TE ESCRIBO A TI...
Te escribo a ti, poeta de los sueños,
que miras en la noche a las estrellas,
yo quiero que les lleves un mensaje
y digas que las cedo mi tristeza.
De noche las estrellas se recogen,
incluso hasta parecen ser más bellas,
contienen componentes de ternura
que inundan nuestros sueños y cabezas.
Te escribo con mis trazos definidos,
suspiros que reemplazan a las letras,
pequeñas mariposas juveniles
que vuelan y quisieran ser eternas.
Pero es en la parcela de nostalgia,
allí donde se rompen las leyendas,
y forman los profundos remolinos
que anegan a las almas con sus penas.
Te escribo a ti, poeta irreverente,
que sientes el rumor de las mareas,
y viertes en tus versos tantas playas
que saben a salitres y sal muera.
De noche se te ve muy complacido
charlando, ¡cómo no!, con las sirenas,
incluso con las olas juguetonas
que rozan a tus pies con sutileza.
Te escribo con mis líneas vacilantes
las mismas que cruzaron mil fronteras,
rogando que las subas a los cielos
y formes con sus letras un poema.
Pero es el corazón, el que me manda,
y pide que me ayudes en la empresa;
yo quiero que me lleves este beso
al labio tembloroso que lo espera.
"...Te escribo a ti, no tengo otro camino,
poeta que me acunas y me aneas,
tú sabes los misterios de mi alma
y sabes del Amor que allí se encierra..."
Rafael Sánchez Ortega ©
26/11/15
que miras en la noche a las estrellas,
yo quiero que les lleves un mensaje
y digas que las cedo mi tristeza.
De noche las estrellas se recogen,
incluso hasta parecen ser más bellas,
contienen componentes de ternura
que inundan nuestros sueños y cabezas.
Te escribo con mis trazos definidos,
suspiros que reemplazan a las letras,
pequeñas mariposas juveniles
que vuelan y quisieran ser eternas.
Pero es en la parcela de nostalgia,
allí donde se rompen las leyendas,
y forman los profundos remolinos
que anegan a las almas con sus penas.
Te escribo a ti, poeta irreverente,
que sientes el rumor de las mareas,
y viertes en tus versos tantas playas
que saben a salitres y sal muera.
De noche se te ve muy complacido
charlando, ¡cómo no!, con las sirenas,
incluso con las olas juguetonas
que rozan a tus pies con sutileza.
Te escribo con mis líneas vacilantes
las mismas que cruzaron mil fronteras,
rogando que las subas a los cielos
y formes con sus letras un poema.
Pero es el corazón, el que me manda,
y pide que me ayudes en la empresa;
yo quiero que me lleves este beso
al labio tembloroso que lo espera.
"...Te escribo a ti, no tengo otro camino,
poeta que me acunas y me aneas,
tú sabes los misterios de mi alma
y sabes del Amor que allí se encierra..."
Rafael Sánchez Ortega ©
26/11/15
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