ES LA HORA DE DORMIR...


Es la hora de dormir
y dejar descansar los libros.
Se apagan las luces,
se cierran las ventanas
y los tomos se dejan indolentes
en la mesa.


La pluma reposa tranquila en su escritorio,
muy cerca del cuaderno abierto,
donde unos versos aparecen aparcados
y esperando la rima y el sonido.


Cerca hay una cajetilla de tabaco acabada,
un vaso con un poso de ginebra,
unas colillas apiladas en un cenicero
y una papelera donde duermen algunos borradores
inacabados.


"Es la hora de dormir", me digo, y debo hacerlo.
Ya sé que el cuerpo me pide que prosiga,
que continúe escribiendo,
que siga buscando la palabra precisa,
el verso ágil y sensual,
la rima alegre que llene tu oído
y la música sincera que llegue a tu alma...
Pero no es posible.
¡Hoy ya no.!


Debo retirarme a dormir y lo hago no sabiendo
si mañana podré continuar lo que he empezado.
Por eso quizás me rebelo contra el reloj
que marca la hora y contra el destino
que me condiciona.
No sé si mañana abriré los ojos,
ni sé si estaré vivo para continuar escribiendo,
y lo peor de todo
"no sé si estos versos te llegarán algún día,
para que en ellos recibas el mensaje de mi amor"


Rafael Sánchez Ortega ©
22/05/12

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