ME PÌERDO...
Me pierdo por senderos y cañadas
buscando un no sé qué, quizás extraño,
mi brújula vacila y pierde el rumbo
llevando confusión hasta mis pasos.
Es cierto que murmuran las estrellas,
que cantan las sirenas bajo el árbol,
que nadan mariposas por los mares
y causa maravillas el tabaco.
Sin duda la razón está perdida,
los locos se apresuran al trabajo,
los cuerdos hacen fila en la tortura
tratando de encontrar su camposanto.
Por eso, soñoliento y confundido,
me pierdo en la campana y el badajo,
oyendo y escuchando melodías
surgidas de silencios, no muy claros.
Me pierdo cuando miro tu figura
y veo, con envidia, que los años,
no pasan y suspiran día a día,
ni dejan a tu cuerpo amortizado.
Es cierto que mis ojos, soñolientos,
están en el otoño y muy cansados,
precisan de esas gotas milagrosas,
y el beso inmaculado de tus labios.
Por eso yo percibo tu silueta
igual en primavera que en verano,
y sigo, complacido, por la playa,
las huellas, en la arena, con tu rastro.
Te advierto que no quiero sonrojarte,
ni quiero que te asustes cuando hablo,
tan solo yo te pido una sonrisa,
que dure y que perdure muchos ratos.
"...Me pierdo cuando busco, lo que tengo,
tan lejos, que no veo que, a mi lado,
me sigues, en silencio, cada día,
y rozas a mi mano con tu mano..."
Rafael Sánchez Ortega ©
09/12/15
buscando un no sé qué, quizás extraño,
mi brújula vacila y pierde el rumbo
llevando confusión hasta mis pasos.
Es cierto que murmuran las estrellas,
que cantan las sirenas bajo el árbol,
que nadan mariposas por los mares
y causa maravillas el tabaco.
Sin duda la razón está perdida,
los locos se apresuran al trabajo,
los cuerdos hacen fila en la tortura
tratando de encontrar su camposanto.
Por eso, soñoliento y confundido,
me pierdo en la campana y el badajo,
oyendo y escuchando melodías
surgidas de silencios, no muy claros.
Me pierdo cuando miro tu figura
y veo, con envidia, que los años,
no pasan y suspiran día a día,
ni dejan a tu cuerpo amortizado.
Es cierto que mis ojos, soñolientos,
están en el otoño y muy cansados,
precisan de esas gotas milagrosas,
y el beso inmaculado de tus labios.
Por eso yo percibo tu silueta
igual en primavera que en verano,
y sigo, complacido, por la playa,
las huellas, en la arena, con tu rastro.
Te advierto que no quiero sonrojarte,
ni quiero que te asustes cuando hablo,
tan solo yo te pido una sonrisa,
que dure y que perdure muchos ratos.
"...Me pierdo cuando busco, lo que tengo,
tan lejos, que no veo que, a mi lado,
me sigues, en silencio, cada día,
y rozas a mi mano con tu mano..."
Rafael Sánchez Ortega ©
09/12/15
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