AL PASAR POR EL CIELO LAS GAVIOTAS
Al pasar por el cielo las gaviotas
dejaban con sus alas un mensaje,
decían muchas cosas en su vuelo
hablando con las olas y los mares.
Contaban las historias a los niños,
aquellas que ofrecieron a sus padres,
llevando con su ingenio la sorpresa
a niños y mayores en la tarde.
Narraban las leyendas de marinos
pescando, mar allende, por los mares,
luchando con tormentas y borrascas
en medio de furiosos huracanes.
Hablaban en su charla sin palabras,
a jóvenes que ahora son amantes,
y aquellos escuchaban en silencio,
relatos con ribetes de romances.
...De pronto, estremecido, sentí pasos,
venían desde el fondo de la calle,
no eran las gaviotas en su vuelo,
tampoco marineros a sus naves.
Los pasos se acercaban invisibles,
sin ver a la figura que los calce,
no había más allá de las tinieblas,
gaviotas ni impacientes alcatraces.
Había simplemente ese sonido,
el dulce taconeo con raigambre,
llegando lentamente hasta mi lado
sin música de fondo ni equipaje.
Por eso las gaviotas se marchaban,
deprisa, por llegar a nuestro baile,
el baile de los valses y los versos
el sueño de los locos inmortales.
Rafael Sánchez Ortega ©
28/04/10
dejaban con sus alas un mensaje,
decían muchas cosas en su vuelo
hablando con las olas y los mares.
Contaban las historias a los niños,
aquellas que ofrecieron a sus padres,
llevando con su ingenio la sorpresa
a niños y mayores en la tarde.
Narraban las leyendas de marinos
pescando, mar allende, por los mares,
luchando con tormentas y borrascas
en medio de furiosos huracanes.
Hablaban en su charla sin palabras,
a jóvenes que ahora son amantes,
y aquellos escuchaban en silencio,
relatos con ribetes de romances.
...De pronto, estremecido, sentí pasos,
venían desde el fondo de la calle,
no eran las gaviotas en su vuelo,
tampoco marineros a sus naves.
Los pasos se acercaban invisibles,
sin ver a la figura que los calce,
no había más allá de las tinieblas,
gaviotas ni impacientes alcatraces.
Había simplemente ese sonido,
el dulce taconeo con raigambre,
llegando lentamente hasta mi lado
sin música de fondo ni equipaje.
Por eso las gaviotas se marchaban,
deprisa, por llegar a nuestro baile,
el baile de los valses y los versos
el sueño de los locos inmortales.
Rafael Sánchez Ortega ©
28/04/10
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