises paredes,
nacieron los sueños
bañados de nieve.
Vinieron, sin duda,
los cielos celestes,
las ninfas doradas
en mares muy verdes.
Vinieron los niños,
también en corceles,
jugando y soñando
con barcos y trenes.
No pudo el silencio,
quizás sustraerse,
besando la sombra
que dejan los puentes.
Y entonces la luna,
la ninfa perenne,
sacó su sonrisa
de niña de siempre.
Miró hacia las aulas
con rostro valiente,
dejando un mensaje
de forma muy breve:
"Tened alegría,
pequeños maestres,
hoy sois aprendices
de un mundo que viene.
Que llega y que pasa,
que nace y que muere,
y en él, vuestro barco,
será diferente.
Tendrá por escudo
vencer a la suerte,
llevando en su proa
la luz de la fiebre.
Y así, convencidos,
veréis a los muelles,
y en ellos figuras
que ansiosas os quieren".
La luna se marcha,
se nubla y se duerme,
los barcos reposan
de forma silente.
Y arriba, en las aulas,
dos niños atienden,
que así tres por tres
resulta ser nueve.
La voz del maestro
resuena y les mece,
arrulla sus ojos
y roza las sienes.
Lección de la vida,
tic-tac de paredes,
de niños que sueñan
y viven y aprenden.
"...En aquellas aulas,
del viejo noviembre,
nacieron promesas,
suspiros y preces..."
Rafael Sánchez Ortega ©
24/11/15
Vinieron, sin duda,
los cielos celestes,
las ninfas doradas
en mares muy verdes.
Vinieron los niños,
también en corceles,
jugando y soñando
con barcos y trenes.
No pudo el silencio,
quizás sustraerse,
besando la sombra
que dejan los puentes.
Y entonces la luna,
la ninfa perenne,
sacó su sonrisa
de niña de siempre.
Miró hacia las aulas
con rostro valiente,
dejando un mensaje
de forma muy breve:
"Tened alegría,
pequeños maestres,
hoy sois aprendices
de un mundo que viene.
Que llega y que pasa,
que nace y que muere,
y en él, vuestro barco,
será diferente.
Tendrá por escudo
vencer a la suerte,
llevando en su proa
la luz de la fiebre.
Y así, convencidos,
veréis a los muelles,
y en ellos figuras
que ansiosas os quieren".
La luna se marcha,
se nubla y se duerme,
los barcos reposan
de forma silente.
Y arriba, en las aulas,
dos niños atienden,
que así tres por tres
resulta ser nueve.
La voz del maestro
resuena y les mece,
arrulla sus ojos
y roza las sienes.
Lección de la vida,
tic-tac de paredes,
de niños que sueñan
y viven y aprenden.
"...En aquellas aulas,
del viejo noviembre,
nacieron promesas,
suspiros y preces..."
Rafael Sánchez Ortega ©
24/11/15
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario