ME VOY CON ESTE VIENTO DE MI TIERRA
Me voy con este viento de mi tierra
a seguir tras sus pasos por los mares,
y rozar a través de tu vestido
ese mundo de ensueños y paisajes.
Esas tierras cubiertas de leyendas
que se ven más allá de las ciudades,
ese polvo que cubre los caminos,
que remueven los pies del caminante.
Hay allí unas notas de nostalgia,
desprendidas de días y de tardes,
es la música suave de la vida,
es la oda y el canto que renacen.
Pero el viento invisible al que persigo,
es el fiero enemigo de las naves,
es la brisa que empieza en la mañana,
y el nordeste de tardes infernales.
Sin embargo no todo es negativo
y este viento nos deja las saudades,
ese tiempo vivido del pasado,
ese rato quizás inolvidable.
Me voy con el nordeste, que me lleva,
quizás entre las olas para el baile,
allí donde la música es sublime
sonando por doquier, en todas partes.
El vals es ese baile preferido,
lo danzan, con las olas, los corales,
girando sin descanso con las aguas,
latiendo corazones que renancen.
Hay bella maravilla de la vida,
renueva mis latidos y mi sangre,
no dejes que se apaguen esas llamas
el fuego con las brasas donde arden.
Ignoro muchas cosas de la misma,
y sueño como sueñan los moratales,
quizás con la inocencia de los niños,
que llevan la verdad por equipaje.
¡Ay tierno corazón!, no me abandones,
la vida y los suspiros son iguales,
se vienen y se van con el nordeste,
gritando nuestros nombres por las calles.
Rafael Sánchez Ortega ©
21/04/10
a seguir tras sus pasos por los mares,
y rozar a través de tu vestido
ese mundo de ensueños y paisajes.
Esas tierras cubiertas de leyendas
que se ven más allá de las ciudades,
ese polvo que cubre los caminos,
que remueven los pies del caminante.
Hay allí unas notas de nostalgia,
desprendidas de días y de tardes,
es la música suave de la vida,
es la oda y el canto que renacen.
Pero el viento invisible al que persigo,
es el fiero enemigo de las naves,
es la brisa que empieza en la mañana,
y el nordeste de tardes infernales.
Sin embargo no todo es negativo
y este viento nos deja las saudades,
ese tiempo vivido del pasado,
ese rato quizás inolvidable.
Me voy con el nordeste, que me lleva,
quizás entre las olas para el baile,
allí donde la música es sublime
sonando por doquier, en todas partes.
El vals es ese baile preferido,
lo danzan, con las olas, los corales,
girando sin descanso con las aguas,
latiendo corazones que renancen.
Hay bella maravilla de la vida,
renueva mis latidos y mi sangre,
no dejes que se apaguen esas llamas
el fuego con las brasas donde arden.
Ignoro muchas cosas de la misma,
y sueño como sueñan los moratales,
quizás con la inocencia de los niños,
que llevan la verdad por equipaje.
¡Ay tierno corazón!, no me abandones,
la vida y los suspiros son iguales,
se vienen y se van con el nordeste,
gritando nuestros nombres por las calles.
Rafael Sánchez Ortega ©
21/04/10
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