AQUELLOS ESCALONES...
Aquellos escalones,
un tanto polvorientos,
subían a la torre
y al faro del torrero.
Estaban descuidadas,
quizás con mil misterios,
cubiertas de penumbras
por años y recuerdos.
Allí, las golondrinas,
paraban en sus vuelos,
cruzando las ventanas
buscando los aleros.
Abajo, las gaviotas,
posaban en el puerto,
y a veces, en la playa
siguiendo a los veleros.
Aquellos escalones,
del faro que te cuento,
forjaron las leyendas
de un niño con sus sueños.
Así cruzó los mares,
venciendo a los océanos,
llegando hasta otros mundos
de paz y de luceros.
Allí, las margaritas,
crecían por los suelos,
y flores tropicales
de olores muy diversos.
Nació la poesía,
sin duda, por su pecho,
llegando mariposas
y rimas a sus versos.
"...Aquellos escalones
quedaron en silencio,
durmieron en el alma
del niño soñoliento..."
Rafael Sánchez Ortega ©
22/12/15
un tanto polvorientos,
subían a la torre
y al faro del torrero.
Estaban descuidadas,
quizás con mil misterios,
cubiertas de penumbras
por años y recuerdos.
Allí, las golondrinas,
paraban en sus vuelos,
cruzando las ventanas
buscando los aleros.
Abajo, las gaviotas,
posaban en el puerto,
y a veces, en la playa
siguiendo a los veleros.
Aquellos escalones,
del faro que te cuento,
forjaron las leyendas
de un niño con sus sueños.
Así cruzó los mares,
venciendo a los océanos,
llegando hasta otros mundos
de paz y de luceros.
Allí, las margaritas,
crecían por los suelos,
y flores tropicales
de olores muy diversos.
Nació la poesía,
sin duda, por su pecho,
llegando mariposas
y rimas a sus versos.
"...Aquellos escalones
quedaron en silencio,
durmieron en el alma
del niño soñoliento..."
Rafael Sánchez Ortega ©
22/12/15
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