NO LLORARÉ, NO TEMAS, POR TU MARCHA...


No lloraré, no temas, por tu marcha,
ni mojarán mis lágrimas la calle,
un día comprendí que no eras mía
y entonces ya lloré por ese lance.

Recuerdo aquella tarde y no la olvido,
nos vimos, como siempre, junto al parque,
tomamos un café para entonarnos
y luego nos miramos en la tarde.

De pronto tu mirada me esquivaba,
miraba en la ventana hacia los árboles,
buscabas más allá de los jardines,
un algo misterioso e inexplicable.

No supe qué mirabas a lo lejos,
tampoco yo no quise preguntarte,
temblaba como el junco en la ribera
y el miedo me impedía que te hablase.

Sabía que en el fondo me ocultabas
sucesos o noticias de tu parte,
y no eran pequeñeces de la vida
aquello que querías ocultarme.

Pugnaban en mi pecho los suspiros
quizás porque sentía los puñales,
y casi en un susurro, tus palabras:
"me voy", tú me dijiste, sin mirarme.

Temblaron las ventanas de mi alma
cayendo hacia los suelos sus cristales,
mil trozos se esparcieron por los suelos
y en ellos esperanzas y azahares.

Las rosas que sembramos una a una,
quedaron marchitadas al socaire,
los sueños compartidos con esmero
se fueron para siempre, en un instante.

No quise preguntarte los motivos,
marchabas de mi lado sin combate,
tan solo deseaba tu mirada
y en ella ver mis besos tan leales.

Más no me permitiste tal deseo
y ambos separamos nuestros viajes,
nos fuimos por senderos diferentes
a un mundo de tristeza y de cobardes.

"...No lloraré, me dije, por tu marcha,
ni soltaré mis lágrimas al aire,
me quedo con el alma entristecida
y quiero que el silencio me acompañe..."

Rafael Sánchez Ortega ©
02/05/12

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